Rafael Nadal jugará los cuartos de final del Masters 1000 de Roma con una tranquilidad importante: vencer a Dusan Lajovic (6-1, 6-3) le ayudó a ganar ritmo tras reaparecer el pasado miércoles después de más seis meses parado como consecuencia de la pandemia de covid-19. Así, el número dos encontró un trampolín para continuar poniéndose en forma, justo lo que necesita si quiere aspirar a pelear todo lo que tiene por delante: hasta el próximo lunes, Roma; desde el día 27 de septiembre, Roland Garros. De momento, le espera Diego Schwartzman (3-6, 6-2, 6-4 a Hubert Hurkacz) por el pase a semifinales. [Narración y estadísticas]

“Mi objetivo era llegar siendo competitivo al inicio del torneo, y es lo que he hecho”, reconoció Nadal. “Han sido dos partidos positivos, dos victorias importantes para mí. He ganado con un nivel de tenis muy bueno, mejor de lo que habría esperado semanas atrás. Tenía dudas y las tengo. En el deporte, las cosas cambian rápidamente, y más tras tanto tiempo sin competir”, prosiguió el campeón de 19 grandes. “A día de hoy, todos los partidos me ayudan. Ganar es prioritario porque me da la oportunidad de seguir compitiendo. Era importante no llegar a Roma y perder rápido. Al ganar hoy me he asegurado jugar al menos tres partidos sobre tierra en mucho tiempo, y esto me ayuda sin ninguna duda”. 

Antes de hundirse, Lajovic encontró su sitio en la pista con 0-2, después de entregar su primer saque del partido. En el siguiente juego tras el break, el serbio le rompió el servicio a Nadal en blanco (1-2) abriendo huecos por todos los rincones de la pista y viendo la pelota de tenis como un balón de playa.

Entonces, comenzó el verdadero partido. 

Durante 12 intensos minutos, los dos rivales se exprimieron en un puñado de peloteos tremendos. De lado a lado. De línea a línea. Con distintas alturas. Con cambios de ritmo. Con defensas inexplicables. En mitad de esa batalla, un partido clásico de tierra entre dos especialistas, Lajovic fue salvando uno a uno los cinco puntos de rotura que Nadal se procuró, resistiéndose a ceder su saque. El español, por supuesto, insistió hasta celebrar el break a la sexta oportunidad (3-1), provocando un derrumbe: Lajovic entregó la confianza en la victoria y no perdió su brazo derecho de auténtico milagro, descolgado como podría haber acabado tras intentar contrarrestar los latigazos de su contrario.

El mallorquín le propinó un 6-1 en el primer parcial (37 minutos), pero el resultado no reflejó el tira y afloja que los contrarios mantuvieron durante los juegos iniciales del set. En la segunda manga, sin embargo, Nadal pasó por encima de Lajovic como una apisonadora. El serbio ganó su primer saque del partido cuando el reloj ya había descontado 1h12m. Para entonces, el español estaba a un paso (4-1) de una victoria que tardó en amarrar porque se enredó (4-3 tras el break de su oponente) y sufrió un poquito para levantar los brazos.

Así llega Nadal a los cuartos de final: tras 200 días sin competir, ha perdido seis juegos en los dos partidos que ha jugado en el torneo. 

Nadal, durante el partido ante Lajovic. Angelo Carconi Reuters