La interacción con las máquinas es algo inherente a la propia existencia de las mismas. Si un humano tiene que dar alguna orden ha de hacerlo de algún modo, sea tosco o avanzado.

A principios del siglo XX la interacción era puramente mecánica, a base de palancas y compuertas en un mundo en el que la energía del vapor de agua era una nueva tecnología.

La electricidad dio lugar a otra serie de máquinas con las que nos comunicábamos de forma muy similar, aunque los botones empezaron a cobrar más importancia. Esta formad de interacción se mantiene hoy en día para infinidad de tareas diarias aunque la máquina que más usamos a lo largo de la jornada ahora sea táctil.

Las pantallas como forma actual de interacción

Está claro que ver un móvil con un teclado físico no es algo muy común, aunque sí lo es en un teléfono fijo. Las pantallas táctiles llevan ya décadas con nosotros pero no ha sido hasta este siglo que se han hecho omnipresentes.

No hablamos sólo de smartphones, sino de ordenadores, cajeros de bancos, terminales de punto de venta, relojes…

Actualmente el tocar una superficie de cristal sin movimiento físico es la forma más rápida y usual de darle una orden a una máquina pero poco a poco esto va a cambiar.

Vas a hablar con bots aunque no lo quieras

El hablar con una máquina es algo que echa para atrás a mucha gente, que entiente que la comunicación verbal es algo restringido a los humanos o, como mucho, a los seres vivos. Una máquina no lo es.

Sin embargo en los últimos años, al amparo de los teléfonos móviles, estamos viendo cómo una nueva forma de comunicación coge cada vez más importancia: los bots.

Estos pequeños programas informáticos está pensados para cambiar la forma de interactuar de lo táctil a lo sonoro por lo que tendremos que hablar con ellos o, como mucho, escribirles como si fuera una persona, aunque esto sólo en algunas ocasiones ya que aparatos como Google Home o Alexa directamente no tienen interfaz gráfica. Incluso las ya inexistentes Google Glass apostaban por una comunicación verbal.

El bot como contenedor de la inteligencia artificial

Este tipo de programas no son nuevos y llevan con nosotros casi desde el principio de la computación pero sí que ahora son más capaces gracias a la inteligencia artificial y se expresan y nos entienden mejor gracias a poder procesar el lenguaje natural.

Pero esto no será sólo aplicable al usuario de un teléfono y Roberto Masier, vicepresidente del área de innovación de la empresa Automatic Data Processing incluso cree que en las empresas las formas de comunicación con las máquinas cambiarán.

No obstante son las empresas como Google, Amazon, Microsoft o Facebook las que más están apostando por este tipo de tecnología y eso quiere decir que sus creaciones podrán ser usadas por miles de millones de personas en todo el mundo.

Cuando el bot parezca humano

Pero lo que será de verdad clave en la evolución de nuestra relación con las máquinas es cuando estos programas conversacionales, estas inteligencias sean indistinguibles de un humano.

No hablamos de que sean capaces de pasar el test de Turing o de que puedan vencernos al ajedrez o al go, sino de que nuestro cerebro no haga distinción entre la relación que mantenemos con un ser vivo y la que mantenemos con una máquina.

Hace tres décadas llevar un móvil era raro, como lo es quizás ahora conversar con una máquina

Y para eso los bots, y sobre todo los que nos invitan u obligan a hablar, serán muy importantes. Nos guste o no el futuro es de esta forma de interacción aunque la introducción de texto seguirá durante mucho tiempo, aunque sólo sea porque soluciona problemas de privacidad e interferencias.

Hace tres décadas llevar un móvil era raro, como lo es quizás ahora conversar con una máquina. Dentro de unos años hablar con las máquinas no sólo no será raro, sino que será tan normal que nos preguntaremos por qué nos daba reparo hacerlo.