La miniaturización de la tecnología ha permitido con el paso de los años que nuestros dispositivos electrónicos cada vez puedan tener un mayor número de usos en menor espacio. Las pulseras deportivas ya son capaces de medir el ritmo cardíaco del usuario, y lo hacen utilizando un sencillo sensor ubicado normalmente en la parte interior del dispositivo.

A través los sensores que incorporan los accesorios deportivos de muñeca, nuestro reloj o pulsera es capaz de detectar nuestro movimiento o medir nuestro ritmo cardíaco. Teniendo en cuenta que estos productos son cada vez más populares, y con el lanzamiento de la Samsung Gear Fit 2 en España tan reciente, en esta ocasión os contaremos cómo las pulseras deportivas son capaces de medir nuestro ritmo cardíaco.

Cómo funciona el medidor de ritmo cardíaco

Aunque también los podemos encontrar en los móviles, donde verdaderamente se están haciendo populares los sensores de ritmo cardíaco es en los accesorios de muñeca

Para empezar, debemos ponernos en contexto recordando que el medidor de ritmo cardíaco es un componente que está apareciendo cada vez en más dispositivos. Si bien Samsung comenzó a incluirlo en sus terminales de gama alta desde el Galaxy S5 (a día de hoy no es demasiado popular en los teléfonos móviles), son los accesorios de muñeca (pulseras, relojes inteligentes) los que mayor atención están prestando a los sensores de ritmo cardíaco, lo que se justifica con la orientación de estos dispositivos hacia la actividad física.

Pero, ¿cómo funciona el medidor de ritmo cardíaco de nuestro teléfono o wearable? Un sensor de este tipo están formado por una serie de fotodiodos (sensores que emiten luz, ni más ni menos) que cumplen funciones distintas. Por un lado están los diodos cuya principal función consiste en emitir luz infrarroja, mientras que los otros diodos se encargarán de recibir la luz que es reflejada.

¿A qué nos referimos con el término de «luz reflejada»? Tal y como sabréis, el medidor de ritmo cardíaco se debe de colocar cerca de nuestra piel. Esta distancia tan corta entre el sensor y nuestra piel hace posible que la luz sea capaz de llegar a las venas. Una vez entra en marcha el sensor, la luz emitie un reflejo de vuelta que indica a la pulsera el nivel de sangre en ese lugar en concreto.

Al bombear nuestro corazón la sangre varias decenas de veces al minuto, en cada segundo el nivel de sangre de la

zona concreta que estamos midiendo varía. Y así, latido tras latido, el procesador de nuestro reloj o pulsera es capaz de determinar los latidos por minuto de nuestro cuerpo.

El propio bombeo de sangre de nuestro corazón hace que la luz reflejada varíe en cada instante. Estos cambios permiten a nuestro dispositivo realizar una medida estimada de nuestras pulsaciones por minuto, todo ello con un nivel de precisión bastante aceptable.

No es ni de lejos tan preciso como la máquina de un hospital, pero para sesiones deportivas no existe mejor herramienta al alcance de cualquier usuario. Y para que funcione todavía mejor, consejos tales como llevar la pulsera lo más apretada posible a la muñeca, no colocar el sensor sobre tatuajes (vaya dolores de cabeza tuvo Apple con este tema) o limpiar el sensor con frecuencia resultan imprescindibles para obtener resultados lo más cercanos posible a la realidad.

¿Y, si no tengo sensor de ritmo cardíaco, existe alguna forma de medir mi pulso desde el móvil?

A partir del funcionamiento de los medidores de pulso con diodos algunos desarrolladores han creado aplicaciones que sirven para medir las pulsaciones con nuestro móvil, incluso aunque el teléfono no disponga del componente necesario. Para lograrlo, utilizan el flash LED de la cámara como emisor de luz, mientras que la cámara actúa como receptor de la misma.

Medir el pulso desde el móvil está más bien pensado para un uso ocasional; si quieres precisión y registro constante, la pulsera deportiva es el producto ideal

Las aplicaciones para medir el ritmo cardíaco con nuestro móvil nos hacen colocar el dedo sobre la cámara de fotos; a partir de ahí, activan el Flash LED y comienzan a medir. Por increíble que pueda parecer, estas aplicaciones logran una precisión bastante aceptable (dentro de lo que cabe).

En el momento que escribo estas líneas, he comprobado mi ritmo cardíaco con el Huawei Watch en una mano y el Nexus 6 en la otra, existiendo un margen de error de una pulsación por minuto en mis resultados. Si tenéis curiosidad por descubrir la fiabilidad de estas mediciones, y si además disponéis de un reloj con medidor de pulso, podéis probar estas aplicaciones en vuestro propio smartphone.