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Carlos Alcaraz afronta una cita crucial en su temporada. El tenista murciano, actual líder del ranking ATP, regresa a la competición oficial en el Masters 1.000 de París, el último torneo de esta categoría del año que se celebra entre el 27 de octubre y el 2 de noviembre.

La participación del español en la capital francesa no es un compromiso más: representa una oportunidad decisiva para sellar matemáticamente su condición de número uno a final de temporada, un objetivo que ya logró en 2022 y que ahora persigue con renovada ambición.

El de El Palmar debutará directamente en segunda ronda, gracias a su estatus como primer cabeza de serie, donde se medirá al británico Cameron Norrie.

Su balance contra el número 31 del mundo es de cinco victorias y dos derrotas en sus siete enfrentamientos. El último llegó en Wimbledon 2025 donde el murciano pasó por encima de su rival cediendo únicamente ocho juegos en tres set. 

Su primer partido está previsto para el martes 28 de octubre, aunque la organización aún debe confirmar el horario exacto.

La llegada de Alcaraz a París se ha producido tras más de tres semanas de ausencia del circuito ATP, un paréntesis que utilizó para recuperarse físicamente en Murcia después de las molestias en el tobillo que le obligaron a renunciar al Masters 1.000 de Shanghái.

Durante ese periodo participó en el Six Kings Slam, torneo de exhibición en Arabia Saudí donde cayó en la final ante su gran rival, Jannik Sinner.

"No quería encadenar dos torneos seguidos. En años pasados se vio que no llegaba en plenitud, por eso me he preparado mejor para tener buenos resultados ahora", explicó el español sobre su decisión de priorizar el descanso.

Un cambio importante

Esta edición del torneo parisino presenta una novedad significativa: el cambio de sede del tradicional pabellón de Bercy al Paris La Défense Arena, un recinto que durante los Juegos Olímpicos albergó las pruebas de natación.

La transformación no es meramente cosmética: las nuevas pistas presentan una velocidad considerablemente más lenta que en ediciones anteriores, un factor que podría beneficiar notablemente al juego del murciano.

Carlos Alcaraz, ante Taylor Fritz en el ATP 500 de Tokio. Reuters

"Este año es totalmente diferente que el año pasado. La pista es mucho más lenta, pero creo que es una velocidad realmente buena, podemos ver tenis, no sólo saques", valoró Alcaraz tras entrenar en las nuevas instalaciones.

El cambio de condiciones llega en buen momento para un tenista que nunca ha ocultado su preferencia por superficies más lentas y que históricamente ha encontrado dificultades en los torneos bajo techo.

Su mejor resultado en París fueron los cuartos de final alcanzados en 2022, y en sus cuatro participaciones previas jamás superó la tercera ronda. Este Masters 1000 representa, además, uno de los pocos títulos importantes que faltan en su palmarés, junto con Shanghai y Canadá.

El sorteo ha deparado un cuadro que evita el enfrentamiento con Sinner hasta una hipotética final, un escenario que el público parisino anhela después de que ambos se hayan cruzado en las últimas cinco finales de torneos oficiales en los que coincidieron.

Entre ambos se han repartido los últimos ocho títulos de Grand Slam, conformando la rivalidad más apasionante del tenis actual.

Para alcanzar ese duelo definitivo, Alcaraz deberá superar un camino exigente con rivales del calibre de Lehecka, Auger-Aliassime o Fritz.

Pero el español llega motivado y con objetivos claros: "Siempre he soñado con los tres -acabar número uno, ganar en Turín y levantar la Davis-. No sabría con cuál quedarme", confesó. París representa el primer escalón de esa triple ambición que podría coronar una temporada memorable.