Rafael Nadal seguirá sin el título de París-Bercy, al menos de momento. Este sábado, en semifinales, Alexander Zverev eliminó al español (6-4, 7-5) para jugar por el trofeo ante Daniil Medvedev (6-4, 7-6 a Milos Raonic) y dejó al campeón de 20 grandes fuera de combate del último Masters 1000 de la temporada. A Nadal solo le queda la Copa de Maestros de Londres (desde el próximo 15 de noviembre) para cerrar este extrañísimo 2020. [Narración y estadísticas]

Después de ganar sus tres primeros partidos en París sin terminar de encontrar las buenas sensaciones, Nadal se topó con un rival en estado de gracia: Zverev llegó al cruce ante el español respaldado por 11 victorias consecutivas (todas en pista rápida bajo techo) y dos títulos (Colonia 1 y 2). Acorralado por los problemas en su vida privada (hace unos días anunció que sería padre junto a Brenda Patea, una exnovia, mientras Olga Sharypova, otra expareja, le acusaba de maltrato y violencia de género), el joven de 23 años demostró una envidiable capacidad para abstraerse del ruido dentro de la pista.

Bajo la atenta mirada de David Ferrer, entrenador de Zverev y uno de los mayores rivales que Nadal se ha encontrado en su carrera, el mallorquín perdió el saque en blanco en su segundo turno de servicio del partido. Durante 20 minutos, el número dos del mundo penó para mantenerle el ritmo al alemán, perdido entre los errores no forzados y las malas decisiones.

Ese tenista blandito del inicio dejó paso a otro que compitió tímidamente con Zverev el final del primer set, pero que volvió a quedarse atrás en el segundo. Sin sufrir con su saque, el alemán llegó fresco para presionar al resto, poniendo en apuros a Nadal casi constantemente.

“¡Venga hombre!”, se recriminó el español tras ceder un break en la segunda manga y ver cómo su contrario se disparaba en el marcador (3-1), apuntando hacia una victoria que Nadal amenazó en el último momento. Con Zverev buscando el 4-2, el mallorquín se procuró dos pelotas de break que no convirtió. Fue ahora o nunca, un tren sin retorno, la gran oportunidad para engancharse a una semifinal que el alemán se llevó con mucho merecimiento.