El éxito del Real Madrid tiene varias claves. Ganar tres Champions League consecutivas -cuatro en cinco años- no es cuestión de suerte, casualidad o azar. Todo tiene un porqué. Ni Bayern Múnich, ni Atlético de Madrid, ni PSG, ni Juventus. Ninguno de los grandes equipos europeos ha sido capaz de arrebatarle el trono al rey de Europa. Y esta dinastía, término que acuñaron varios de los jugadores blancos a la conclusión de la final contra el Liverpool, se sustenta sobre varios pilares, que han convertido al conjunto blanco en invencible. ​

Los jugadores celebran la victoria contra el Liverpool

La plantilla confeccionada por Zinedine Zidane cuenta con una amplia gama de variantes. El Madrid tan pronto puede dominar a través de la pelota, como puede jugar al contraataque. Es capaz de alternar la presión alta con el repliegue defensivo. Maneja todas las situaciones de juego. Pero si algo caracteriza a este equipo y le ha llevado hasta la gloria en tres ocasiones consecutivas es la famosa pegada.

EL MÁS EFECTIVO

Tal y como indica un informe del CIES Football Observatory, los blancos son el equipo que mayor ventaja saca de sus visitas al área rival. Cuenta con un 11,8% de efectividad en la zona de castigo, el ratio más alto de todos los equipos europeos -incluido el Barcelona con un 9,8%- y, pese a no lograr el campeonato liguero, también fue más productivo que los culés, con un 61% -frente al 52% de los blaugranas-. Datos que hablan a las claras del gigante potencial de una plantilla, que ha logrado ya entrar en la historia, tanto del club como del fútbol, en general.

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