En los últimos diez años Android como plataforma ha cambiado mucho. En el fondo la idea de Google se mantiene coherente pero hemos visto cambios en la forma de aproximarse a algunos problemas.

El mayor de ellos seguramente sea Android One, un sistema que nació en 2014 como una forma de intentar mejorar el comportamiento de los móviles más baratos y que más tarde viró hacia otra idea.

El hueco dejado por el enfoque original lo cubrió Android GO, un sistema que actualmente pasa por una fase similar a la de Android One hace unos años.

2014: El origen

En los primeros años de Android Google tuvo que negociar con fabricantes y operadoras para entrar en un mercado que no controlaba, uno que estaba dirigido por empresas como Nokia, Blackberry Verizon o Cingular.

En una posición de clara desventaja la compañía de Page y Brin tuvo que ceder en varios aspectos que luego se mostrarían clave. Por ejemplo, permitió a los fabricantes crear capas de software que corrieran encima de Android y a las operadoras preinstalar bloatware.

Esto impedía que los móviles de menos prestaciones fueran todo lo fluido y rápidos que Google quería. Por eso creó Android One, una variante del sistema pensada para smartphones de bajo presupuesto, sobre todo para mercados emergentes.

No es casualidad que los primeros fabricantes de móviles con Android One sean desconocidos en Occidente. Marcas como Mito o Evercross operan en lugares alejados de los países más ricos.

2015: El cambio

Sin embargo el éxito de esta primera versión de Android, de este primer enfoque, fue relativo. Los móviles chinos ofrecían más potencia a un precio inferior. Y eso era un problema para Google, dado que no controlaba (ni controla) el mercado Android en China.

Fue en este año donde vimos un primer cambio, al permitir a un fabricante occidental introducir Android One en Europa. Fue la española BQ la que creó el primer smartphone con esta versión de Android que pudimos usar. El BQ Aquaris A4.5 era un terminal con características ajustadas, con actualizaciones más rápidas que las de sus compañeros de marca, pero no fue un éxito rotundo.

2016: El bache

Al año siguiente Android One parecía casi un proyecto abandonado, aunque vimos algunos modelos.

En Japón se lanzó un terminal con este sistema, el Sharp Aquos 507SH, que tampoco causó el revuelo que hubiera querido la compañía.

2017: El acierto

Ahora podemos intuir que en 2016 fue cuando Google empezó a estudiar un giro radical en su acercamiento a esta versión y en la relación que tenía con las compañías de smartphones, que ya acarreaban una mala fama por la lentitud de las actualizaciones de sus móviles.

Esto lo vimos plasmado en un terminal que supuso un antes y un después, el Xiaomi Mi A1.

Este móvil sirvió como presentación al mundo de lo que Xiaomi era capaz de ofrecer y como primera pieza de lo que sería la actual versión de Android, una que se centraría en ofrecer terminales de primer nivel pero con los estándares de Google, no el de los fabricantes:

  • Un sistema limpio.
  • La mejores apps de Google.
  • Actualizaciones garantizadas durante dos años.
  • Parches de seguridad durante tres años.

2018: El éxito

Tras el éxito a nivel mundial del Xiaomi Mi A1 muchas marcas vieron que el usar Android One no era un problema por la nula diferenciación que ofrecía con respecto a otros fabricantes, sino una ventaja dado que las actualizaciones serían más rápidas, baratas y fiables, y eso era algo que los usuarios valoraban.

Tanto fue así que marcas como BQ o Nokia anunciaron que desde este año 2018 todos sus móviles usarían Android One como sistema operativo, independientemente de la categoría de los mismos.

Este gran cambio también se ha notado en la percepción de los usuarios, que cada vez valoran más el tener un sistema rápido, sin muchas aplicaciones preinstaladas y con un buen soporte de actualizaciones.

Ahora queda por ver el siguiente paso en la evolución de esta variante de Android que cada vez tiene más seguidores, más peso en la industria y a la que Google cada vez prest más atención.