Los teléfonos móviles de gama alta cada vez cuestan más dinero, y parece ser que la tendencia seguirá siendo ascendente. ¿Cada vez merece más la pena comprar un gama alta?

Las gamas altas cada vez están más cerca de los 1000 euros ¿Qué está pasando?

Aunque parezca algo nuevo, lo cierto es que los teléfonos móviles siempre han sido un accesorio de coste elevado. Con la masificación de los smartphones, la tendencia durante algunos años fue la de bajar el precio, algo que no parece que vaya a volver a ocurrir.

Xiaomi fue la primera que dio el paso con sus Mi y Mi 2, más tarde fue Google con su Nexus 4 y OnePlus puso el broche final. En una época en la que los teléfonos de gama alta rondaban los 650 euros de salida, estas compañías se hicieron con un nombre en el mercado ofreciendo relaciones de calidad/precio aplastantes.

Esta tendencia parece estar desapareciendo, y es que una vez estas marcas se asientan en el mercado buscan el objetivo de toda empresa, beneficios. Si bien Xiaomi sigue ofreciendo modelos más asequibles, intentan saltar a lo más alto. Google y Huawei son dos exponentes de lo que significa poner toda la carne en el asador y OnePlus sube sus precios año tras año.

El LG G6 cuesta 769 euros, mientras que el Galaxy S8 básico parte de 809.

El hardware ya no da más de sí, el futuro es el software

La cuestión es ¿Están hinchando los fabricantes los precios de forma artificial? ¿Merecen la pena estos teléfonos? Ya os podemos decir que si lo que buscas es un hardware potente, no merece la pena.

En la actualidad, cualquier teléfono que supere los 400 euros integra un hardware de alta calidad. Siguen existiendo diferencias entre los modelos más asequibles y los de mayor precio, pero no son diferencias que siempre percibamos. Ya hemos visto que el Galaxy S8 apenas es un 10% más potente que el S7, una diferencia que pocos pueden apreciar.

Nadie va a pagar el doble de dinero por un triste 10%, y eso los fabricantes lo saben. Esa es la razón por la que la gama alta está apostando por nuevas formas de diferenciar sus productos más importantes. Asistentes como Bixby o incluso cámaras innovadoras como la del Xperia XZ Premium son ejemplos perfectos.

Acceder a lo último cada vez será más caro, y tiene más sentido de lo que parece

Una de las cosas más claras que vemos es que la guerra de los números se está acabando. Cada vez es más importante diferenciarse con un producto exclusivo, y en la mayoría de ocasiones el software es el principal responsable (y si no que se lo pregunten a Apple).

El principal problema de todo esto, es que desarrollar software específico para tareas concretas en ocasiones es mucho más costoso que simplemente poner un procesador más potente. Del mismo modo, al estar estas aplicaciones dirigidas a un nicho concreto, te arriesgas a que tu producto no sea entendido.

Samsung DeX; el nuevo dock del Galaxy S8; es el ejemplo perfecto. Crear una interfaz de Android completa es tremendamente costoso, y la única forma de amortizarlo es en un teléfono con gran margen de beneficio.

¿Cuál es el problema qué nos encontramos? Pues que al ser características que no todo el mundo quiere, aquellos que solo busquen números optarán por terminales más asequibles. El conseguir un menor volumen de ventas del mismo modo hace que para hacer rentable un producto tengas que subir el precio de venta por unidad.

Estamos viviendo una época de cambio. El hardware de nuestros móviles cada vez tiene una mejor vida útil y los fabricantes tienen que asumirlo y adaptarse. Puede que en los próximos años la tendencia sea mantener el móvil y que nos cobren por actualizaciones, o puede que en unos años sea normal ver móviles de 1500 euros. Puede ocurrir cualquier cosa.

¿Seguirá subiendo el precio de los móviles?