Es la 'cara B' de la entrega de la compra a domicilio. Desde su sofá, y con un ordenador o un móvil, cualquiera puede hacer la compra a través de la web del supermercado que elija. Un pedido que llega en pocas horas a casa y para el que es necesario un despliegue logístico a la altura. En un momento en el que este tipo de pedidos es cada vez mayor... ¿cómo evitar al máximo la contaminación que provocan, tanto con el transporte como con las bolsas?

Es la pregunta que se están haciendo tanto los ayuntamientos de las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla) como los expertos en distribución y consumo. La clave: encontrar el modo de que la entrega de estas compras no suponga un problema para la sostenibilidad; en concreto, en tres ámbitos: el económico, el social y el medioambiental.

"El reto está en desarrollar un modelo de negocio para vender online que sea sostenible en el futuro", apunta el director general de Asedas (Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados), Ignacio García. Junto con la Universidad Complutense de Madrid, el segundo observatorio para la evolución del comercio electrónico de alimentación llama la atención sobre este aspecto, cómo hacerlo sostenible.

El transporte, determinante

En este sentido, además del papel de las empresas de distribución, cabe destacar que el cliente apenas repara en este aspecto de su compra. "El consumidor no relaciona la influencia de comercio online en el medio ambiente, desde el transporte hasta los envases adicionales. Es algo que debería plantearse", apunta la doctora en ciencias Económicas y Empresariales de la UCM, María Puelles.

Una relación que conocen y en la que están trabajando los expertos del sector. Entre las ideas, vehículos específicos para este transporte y una capacidad de almacenamiento de los pedidos mayor en los propios supermercados. "Lo previsible es que el comercio online genere un nuevo modelo de movildad", dice García.

Así, el director general de Asedas reflexiona sobre otra de las realidades de las ciudades que suponen un obstáculo, como lo es un precio creciente del suelo que no permite a las cadenas (ni a los hosteleros) tener el almacén junto a la tienda y, por tanto, genera una necesidad mayor de transporte. "Atender las necesidades crecientes de la población con una movilidad condicionada con menor capacidad de almacenaje es un reto", insiste. Y, apunta, se está intentando resolver con "lógica eficiente".

Desde camiones más grandes que tengan que hacer menos viajes al centro, aprovechar el recorrido que hacen (la media es entregar seis pedidos por furgoneta en cada salida), hasta las descargas por la noche -en la hora valle de tráfico-."Ese es el panorama hoy. Si pensamos en el futuro, con la entrega a domicilio en auge, cambia radicalmente", señala el director general. Entre las nuevas ideas en las que trabajan, la utilización de vehículos específicos con menores emisiones pensados para la entrega de los pedidos online.

Compra sostenible en toda España

Pero la sostenibilidad en la que trabajan los expertos no es solo medioambiental, sino también económica y social. En estos puntos, preocupa el sobrecoste asociado a la entrega a domicilio que hoy todas las empresas aplican a sus modelos de negocio online. Con una compra "muy competitiva" en España en precio -seis puntos por debajo de la media europea- cabe preguntarse si la compra online será capaz de ser también competitiva.

En su dimensión social, el comercio electrónico de alimentación encuentra grandes obstáculos en un país donde hay comunidades con población dispersa. "El canal online no llega más que a una pequeña parte de la población. Entendemos que un reto del desarrollo del futuro será dar servicio a la generalidad d ella población", insiste García.

Con todas las grandes cadenas de supermercados trabajando en digitalización, el objetivo de la sostenibilidad tendrá que copar su agenda. El futuro (reciente) del comercio online depende ello. 

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