Las imágenes que se vieron el pasado jueves en el WiZink Center en el tramo final del partido entre el Real Madrid y el Partizán dieron la vuelta al mundo. La nube de jugadores y miembros de los dos equipos empujándose, lanzándose puñetazos e incluso haciendo unas llaves peligrosas más propias de otros deportes de contacto, avergüenzan al baloncesto y abren el lugar a la reflexión.

Fueron momentos de una tensión desmedida, de un descontrol absoluto en el que el raciocinio de muchos de los protagonistas desapareció por completo. Unas horas más tarde, ya en frío y dejando paso a una reflexión mucho más pausada, algunos de los implicados salieron públicamente a pedir disculpas para tratar también de rebajar la hostilidad de cara al tercer partido de la eliminatoria que se disputará el Belgrado. 

Para tratar de conocer las razones que pudieron desencadenar una pelea de este calibre EL ESPAÑOL habla con varios psicólogos deportivos. Los expertos en la materia arrojan luz sobre los motivos que hicieron estallar la batalla campal, valoran cómo se pudieron sentir los protagonistas y también analizan cómo fueron las disculpas posteriores que se fueron haciendo públicas en las horas siguientes. 

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Ignacio García y José Enrique Rincón, psicólogos especializados en deporte, ofrecen para este periódico su versión después de estudiar a fondo el rocambolesco episodio que se dio en el Palacio de los Deportes cuando el Real Madrid estaba a punto de perder su segundo partido de la serie ante el Partizán.

Las expectativas previas

Ambos profesionales coinciden en señalar a las expectativas que se generaron antes del partido como uno de los grandes detonantes de esta pelea. El Real Madrid se imaginaba una victoria y la eliminatoria igualada antes de marcharse a Belgrado, por lo que la derrota que en esos momentos se estaba produciendo (15 puntos abajo) arrojaba una realidad muy diferente. 

"En toda competición hay unas expectativas previas, y luego hay un resultado y una que realidad que marca la realidad del partido. Un 0-2 nunca se ha levantado en la Euroliga, entonces surge la falta antideportiva de Llull, la respuesta de Punter, y a partir de ahí se produce la pelea", comenta para EL ESPAÑOL José Enrique Rincón

El psicólogo deportivo prosigue en su explicación: "El Real Madrid es un equipo de éxito y la Euroliga es su competición fetiche. Aquí tiene que ver también la dinámica del equipo, que le eliminaron pronto de la Copa del Rey, y que este es otro de los objetivos de la temporada que a lo mejor no lo puede cumplir. Esto lleva a los jugadores a un estado de frustración, no ha habido una buena gestión a nivel de expectativas".

En el mismo sentido se manifiesta Ignacio García, psicólogo deportivo que trabaja con equipos de fútbol así como con algunos ciclistas: "Hay varios factores que llevan a esta situación emocional como la fatiga o el no cumplimiento de unas expectativas que se tenían al inicio del partido".

Yabusele, controlado por algunos de sus compañeros y miembros de seguridad. EFE

"Es un partido en el que estás bastante lejos de cumplir esas expectativas que de manera interna y externa tenían los jugadores antes del partido, y eso conlleva una reacción. Por lo normal, los equipos tienen control en estas situaciones pero si juntas varios factores al final los jugadores terminan reaccionando de una forma emocional", añade Ignacio.

La reacción de Yabusele

Una de las imágenes más llamativas fue la de Yabusele haciendo una llave por detrás a Exum, el jugador del Partizán de Belgrado. Esta acción puso en serio riesgo la salud de su rival y por eso el del Real Madrid ha sido el hombre que se ha llevado una sanción más dura, ya que la Euroliga le ha impuesto hasta cinco partidos de castigo.

José Enrique Rincón trata de explicar lo que se le pudo pasar por la cabeza al francés: "La respuesta de Yabusele es una respuesta de hostilidad. Una de las manifestaciones del estrés es la hostilidad, y ésta se manifiesta como agresividad. Al contextualizar la situación vemos que Llull hace una falta antideportiva, eso es una respuesta agresiva. Yabusele no sabe gestionar sus emociones y responde con una agresividad descontrolada", afirma.

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Ese preciso momento se le fue de las manos a Yabusele, en pleno fragor de la batalla, y sobre ese descontrol habla Ignacio García: "Hay que trabajar en que la situación no nos controle a nosotros, sino que nosotros controlemos la situación. Es verdad que cada deportista es un poco diferente y dar unas pautas sobre ello es algo complicado". 

García sí que incide en otro factor que pudo ser clave para la reacción tan desmesurada de Yabusele: "En el deporte, proteger al compañero parece que está por encima de todo, da igual el qué y el cómo. Hay situaciones en que esto lleva a una reacción violenta pero tienes que mantener la cabeza. En el deporte parece que somos equipos enfrentados y que hay una guerra, pero no deja de ser un juego".

Las disculpas

Horas después de la pelea, una vez que los protagonistas pudieron reflexionar y ver las desagradables imágenes repetidas por televisión, salieron a pedir disculpas. Algunos incluso lo hicieron en la rueda de prensa posterior al partido, ejemplificando una postura muy distinta a la que se vivió sobre el parqué del WiZink Center. 

Aquí Ignacio García cree que puede entrar la culpabilidad en juego pero que también hay otros impulsores de este perdón: "Imagino que puede ser por una culpabilidad ante los hechos, el verte reflejado en esta situación no te deja bien como deportista porque no te deja bien con los valores del equipo ni del deporte. Entiendo que también habrá habido alguna persona del club por detrás".

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Por su parte, José Enrique Rincón habla de la desaparición de las emociones que estaban a flor de piel: "Los actores de mundo deportivo cuando estamos a nivel emocional afectados, no somos nosotros los que efectuamos determinadas conductas, sino que somos nosotros controlados por las emociones. La persona cuando vuelve a la calma recupera la racionalidad, ahí ya no está la emoción. Hay que agradecer el comportamiento que tuvo Obradovic", finaliza el psicólogo deportivo.