Llevamos años pidiendo innovación en Smartphones, un cambio de aires, algo que nos sorprenda. Pero, ¿somos en realidad capaces de aceptar y pagar el precio de estos cambios? ¿Sabemos cuál es el precio de la innovación?

La semana pasada YotaPhone presentó la nueva versión de su smartphone, un teléfono con dos pantallas. Y no dos pantallas como los antiguos teléfonos de concha, si no un teléfono inteligente con pantalla frontal y trasera, siendo esta última de tinta electrónica pensada para un uso secundario.

La gracia de la segunda pantalla del YotaPhone 2 es que nos permite tener un display de bajo consumo gracias a su tecnología de tinta electrónica donde consultar la hora, notificaciones e incluso navegar por tareas sencillas del teléfono (aunque en realidad podemos hacer un uso total). Esto soluciona en gran medida uno de los mayores problemas actuales de la telefonía móvil, la baja autonomía de las baterías.

Las pantallas de tinta electrónica consumen muchísima menos batería que las pantallas convencionales de smartphones, con lo que gracias a esta pantalla podemos conseguir tiempos tan altos como 3 horas de lectura con solo el 5% de la batería. La idea de YotaPhone es estupenda, ya lo fue con su primer dispositivo y ahora lo es con el nuevo, pero nos chocamos contra una barrera gigante en forma de etiqueta de precio.

La innovación cuesta dinero

El YotaPhone 2 sale al mercado con un precio 699€, igualando en esta característica a los smartphones actuales de más alta gama. No destaca especialmente por sus características de hardware, pero cuenta con algo que nadie había hecho antes, una pantalla de tinta electrónica en la parte trasera para aumentar la autonomía del teléfono. 699€ es el precio de la innovación, ¿estamos dispuestos a pagarlo?

Cada vez que un gran fabricante saca al mercado un nuevo dispositivo nos quejamos de la poca innovación que hay en hardware. Muchas novedades en software y servicios, pero poco en lo que llama la atención a simple vista. Pedimos innovación a gritos, pero no somos conscientes de lo que eso nos podría costar.

El YotaPhone 2 no es el primer ejemplo con el que chocamos con este muro del precio de la innovación, ya lo vimos con el LG G Flex y recientemente, aunque en menor medida, con el Samsung Galaxy Note Edge, ambos apostando por las pantallas curvas. Nos hemos acostumbrado a poner precio a los smartphones por la CPU, RAM y cámara que llevan dentro, pero detrás de un smartphone hay mucho más, equipos de ingenieros que trabajan por desarrollar nuevos sistemas y tecnologías que aplicar. Y esto hay que pagarlo. Uno de los ejemplos que primero me vienen a la cabeza de trabajo en innovación y desarrollo es HTC, y el precio se ve reflejado en sus productos.

El problema de la innovación es que suele necesitar coger forma. Por lo general los primeros en hacer algo no suelen ser los mejores, y con los productos en el mercado comienzan la segunda etapa de su desarrollo, donde es el consumidor el que tiene más fuerza.

Los primeros teléfonos con pantalla curva no acaban de convencer, pero son el primer paso hacia una tecnología que dentro de muy poco será cada vez más común. Puede que no veamos el sentido de la pantalla del G Flex o que no vayamos a sacar partido de la curvatura lateral del Note Edge, pero estos dispositivos abren un camino hacia la innovación y un cambio necesario dentro un sector que empieza a estancarse.

Lo mismo ocurre con el YotaPhone 2. No se me ocurre la forma de justificar su precio para el usuario medio, ya que afortunadamente hoy en día disfrutamos de un muy amplio abanico de posibilidades donde gastar nuestro dinero a la hora de comprar smartphone, pero son los primeros en idear una forma alternativa de visualizar la información de nuestro teléfono ayudando a ahorrar batería.

¿Es tan caro poner una pantalla de tinta electrónica en el móvil? No, pero sí desarrollar la idea que hay detrás. YotaPhone 2 abre el camino para que otros lo mejoren, y el mayor beneficiado será el consumidor final.

Innovación en tecnología móvil, mucho camino por recorrer

Queda mucho donde innovar en tecnología móvil, desde baterías de materiales que ofrezcan mayor autonomía hasta lentes para cámaras que en esos tamaños consigan calidades muy superiores a lo que actualmente se ofrece. Encontrar el equilibrio entre innovación y precio ajustado es uno de los mayores retos para los fabricantes, porque muy poca gente estaría dispuesta a pagar 1500€ por un smartphone con una batería de 5 días de autonomía o cualquier otra función totalmente revolucionaria que se nos pueda ocurrir.

El precio de la innovación es alto, ¿estaríais dispuestos a pagarlo? ¿O creéis que es algo de lo que los fabricantes se tienen que hacer cargo? ¿Crees que los cambios en smartphones están tardando demasiado en llegar y que el sector va cada vez más lento? ¿O por fin comienza a acelerar?