A las seis de la tarde del martes, España arranca su andadura en la nueva Copa Davis midiéndose a Rusia en el primer encuentro de la fase de grupos. Tras días de preparación, el equipo que ha elegido Sergi Bruguera para intentar conquistar la sexta Ensaladera debería estar listo cuando la pelota vuelve por primera vez en el Estadio Manolo Santana de la Caja Mágica.

Como Bruguera ha defendido con ahínco estos días, hay algo innegociable: los cinco jugadores que ha seleccionado llegan en un momento espléndido de forma tras un 2019 que ha tenido absolutamente de todo.

Nadal, entrenando para la Copa Davis. Álvaro Díaz RFET

RAFAEL NADAL (número uno del mundo, cuatro títulos, 53 victorias y siete derrotas)

Lo que puedo convertirse en una temporada muy complicada ha terminado siendo uno de los mejores años de su carrera. Nadal arrancó el 2019 como un tiro, alcanzando la final en el Abierto de Australia (perdió ante Novak Djokovic en el partido por el título) de la mano de una decidida apuesta por el tenis de ataque. Una lesión en la rodilla derecha, que sufrió durante su partido de cuartos de Indian Wells contra Karen Khachanov, y que le impidió jugar las semifinales con Roger Federer, cambió radicalmente el rumbo de la temporada: el español sufrió una crisis anímica, consecuencia de todos los problemas físicos acumulados en tan poco tiempo, que le llevaron a plantearse dejar de jugar unos meses, tomarse un tiempo, replantearse las cosas.

Así, Nadal llegó herido de muerte al comienzo de la gira de tierra batida (derrota en los cuartos de Montecarlo contra Fabio Fognini) y tocó fondo en su primer encuentro ante Leonardo Mayer en el Conde de Godó de Barcelona. Desde entonces, tras remontar jugando mal al argentino, el español puso un cambio de mentalidad que desembocó en la remontada sobre la que se ha construido un año glorioso: después de dejar atrás sus problemas, Nadal ganó Roland Garros, volvió a llegar a las semifinales de Wimbledon y celebró el trofeo en el Abierto de los Estados Unidos.

En consecuencia, Nadal se colocó por primera vez a un Grand Slam de distancia del récord absoluto de Federer (19 a 20) y se colocó en una posición fantástica para terminar el año como número uno por quinta vez en su carrera, algo que ratificó en la pasada Copa de Maestros, para rematar un año en el que ha apostado por su apuesta conservadora (solo ha jugado 13 torneos) y por la regularidad (sin contar lo que ocurrió en Londres la semana pasada porque el formato es diferente a cualquier otro, solo una vez ha caído antes de las semifinales, en Acapulco).

Bautista, durante un entrenamiento de la Davis. Álvaro Díaz RFET

ROBERTO BAUTISTA (número nueve del mundo, un título, 40 victorias y 21 derrotas)

A pesar de no haber jugado la Copa de Maestros de Londres, a la que acudió como primer reserva, Bautista ha completado este curso el mejor de su carrera. El español arrancó 2019 ganando el título en Doha, eliminando por el camino a Novak Djokovic, y unas semanas más tarde se plantó en los cuartos de final del Abierto de Australia. Ese comienzo espectacular llevó al castellonense a adquirir un nivel de crucero impresionante, que le valió para derrotar de nuevo a Djokovic en el Masters 1000 de Miami.

Aunque no consiguió destacar en la gira de tierra batida europea (semifinales en Múnich como mejor resultado), Bautista se desató definitivamente sobre hierba, clasificándose para disputar las semifinales de Wimbledon por primera vez en su carrera (cayó con Djokovic) y quedándose a las puertas de entrar en el top-10. Eso, claro, lo logró en verano durante la gira estadounidense de pista rápida: dos buenas actuaciones en Canadá y Cincinnati (cuartos en ambos torneos) le abrieron las puertas para ocupar una de las 10 primeras posiciones de la clasificación, derribando otro de los objetivos de su carrera.

Colocado en esa posición tan ventajosa, Bautista se lanzó a buscar una plaza en la Copa de Maestros, el torneo que reúne a los ocho mejores tenistas de la temporada, pero rozó con los dedos la participación, que en ningún caso ensombrece su espectacular año.

Carreño, en un entrenamiento en Madrid. Álvaro Díaz RFET

PABLO CARREÑO (número 27 del mundo, un título, 30 victorias y 21 derrotas)

Un partido comenzó marcando la temporada Carreño. Tras casi cinco horas de partido, el español ganaba 8-5 en el super tie-break de su partido de octavo de final del Abierto de Australia contra Kei Nishikori. Una mala decisión del juez de silla, que le costó un punto, dio paso a un enfadado tremendo que terminó con el español derrotado y desquiciado, marchándose de la pista lanzándole insultos al árbitro.

Desde entonces, Carreño sufrió una lesión en el hombro derecho que le obligó a perderse seis torneos, quitándole toda la confianza y el ritmo que había ganado en el primer grande del curso. Su regresó en el Conde de Godó de Barcelona llegó acompañado de cuatro derrotas a la primera, y una caída en el ranking (fuera de los 40 primeros) que fue más allá (llegó a caer hasta el 69 del ranking), condicionado de nuevo por unos problemas en el aductor.

Trabajando y peleando, jugando las fases previas de torneos a los que hasta hace poco entraba de forma directa, Carreño sacó la cabeza al ganar el título en Chengdu e iniciar una remontada que culminó al encandenar unas semifinales en Estocolmo unos cuartos en Viena, de los que se vio obligado a retirarse como consecuencia por unos dolores en su espalda. Eso, en cualquier caso, no tapó lo obvio: el español ha sabido salir adelante en una temporada marcada por un puñado de golpes.

López, antes de estrenarse en la Davis. Álvaro Díaz RFET

FELICIANO LÓPEZ (número 62 del mundo, un título, 12 victorias y 14 derrotas)

El toledano, que se estrenó como director del Mutua Madrid Open, no pasaba por su mejor momento antes de la llegada de la gira de hierba, su parte predilecta del año. Fuera de los 100 mejores (113) y obligado a jugar previas en la mayoría de los torneos, López aterrizó en el césped confiando en darle un cambio radical a su año. Y eso fue exactamente lo que sucedió.

En el mes de junio, en el histórico torneo de Queen’s, López ganó su segundo trofeo al imponerse a Gilles Simon en la final, y dejando por el camino a rivales tan duros como Milos Raonic o Felix Auger-Aliassime. La actuación de Feliciano no quedó ahí, fue mucho más allá: junto a Andy Murray, que reaparecía tras someterse a una reconstrucción de cadera en enero tras anunciar una retirada que luego se replanteó, el español ganó también el título en dobles, coronando una semana inolvidable, posiblemente la mejor de su vida deportiva.

Ganar en Queen’s le dio a López un cheque en blanco para poder jugar, al menos, una temporada más gracias a los 500 puntos que ganó en Londres, y que no tendrá que preocuparse por defender hasta junio de 2020. A los 38 años, hay pocos regalos mejores que ese.

Granollers, en un entrenamiento en Madrid. Álvaro Díaz RFET

MARCEL GRANOLLERS (número 25 del mundo de dobles, 2 títulos, 25 victorias y 14 derrotas)

Más allá del circuito Challenger, las mejores actuaciones individuales de Granollers llegaron en Houston (cuartos) y Newport (semifinales). En dobles, el español ha ido brillando durante el curso con diferentes parejas, demostrando una vez más lo polivalente que es en esa modalidad.

Por ejemplo, Granollers celebró el título en Newport uniéndose a Sergi Stakhovsky y poco tiempo después de alzó con el Masters 1000 de Canadá de la mano de Horacio Zeballos. Esa conexión con el argentino, que tantos buenos resultados les dio sin apenas preparación, les llevó a unirse de nuevo en el Abierto de los Estados Unidos, donde llegaron hasta la final (cayeron con Juan Sebastián Cabal y Robert Farah) dejando la puerta abierta a la consolidación de esa pareja de cara al próximo curso.