Londres

Rafael Nadal siguió este jueves buscando su mejor versión sobre hierba para poder aspirar a reconquistar Wimbledon, un torneo que ha ganado en dos ocasiones (2008 y 2010) y que lleva años olfateando de nuevo (semifinalista en sus dos últimas participaciones). De entrada, y para llegar a la tercera ronda, el campeón de 22 grandes derrotó 6-4, 6-4, 4-6, 6-3 a Ricardas Berankis en un cruce que le vio hacer algunas cosas bien, y otras regular, todavía con margen de mejora antes de que todo se ponga muy serio. Afortunadamente para el número cuatro mundial, aún queda para que eso ocurra. En dos días, el balear se medirá a Lorenzo Sonego (7-6, 6-4, 6-4 al francés Gaston) por una plaza en octavos. [Narración y estadísticas]

“Los dos primeros sets han sido malos en general, pero el cuarto ha sido bueno”, reconoció Nadal tras la victoria. “Me sentía un poco cansado del otro día, con agujetas en los cuádriceps. Son muchos años sin jugar en hierba y el partido de primera ronda fue duro. Eso me ha quitado un poco de chispa”, prosiguió. “No ha sido el mejor comienzo, pero sí el mejor final. He terminado con un buen nivel de tenis, mejorando cosas. Había que pasar el partido de hoy porque las sensaciones no eran las mejores”.

Bajo los rayos de sol de una fría tarde de verano londinense, Nadal maximizó las carencias de Berankis camino de la victoria, la 307 en un Grand Slam (rompiendo el empate que tenía con Martina Navratilova). El lituano, un buen tenista que prometía mucho más de pequeñito (ha llegado a ser el número 50 mundial), fió sus opciones a la intensidad y el dinamismo en cada uno de sus golpes, la única forma de ser competitivo en césped sin tener la altura de una torre (1,75m) ni contar con grandes palancas que le permitan ser extremadamente agresivo.

Nadal, en cualquier caso, vivió un partido incómodo que pese a eso tuvo bajo control desde el principio, incluso cuando después de hacerse con la primera manga se encontró 1-3 en la segunda. El balear, que volvió a pagar su intento por lanzarse al ataque con más errores que ganadores (35 a 39), recuperó la desventaja (3-3) y abrochó el set para situarse a un paso del triunfo, a tiro la clasificación para volver a la pista el próximo sábado. 

Eso, sin embargo, se complicó en un parpadeo. 

Al igual que el primer día ante Cerúndolo, el balear pasó un mal trago al ceder el tercer set. Con todo controlado, Nadal abrió la puerta para que Berankis creciese, y se vio agobiado cuando el lituano tomó el control del encuentro. Tan pronto se metió en el agujero el mallorquín como salió de el: un arranque en tromba en el cuarto parcial le colocó 3-0 antes de que el encuentro se parase durante casi una hora como consecuencia de la lluvia.

La reanudación, bajo techo, confirmó lo que se presumía cuando ambos rivales se marcharon camino del vestuario: pese al mal trago y dos sets malos, un triunfo de Nadal. Suficiente por ahora.