Samsung quiere cambiar la percepción que los usuarios tienen de su marca, en los últimos años han inundado el mercado con decenas, cientos, de smartphones diferentes, incluso con modelos en los que apenas había diferencias entre ellos. Se ha abusado del sello “Galaxy” en todas las gamas.

2014 ha sido un año de pérdida de beneficios, siendo los últimos resultados del cuarto trimestre un 23.1% inferiores a los del 2013. Los surcoreanos saben que deben cambiar su estrategia, ya anunciaron una reestructuración de su catálogo y una de las consecuencias de ese cambio es el nacimiento de la familia Galaxy A.

El pasado verano de 2014 vimos nacer al Samsung Galaxy Alpha, el primer smartphone de la marca que utilizaba metal en su construcción (en el marco) y que daba el pistoletazo de salida para que esa mejora en la fabricación llegase a más modelos (como vimos en el Galaxy Note 4).

Los Samsung Galaxy A recogen el testigo del Alpha, sólo que esta vez están orientados a la gama media de teléfonos pero mantienen la buena calidad de acabados y ofrecen una gran sensación en la mano. De momento son tres: Galaxy A3, A5 y A7, pero en este análisis nos centraremos en todo lo que nos ofrece el intermedio, un análisis del Samsung Galaxy A5.

Review del Samsung Galaxy A5

  • Características
  • Diseño, materiales y sensaciones
  • Pantalla
  • Cámara
  • Experiencia de uso y rendimiento: TouchWiz y extras
  • Batería
  • Conclusiones y Opinión
  • Puntuación Final

Características del Samsung Galaxy A5

Comenzamos este análisis repasando lo que nos ofrece el A5 a nivel de hardware. En este caso, el nombre del modelo también hace referencia al tamaño de su pantalla (ojo, no ocurre lo mismo en el A3 – 4.5’’- ni en el A7 – 5.5’’-), por tanto tenemos una pantalla de 5 pulgadas y, como no podía ser otra manera en Samsung, nos encontramos ante un panel SuperAMOLED, eso sí, con resolución HD (1280×720) que nos da una densidad de pantalla de 294ppi.

En el interior y comandando todo el conjunto tenemos un procesador Qualcomm Snapdragon 410 a 1.2GHz, la evolución del conocido SD 400 y del que ya hablamos por su arquitectura de 64 bits, capacidad LTE y que también montan modelos como el bq Aquaris E5 HD o el HTC Desire 510. Tenemos también una GPU Adreno 306 a 450 MHz y 2GB de RAM.

Especificaciones del Samsung Galaxy A5 (A500FU)

  • Pantalla SuperAMOLED 5.0’’ HD (1280×720) – 294ppi
  • Procesador Qualcomm MSM8916 Snapdragon 410 1.2GHz
  • Procesador Gráfico GPU Adreno 306
  • Memoria RAM de 2GB y Memoria interna de 16GB + microSD hasta 64GB
  • Cámara trasera 13MP + LED | Frontal 5MP
  • Batería de 2300 mAh (no extraíble)
  • Conectividad LTE Bandas 700 / 800 / 850 / 900 / 1800 / 2100 / 2600
  • Wifi 802.11 a/b/g/n, Bluetooth LE 4.0, NFC / Acelerómetro, proximidad, giroscopio
  • A-GPS Glonass / MicroUSB 2.0 / OTG / Radio FM
  • Android 4.4.4 KitKat + Capa Samsung TouchWiz
  • Medidas: 139.3 x 69.7 x 6.7mm
  • Peso: 123 gramos

Para el almacenamiento interno contamos con una memoria de 16GB, de los que quedan libres para el usuario unos 11.3GB, aunque podemos ampliar su capacidad mediante tarjetas microSD de hasta 64GB. La cámara trasera utiliza un sensor 13MP, ofreciendo resultados bastante equilibrados como veremos a continuación, mientras que para la frontal se ha optado por uno de 5MP potenciado con varios modos para selfies.

Por último, el apartado de la batería viene cubierto por una unidad con 2300mAh de capacidad que ofrece una autonomía sólida, aunque eso sí, en esta ocasión no podremos cambiarla sobre la marcha porque la construcción del Galaxy A5 no permite desmontar la carcasa trasera.

En cuanto al software, el Samsung Galaxy A5 llega al mercado con Android 4.4.4 KitKat personalizado por la conocida capa TouchWiz del fabricante surcoreano en su última versión. Una pena que no lo haga directamente con Lollipop.

Diseño y construcción: una nueva etapa

Como hemos dicho al comienzo, la familia Galaxy A representa aire fresco para la gama media de su catálogo y todo cambio comienza por la sensación obtenida al agarrar un smartphone por primera vez. El plástico deja paso a un nuevo acabado en aluminio que, creedme, le sienta genial y proporciona un tacto y una solidez realmente buena.

En mi caso, al verlo/cogerlo por primera vez, me recordó instantáneamente al Galaxy S2, uno de los modelos que catapultó la marca Galaxy. Líneas rectas, sencillas, pero que funcionan y en el caso del Galaxy A5, se ven potenciadas por el uso del metal que le da al conjunto una agradable robustez.

6.7mm, esa es la cifra del grosor del Samsung Galaxy A5. Es finísimo pero no da muestras de debilidad, de poder doblarse fácilmente o crujir. Además, también tiene a su favor el peso, que es de sólo 123 gramos. Cuando las cosas se hacen bien, hay que reconocerlas y Samsung ha hecho un gran trabajo aquí. Si se sigue esta línea en futuros flagships, que es lo que se presupone, pinta bien.

En nuestro caso hemos contado con un modelo blanco, así que los sensores de proximidad, luminosidad y cámara frontal se aprecian bajo el cristal. Ese mismo frontal tiene un acabado punteado, que brilla un poco al incidir la luz sobre él. En la parte inferior y bajo la pantalla encontramos el clásico botón físico de Home – Samsung se resiste a olvidarse de él -, que tiene un tacto muy firme pero quizá un poco duro, y a su lado los botones capacitivos de Atrás y Apps recientes.

El marco de metal sobresale apenas unos milímetros por encima del frontal, casi ni se aprecia pero es lo suficiente para hacernos de tope. A lo largo de ese marco encontramos los botones físicos de volumen – a la izquierda – y encendido – a la derecha -, así como las ranuras para extraer las bandejas donde se alojan la nanoSIM y la tarjeta microSD. En la zona inferior tenemos la entrada microUSB centrada, el conector jack de 3.5mm y un micrófono (al que se suma un segundo en la zona superior).

Para dar salida a las señales de radio y al igual que vimos en otros smartphones como el Motorola Moto X, vemos una serie de minúsculos cortes en el marco metálico, pero que prácticamente ni se ven. El aluminio no se queda ahí ya que la trasera, que no es desmontable, también tiene ese acabado aunque con un tacto más liso y suave (puede confundirse fácilmente con el policarbonato), mejorando el agarre.

La carcasa trasera tiene un diseño sencillo pero atractivo, ya que se juega con la simetría de los elementos del Flash LED, el altavoz y la cámara. Pese a los 6.7mm de grosor, en la cámara éste aumenta ligeramente debido al bisel que la rodea, quedando más expuesta pero al mismo tiempo impidiendo que la rejilla del altavoz quede totalmente obstruida si apoyamos el Galaxy A5 sobre una superficie plana (siendo el sonido un punto a mejorar, demasiado estridente).

En general, el Samsung Galaxy A5 goza de un gran diseño y una mejor construcción. El salto de calidad es notable y rápidamente apreciable cuando se agarra, de hecho es lo primero que han expresado amigos y familiares cuando lo han sostenido.

Pantalla, vistosa ante todo

Llegamos a la pantalla en el análisis del Samsung Galaxy A5, como hemos dicho al comienzo, en este modelo tenemos un panel de 5 pulgadas de tamaño con una resolución HD, es decir: 1280×720 píxeles, lo que nos da una densidad de 294ppi.

Samsung no ha dado la sorpresa y para este A5 ha optado, de nuevo, por la tecnología SuperAMOLED, así que no podemos esperar otra cosa que un contraste infinito, negros puros y unos colores realmente vivos. Las pantallas Amoled conquistan por sus llamativos colores, aunque eso no siempre se traduce en tonos reales.

La matriz Pentile del panel tiene una formación de diamante, el mismo diseño que ya vimos en el Alpha, el Galaxy S4 o el Note 4. En este caso, nos hubiese gustado tener un panel FullHD como el del A7, pero aun así, siendo HD, los píxeles no se aprecian a simple vista, aunque quizá los más exquisitos o acostumbrados a paneles actuales de 500ppi sí noten la diferencia sobre todo en la definición de los elementos o textos.

Los ángulos de visión son simplemente excelentes, pero en el caso del brillo sí echamos en falta un par de escalones más. En interior es más que suficiente, en esa situación no habrá problema, y, aunque en exteriores no destaca, se compensa en parte gracias a la poca reflectividad del cristal.

Por su parte, dentro de los ajustes del teléfono encontramos varios modos de pantalla. De fábrica encontramos activado el “Adaptive Display”, que ajusta automáticamente la nitidez, la definición y la saturación de los colores en aplicaciones como la Galería, Play Books o el navegador Web, pero no funciona con apps de terceros. El resto de modos (Cine AMOLED, Foto AMOLED y Básico) juega con la temperatura de la pantalla y el contraste, siendo el último el menos vistoso de todo, con un tono más amarillento y colores más planos.

Cámara: 13MP para la trasera – 5MP para la frontal

Llegamos al apartado de cámara, aquí los surcoreanos han recurrido a un sensor de 13MP para la trasera, aunque no conocemos exactamente el componente exacto ni tenemos datos de apertura. Está acompañado de un Flash LED y, en general, el rendimiento de la cámara es satisfactorio.

Las imágenes resultantes tienen un gran nivel de calidad, la reproducción de colores se muestra natural y el nivel de detalle es bueno. En general encontramos un postprocesado correcto y no se aprecian efectos de nitidez artificial como sí hemos visto en otros modelos. A simple vista las fotos son definidas, pero sí es cierto que, al disparar en automático, hay escenarios, sobre todo cuando no es a plena luz del día, en los que veremos una pérdida de nitidez al hacer suficiente zoom.

En situaciones de baja luz o directamente de noche la calidad de las fotografías resultantes disminuye. Es de esperar, prácticamente todos los smartphones flaquean en este sentido, aun así, el Galaxy A5 se defiende. Vemos como la ISO aumenta y ruido aparece para compensar la falta de luz, pero se contiene bastante bien. Además, el modo noche ayuda bastante a levantar las zonas oscuras y apenas se pierde definición entre ellos.

Pese a que el sensor es de 13MP, la app de cámara viene de fábrica a 9.6MP y deberemos cambiarlo si queremos, pero eso, sí, también variará el ratio de imagen, siendo 16:9 a 9.6MP (4128×2322) y 4:3 a 13MP (4128×3095). La velocidad de enfoque y disparo es muy rápida y la respuesta de la app es casi instantánea cada vez que tocamos el botón para hacer una foto.

En la aplicación de cámara de Samsung encontramos bastantes ajustes adicionales, como la posibilidad de variar la exposición, ISO, el balance de blancos o los modos de medición del enfoque. Del mismo modo, tenemos varios Modos de cámara, para ráfagas, noche, crear GIFs, modo beauty (suaviza la piel), panorámica… En este último nos llevamos una gran decepción, ya que, aunque la unión de las imágenes es buena, la resolución se queda muy corta. Si echas en falta el modo HDR, no te preocupes, también está presente.

Samsung ha optado por meter un gestor de modos de cámara, así podemos sacar a la luz u ocultar aquellos que más o menos utilizamos y también tenemos la posibilidad de descargar nuevos. En el caso del HDR, nos ayuda a realzar las zonas más oscuras de una escena, pero tampoco es demasiado notable en este caso. Hemos visto procesados más potentes en otros modelos.

La cámara frontal utiliza un sensor de 5MP. Samsung dejó bien claro en su presentación que los A3 y A5 están orientados a un público joven. Los selfies están de moda y por tanto no falta el modo dedicado y opciones para variar el suavizado de la piel, estilizar la cara y aumentar el tamaño de los ojos. Como extra, en el Galaxy A5 se ha implementado el gesto de mostrar la palma de la mano ante la cámara para hacer, dos segundos después, una autofoto. Sin tocar nada más.

Por último, si queremos hacer un selfie en grupo (aka, perdonadme, groufie) tenemos la opción “selfie panorámico”, con la que podemos barrer los laterales para captar un mayor campo. En cuanto a la grabación de vídeo, el Samsung Galaxy A5 es capaz de grabar a un máximo de 1080p.

Aquí tenéis una galería de fotos tomadas con el Galaxy A5:

Experiencia de uso: software y rendimiento

Pese a su diseño (que ya quisieran tener modelos de mayor gama), el Samsung Galaxy A5 no deja de ser un smartphone que se coloca en la zona media del mercado de teléfonos y por tanto, su rendimiento va acorde a esa línea.

En el día a día, el procesador Qualcomm Snapdragon 410 y los 2Gb de RAM hacen bien su trabajo, faltaría más. La experiencia de uso es, en la mayor parte del tiempo, fluida y satisfactoria. Las animaciones son suaves, las transiciones rápidas y podemos ejecutar sin ningún tipo de problema todas las aplicaciones y herramientas que un usuario medio puede necesitar en el día a día.

Contamos también con conectividad 4G, un punto que apreciamos y que ya marca la diferencia a la hora de escoger un nuevo móvil, principalmente por las mayores ofertas de las operadoras y por la expansión de la cobertura por el territorio nacional.

Por tanto, a nivel de uso diario, el Galaxy A5 ofrece prácticamente todo lo que un usuario necesita: respuesta rápida, cámara equilibrada, sólida autonomía y un diseño que es agradable de usar y de transportar (los 6.7mm y los 123 gramos se agradecen, mucho). Sin embargo, siempre podemos pedirle algo más.

TouchWiz, la eterna capa de Samsung

TouchWiz, la capa de personalización de Samsung, está presente en el A5. Se trata de la última versión de la misma, calcada a la que ya hemos visto en los últimos modelo de la marca, aunque en este caso también se estrenan los Temas para personalizar su interfaz (y dejan bastante que desear).

La cierto es que el rendimiento con TouchWiz es bueno, pero los amantes de Android puro lo pasarán “mal”, porque tenemos personalizado hasta el último rincón del sistema, aunque a cambio tenemos funciones interesantes como el modo de uso a una mano o la multiventana, para tener dos aplicaciones a pantalla partida. Sin embargo, repetimos lo que llevamos años diciendo: es necesaria una optimización de TouchWiz.

Lo notamos principalmente en momentos puntuales de ralentización, saltos en las animaciones o en la entrada a las apps recientes al pulsar el botón capacitivo, no es instantáneo, no es fluido, tenemos que esperar y es molesto, porque precisamente a ese gesto de cambiar entre aplicaciones le pedimos que sea rápido.

Entre el resto de aplicaciones que tenemos instaladas por defecto están Flipboard (que incluso podemos poner en el primer escritorio al estilo Google Now), el asistente de voz S Voice o Estudio, una aplicación de retoque fotográfico bastante conseguida, todo hay que decirlo.

Pese a esos fallos puntuales, el Samsung Galaxy A5 funciona genial con un uso variado y, poniéndonos en la piel del usuario medio, cubre con nota cualquier uso a excepción de juegos que requieran altos requerimientos.

Batería

El Samsung Galaxy A5 monta una batería de 2300mAh y, al igual que ocurre el Galaxy Alpha, no podemos acceder a ella. Esto no gustará a muchos usuarios que aprovechan para intercambiar baterías en el día a día o se aseguran que un futuro, cuando comience a fallar, podrán cambiarla fácilmente. A cambio, tenemos una construcción cerrada y un bloque como conjunto.

En el uso diario, el Galaxy A5 cumple acorde a su capacidad. Nos asegura toda una jornada de autonomía con uso mixto de redes sociales, navegación web, algún juego, consumo de contenidos multimedia… podemos llegar al final del día más que de sobra, pero eso sí, para aguantar el siguiente, deberemos pasar antes por el cargador.

Así, he podido alcanzar fácilmente las 4 – 4:30 horas de pantalla, con brillo en auto o medio y todo tipo de conexiones, incluido el BT conectado permanentemente. Por tanto, nos encontramos con una vida útil diaria que no destaca, pero tampoco se queda corta.

Como en otros modelos, Samsung ha incluido el modo de ahorro de energía que limita el rendimiento y restringe el consumo de datos en segundo plano, pero si necesitamos conservar el móvil encendido a toda costa, podemos optar por el modo ultra ahorro, que directamente limita el terminal a las funciones básica y pasa la pantalla a escala de grises.

Conclusión del análisis del Samsung Galaxy A5

Este es el camino a seguir. Si este es el nuevo estilo de Samsung, queremos más de esto. La familia Galaxy A, en concreto este A5, representa un salto enorme con respecto a lo que llevamos viendo en la gama media de Samsung durante años.

Diseño muy bonito, materiales cuidados, construcción de calidad y componentes como la pantalla, la cámara o la batería en la media o por encima de los de su tipo. Sí, siguen existiendo peros, como el rendimiento del sistema en determinados momentos en los que nos acordamos de TouchWiz por su pesadez o saber que llega al mercado con KitKat cuando podría haberlo hecho con Android 5.0.

Sin embargo, su principal problema aún no lo hemos comentado y es, como os podréis imaginar, su precio. El Samsung Galaxy A5 tiene un precio oficial de 399€. Instantáneamente habréis pensado que el Moto G de nueva generación (incluso el inminente con 4G), el bq Aquaris E5 4G o el Sony Xperia M2 son mejores opciones.

Sí, el precio del Galaxy A5 es muy alto, demasiado, pero ya sabemos como funcionan los precios de salida, muy pronto debería bajar y cuando se sitúe entorno a los 250€ será una grandísima opción a tener muy en cuenta, por no hablar de los acuerdos con operadoras y sus campañas de promoción. De momento ya podemos adquirirlo por 385€.

El Galaxy A5 es un buen terminal y, la mejor noticia, es que la esencia de esta línea salpicará al resto, con el Galaxy S6 como principal protagonista (y que veremos en el MWC de Barcelona).

Puntuación