Publicada
Actualizada

Sinner y Alcaraz se han convertido en los claros dominadores del tenis. El nivel que muestran ambos jugadores en cualquier superficie es muy superior al resto y no es casualidad que reediten la final de Roland Garros en Wimbledon

La final sobre la hierba londinense no solo enfrenta a dos de los mejores tenistas del mundo, sino que también reparte cifras históricas en premios económicos. El torneo más prestigioso del tenis ha elevado una vez más su bolsa de premios, consolidándose como el Grand Slam más lucrativo de la temporada.

Este año el torneo reparte un total de 62,8 millones de euros, lo que supone un incremento del 7% respecto a 2024 y casi el doble de lo que se entregaba hace una década. Esta tendencia al alza responde tanto al crecimiento del tenis como espectáculo global como a la competencia entre los grandes torneos por atraer a las máximas figuras del circuito.

El campeón de la final entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner se llevará unos 3,5 millones de euros, mientras que el subcampeón recibirá alrededor de 1,7 millones de euros.

Estas cifras suponen un aumento del 11% respecto a la edición anterior, reflejando el esfuerzo de Wimbledon por mantenerse a la vanguardia en la recompensa a los deportistas de élite.

Un Grand Slam en juego

Tanto Alcaraz como Sinner han dejado claro en repetidas ocasiones que su principal motivación es la gloria deportiva. Sin embargo, el premio económico de Wimbledon añade un aliciente extra a una final que ya es histórica por sí misma.

Carlos Alcaraz, vigente bicampeón de Wimbledon, llega a su tercera final consecutiva en el All England Club, consolidando su estatus como uno de los grandes dominadores de la nueva generación.

Por su parte, Jannik Sinner, actual número uno del mundo, disputa su primera final en la hierba londinense tras una temporada espectacular.

El domingo, en la pista central del All England Club, habrá un duelo entre dos estilos, el vendaval italiano frente a la resiliencia española, dos formas de entender la máxima intensidad de un deporte que no entrará en declive tras las retiradas de quienes lo han elevado a lo más alto en las últimas décadas.

Alcaraz y Sinner no solo compiten por títulos, sino que representan dos formas de entender el tenis y la vida. Su rivalidad, forjada en el respeto y la admiración mutua, es el motor que impulsa al tenis hacia una nueva época, donde la excelencia y la diversidad de estilos son la norma. El domingo, en la Catedral del tenis, el mundo será testigo de un duelo que ya es historia viva del deporte.

El mundo del tenis estará pendiente de quién levanta el entorchado. La batalla entre Alcaraz y Sinner promete emoción, calidad y espectáculo.