Ocasión imperdible, oportunidad amarrada.

A los 21 años, Alejandro Davidovich jugará sus primeros octavos de final de Grand Slam tras superar este viernes a Cameron Norrie (7-6, 4-6, 6-2, 6-1). El español, que solo había logrado una victoria sobre pista dura en el circuito ATP, se ha destapado en Nueva York, aprovechando la situación que se le había presentado: no todos los días se juega una tercera ronda del US Open frente a un contrario tan asequible como el británico, número 76 del mundo. 

“Ayer casi no dormí, estaba muy nervioso”, confesó el español. “Esta mañana me he levantado con un nudo en el estómago y he tenido que llamar a mi psicólogo. No sabía cómo iba a salir a la pista. Me ha dado un par de consejos y me ha tranquilizado. Me ha dicho que disfrutase y que no pelease contra mis nervios, que me traicionarían en el partido. Y eso he hecho: lo he demostrado en el partido porque en ningún momento me he enfadado”.

El encuentro se discutió entre terribles nervios, con ambos tenistas muy conscientes de lo que había en juego. Con el premio de pisar un terreno desconocido para los dos, Davidovich ofreció más templanza que Norrie para gestionar las situaciones delicadas del encuentro. Que el español ganase a su rival en calma confirma el buen trabajo que lleva meses haciendo para domar su temperamento, moldeándose a sí mismo, calmando las pulsaciones del jugador espectacular que se presentó al mundo ganando Wimbledon 2017 en categoría júnior, con un abanico de recursos tan llamativo como poco efectivo.

“Ha sido un trabajo muy duro, no lo voy a negar”, confesó Davidovich. “He sido un poco rebelde en años anteriores. Jorge Aguirre [entrenador] y Antonio de Dios [psicólogo] me han llevado por una buena línea, y estoy muy contento”, repitió. "Se me pasan muchas cosas por la cabeza en un partido, y la estamos amueblando para que jugar sea más simple y consiga sacar todo mi tenis”.

Olvidándose de esos tiros de YouTube, Davidovich se hizo sólido desde el fondo de la pista sin renunciar a la agresividad, que es su sello de identidad. Así se llevó el español la primera manga en el desempate, y así se recuperó en la tercera, cuando el partido estaba sin dueño después de que Norrie lo empatase en el segundo set.

Casi en un estado zen, entendiendo que era superior al británico, Davidovich se agarró al triunfo para llegar más lejos que nunca en un grande. Si todo va bien, debería ser el principio de una carrera prometedora.