El planteamiento de Zinedine Zidane para medirse a la Vecchia Signora sigue siendo una incógnita. Al igual que sucede con los protagonistas que partirán de inicio en Turín, el técnico madridista no ha dado ningún tipo de pista. Sin embargo, en rueda de prensa, sí ha reconocido las tres opciones que baraja. Todas ellas cuentan con un precedente al que agarrarse, donde el Real Madrid salió victorioso. Zizou tiene la última palabra.

EL DE CARDIFF, UN MODELO FIABLE

El cuadro merengue podría disponer sobre el terreno de juego el mismo esquema que utilizó en la final de la pasada Champions. Aquel 3 de junio de 2017, optó por un 4-4-2. En el rombo de la medular, Casemiro fue el ancla, Kroos cayó a la izquierda, Modric a la derecha e Isco fue el enlace con la delantera. El Madrid se marchó con 1-1 al descanso tras una jugada aislada en la que Mandzukic anotó un gol inverosímil. Al salir de vestuarios, el dominio fue absoluto. La Juventus sucumbió ante el poderío blanco que controló el encuentro a su antojo con posesiones largas y una movilidad desconcertante para los bianconeri. Teniendo en cuenta el entramado defensivo que dispondrá Allegri y el reciente éxito de esta formación, la opción de jugar entre líneas con el malagueño podría ser la mejor posicionada.

COMO EN PARÍS, SIN RENUNCIAR A LAS BANDAS

La diversidad de variantes que otorga el 4-4-2 es muy amplia. En el Parque de los Príncipes, el Real Madrid jugó con dos estiletes en los flancos -Lucas Vázquez y Asensio- para machacar al contragolpe y proteger a sus laterales del poderío ofensivo que tenía el PSG. Cumplieron y el plan salió a la perfección. Los blancos volvieron a imponerse, esta vez por 1-2, y Zidane volvió a demostrar que es capaz de, con su toma de decisiones, desarbolar a los rivales. 

4-3-3, VERTICALIDAD A RAUDALES PARA ANIQUILAR A LOS ITALIANOS

La última opción que ha manifestado el técnico galo supondría regresar al esquema que propició la consecución de La Décima y La Undécima. En Lisboa y en Milán, frente a un rival caracterizado por su solvencia defensiva, el conjunto merengue despobló el centro del campo para apuntalar la parcela ofensiva. Ancelotti y Zidane, optaron por un centrocampista de contención -Khedira y Casemiro-, escoltado por dos interiores de mayor recorrido -Di María, Kroos y Modric-, y en punta alinearon a Cristiano, Bale y Benzema. En ambos casos, salió bien, aunque no sin sufrimiento.

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