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Repsol a tiro de OPA: la salida de Caixabank acrecienta su vulnerabilidad

22 septiembre, 2018 02:10

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Era una operación esperada, pero dejará resaca. Caixabank ha colgado un “se vende” inmediato sobre su 9,3% en Repsol valorado en 2.500 millones de euros. Aunque la decisión sigue las pautas de un plan estratégico a punto de concluir, con el objetivo de reducir el peso del consumo de capital que suponen las participadas, el mercado se ha sorprendido por la forma en que va a ejecutar la operación.

No hay un comprador concreto para ese cupo, sino que la desinversión se hará directamente en el mercado mediante un programa que liquidará durante este mes una parte de las acciones a un precio cerrado (un 1,91% del capital se venderá a 15,39 euros y un 2,70% a 15,55 euros). El 4,75% restante se venderá en los próximos meses, con fecha límite el fin del primer trimestre de 2019.

“La salida de la entidad no debería ser una sorpresa ya que la regulación financiera bancaria hace costoso en términos de capital el mantenimiento de fuertes participaciones en empresas”, explica el analista de GVC Gaesco, Víctor Peiro.

La forma de ejecutar esta venta, sin embargo, hace pensar a los expertos en que, después de buscar comprador para esas acciones sin éxito, haya optado por la vía menos 'cariñosa' para salir de una relación de dos décadas. “Lo más seguro es que hayan sondeado en busca de algún potencial comprador y, a falta de interesados, hayan decidido vender directamente en el mercado”, comenta a este periódico Felipe López, analista de Selfbank.

La decisión rompe uno de esos longevos matrimonios del Ibex y, como apuntan los analistas, pone punto final al deterioro de un vínculo que “empezó con la ruptura del pacto parasocial en la antigua Gas Natural en 2016” y cristalizó con la salida de Repsol del capital de la gasista este año.

Con Caixabank fuera del capital, Sacyr se convierte en el principal accionista de la petrolera, con una participación del 8,2%, aunque en su mayor parte está pignorado. Por detrás de la constructora quedará Bank of America, con un 5,36% del capital, y Blackrock, con un 4,98%, según los datos de la CNMV. Temazek, el fondo soberano de Singapur, ha reducido su posición en los últimos meses de un 3,3% a un 3%.

Aunque el núcleo accionarial queda muy limitado, lo cierto es que es una situación habitual en el sector petrolero y no difiere de lo que pasa en otra grandes como BP o Total, en las que el capital también está atomizado. Sin embargo, los lazos históricos entre ambas compañías y la rebautizada Naturgy, levantaban suspicacias entre los analistas.

“La competencia creciente entre petroleras y eléctricas por la presencia en la electrificación del transporte, podía hacer incómodo la presencia en dos compañías de ambos sectores”, apunta Peiro en referencia a la presencia de Caixabank en Repsol y a la de su matriz en Naturgy.

Candidato para una OPA 

La petrolera presentó el pasado mes de junio una actualización de su plan estratégico que abre su negocio hacia la transición energética. En su apuesta por convertirse en una ‘multienergética’, Repsol se ha puesto como ‘deberes’ ganar músculo en el negocio del gas e irrumpir en el mercado eléctrico español como generador y comercializador.

En apenas tres meses, la petrolera ya ha dado sus primeros pasos para lograr su meta de 2,5 millones de clientes en electricidad y gas que la colocaría en cuarta posición en el mercado español, por detrás de Endesa, Iberdrola y Naturgy.

Nada más desvelar su hoja de ruta hasta 2020, que contempla inversiones por 2.500 millones en proyectos en bajas emisiones de CO2 y desarrollo de nuevas oportunidades de negocio, compró a Viesgo activos de generación -2.350 MW en hidráulica y ciclos combinados de gas- y su comercializadora. Con 750 millones, Repsol lograba sus primeros 750.000 clientes.

¿La salida de Caixabank enturbia sus planes? Para el analista de Selfbank, el panorama de Repsol “no cambia mucho” a pesar de este movimiento accionarial. Desde Alantra, tampoco ven “mayores implicaciones” a la operación desde el punto de vista estratégico ya que el rol de Caixabank “era mucho menor de lo que solía ser”.

Sin embargo, los analistas ponen sobre la mesa otra posibilidad: con la salida de Caixabank, Repsol gana atractivo ‘opable’. “El núcleo accionarial de Repsol queda muy limitado, con Sacyr como primer accionista, el fondo Temasek y varias entidades financieras que consideramos free float. Aunque esta situación accionarial no es diferente a la de muchas grandes empresas europeas, aumenta la característica de Repsol de empresa teóricamente opable”, sostienen desde GVC Gaesco Beka

Para Fernando Lafuente, analista de Alantra, este escenario no está tan claro. “El atractivo especulativo de Repsol no es mayor (o menor) que antes y la salida de Caixabank no cambia mucho la situación”, asegura.

“Repsol puede parecer un candidato a OPA sobre el papel, pero en términos prácticos no creemos que lo sea”. Para el experto, sin embargo, no sería raro que Sacyr decidiera desprenderse también de su participación “en algún momento no muy lejano”, lo que aumentaría todavía más las posibilidades de ser comprada.

Presión sobre la acción

Aunque la venta estaba sobre la mesa y los analistas se muestran tranquilos sobre cómo puede afectar esto al rumbo de la compañía, los títulos de Repsol han cotizado en rojo durante todo el viernes, cerrando la sesión con una caída de 2,40% respecto al jueves, a 16,48 euros.

En los últimos seis meses, la acción de Repsol ha ganado casi un 18% aupada por el alza del precio del petróleo. La turbulencia de este viernes ha sido “moderada”, considera López, de Selfbank, si se tiene en cuenta el tamaño de la participación de Caixabank. Además, como el cupo de la entidad ya está en el mercado, “hay una oferta de títulos mayor a la habitual y esto se traduce en un descenso en el precio”, detalla.

Los expertos esperan que con la venta de la participación de Caixabank, los títulos de Repsol se vean presionados en las próximas semanas “a menos que se encuentre una ruta alternativa para que la salida sea más rápida”, apunta UBS. “A medio plazo, el fin de las participaciones cruzadas debería ser visto como algo bueno”, agrega el banco, que ve posible que las acciones de Repsol ya estuvieran reflejando -a la baja-, la especulación sobre esta venta.