Rafael Nadal estará en las semifinales del Masters 1000 de Roma. El viernes, y después de sufrir para superar las dos primeras rondas en el torneo, el español eliminó a Alexander Zverev (6-3 y 6-4) una semana después de caer en Madrid en la misma ronda y ante el mismo rival. Que en esta ocasión el desenlace fuese distinto tiene una explicación sencilla: el campeón de 20 grandes estuvo mucho mejor que hace siete días, pero la suma de dos factores clave (el desgaste y las condiciones de juego del Foro Itálico) ayudaron en el pase a semifinales del número tres mundial. [Narración y estadísticas]

“No sé si es mi mejor partido de 2021, no lo he analizado”, dijo el español tras el triunfo. “Ha sido sólido, completo, con muchas cosas que se reconocen cuando lo hago bien en esta superficie. He cambiado bien el ritmo y solo me ha faltado algo de valentía para tirar un poco más alguna vez”, añadió. “También físicamente ha sido positivo, porque me he notado resistente e incluso más rápido”.

Fue un partido entre dos tenistas cansados: mientras que Nadal necesitó 3h27m para superar al canadiense Shapovalov en octavos, Zverev empleó 2h53m en remontar a Kei Nishikori un encuentro que acabó cerca de las nueve de la noche. El alemán, además, saltó a la pista vacío, pagando la fatiga de su título en Madrid y el esfuerzo de viajar a Roma el lunes para debutar al día siguiente sin tiempo para nada.

A esa circunstancia capital se le sumó otra que tuvo un impacto enorme en el desarrollo del encuentro. 

A diferencia de lo que ocurrió en Madrid (667 metros de altitud sobre el nivel del mar), que el partido se jugase en Roma le dio la oportunidad a Nadal de dominar los peloteos desde el fondo de la pista con un control en sus golpes que no tuvo en la Caja Mágica, beneficiándose de un margen de error mucho mayor y encontrándose más tranquilo para poder estructurar su plan de juego. 

La buena salida de Nadal (4-0) y los gestos de Zverev, doblándose para pedir aire tras cada punto largo, anticiparon un partido sencillo, posiblemente de una sola dirección. El alemán, claro, tiene demasiado carácter como para dejarse pisotear sin al menos resistirse. Zverev apareció en el duelo para recuperar su sitio y el duelo se transformó en una buena batalla que terminó con Nadal por los suelos después de engancharse con una de las líneas de la pista (corriendo a por una dejada con 5-3 en el primer parcial) y con el alemán rugiendo para intentar meterse en el cruce.

Nadal, por supuesto, se lo puso imposible.