El orgullo de un municipio de menos de 25.000 habitantes. El Palmar (Murcia) se acostó tarde este domingo para vivir la victoria de Carlos Alcaraz en el US Open de Nueva York. Casi tres mil de ellos lo siguieron en pantalla gigante colocada en el pueblo. A las 1:40 horas, se pusieron en pie y gritaron eufóricos por el triunfo del chaval de 19 años.

"¡Viva Murcia!" y "¡Viva el Palmar!", se escuchaba en la celebración de los vecinos de Carlos Alcaraz. El tenista, el número uno más joven de la historia del deporte de la raqueta, reconocía sus raíces mientras recogía su primer título de Grand Slam: "Orgulloso de ser murciano, ser de El Palmar y ser español", señaló.

Alcaraz ha tocado la cima siendo casi un adolescente, pero no olvida nunca de dónde viene ni quién es su gente. Nada más ganar a Casper Ruud en la final, Carlitos saltó varias filas de la grada de la Arthur Ashe en busca de los suyos. La imagen del abrazo con su hermano, su padre y su equipo técnico sacó alguna lágrima a más de uno de los que veían el partido desde El Palmar.

La figura crucial en el éxito de Alcaraz es Juan Carlos Ferrero, otro español que fue número uno de la ATP. Le entrena desde hace casi un lustro y este domingo, desde el box, le seguía dando claves a Carlos para llevarse la victoria: "Convéncete de que tienes que ir a por el partido. No vale otra cosa", le decía casi en la conclusión del prime set.

En la rueda de prensa posterior al partido, 'Juanky' -como le llama Alcaraz- compareció al lado del protagonista de la noche. "Creo que está al 60 % de su juego, puede mejorar muchas cosas, sabemos que tiene que seguir. Ahora que es número uno tiene que seguir ganando, lo sabemos y se lo recordaré", dijo Ferrero.

"Cuando lo vi por primera vez era un fideo, era muy pequeño, pero notamos algo muy especial"

Juan Carlos Ferrero, sobre Carlos Alcaraz

Es la persona que mantiene a su pupilo con los pies sobre la tierra. De hecho, también aprovechó la ocasión para recordarle a este lo que debe mejorar: "El resto, el saque, el revés en ciertas situaciones, la consistencia, el intentar no irse mentalmente...". Un campeón siempre necesita alguien así a su lado. Carlos lo tiene.

Ferrero también recordó la primera vez que se conocieron: "Cuando llegó a la academia era un fideo, tenía rapidez, pero no tenía músculos, pero sí vimos algo muy especial", aseguró. "Lo vi por primera vez con doce o trece años. Vino y entrenamos un día, era muy pequeño pero se veía que todo el mundo hablaba de él. Tenía todo lo que tiene ahora, pero en pequeño", añadió.

Aquellos primeros entrenamientos ocurrieron en 2017. Alcaraz iba de Murcia a Villena, hasta la JC Ferrero Equelite y Juan Carlos se fue enamorando de su tenis. Carlitos tenía 15 años cuando el extenista empezó a ser su entrenador y dejó su casa para mudarse a la academia. Comenzó su caminó hasta la cima.

Un vídeo de 2019 retrata lo que ya era Alcaraz de pequeño. Durante el Godó de aquel año, respondió a la gran pregunta hecha por unos niños: "¿Crees que vas a ser el número uno del mundo?". Con esa risa nerviosa propia de la adolescencia, dio la clave: "Si sigo trabajando cada día más, seguro que sí". Dicho y hecho. Tres años y medio después, lo ha conseguido.

Si no era este año, sería el que viene. El convencimiento en el equipo de Alcaraz era total. El primer 'grande' iba a llegar más pronto que tarde. Llegó este domingo. "Es increíble tener ese hueco en la historia", decía Carlos sobre ser el número más joven de todos los tiempos.

La ambición le hace pensar ya en lo más complicada: tener una carrera igual de larga y exitosa que Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic. "Es algo que busco, no quiero compararme con ellos, pero es algo que admiro y que todo el mundo quiere llegar a ser. Voy a intentar parecerme aunque sea una pequeña parte a ellos", recalcó.

"No me va a ser muy complicado mantenerme en el suelo, seguiré siendo el mismo chico de siempre"

Carlos Alcaraz

Dice estar "hambriento" y seguirá "siendo el mismo chico de siempre". Capaz de reconocerse a sí mismo, se tiene algo sorprendido por su rendimiento de las últimas dos semanas: "Me ha sorprendido la manera en la que he solventado los momentos difíciles, la manera en la que me sobrepuse a los malos momentos. Soy un chico al que le costaba mantener regularidad" afirmó.

Ahora ya no es la promesa del circuito y sí el rival a batir por todos. Eso le añade más presión. Lleva tiempo haciéndose a ella. Concretamente, desde que ganó en abril en Miami vio que "podía ganar un 'grande'". Desde la cima, Carlitos mira sin vértigo al futuro. El presente ya es de él.