Llull siempre aparece en los momentos importantes. El jugador balear parecía dejar su calidad para el tercer cuarto, momento en el que decidió comenzar un vendaval de triples que los otomanos no sabían cómo frenar. El base estaba inspirado y cuando eso ocurre es imparable, lanzaba la bola desde cualquier lugar con el mismo resultado, sumar de tres en tres. El Real Madrid pasó de perder de seis puntos a ganar de ocho gracias a un enorme Llull que con triples como este no paraba de levantar a la afición que ya se está quedando sin adjetivos para nombrar a este héroe de camiseta blanca.

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