¿Cuándo ha jugado Rafael Nadal tan bien sobre hierba? La pregunta no tiene una respuesta sencilla, pero hay algo muy evidente. Hacía tiempo, mucho, que el español no se exhibía de esta manera en la superficie más especial de todas. El lunes, el campeón de 18 grandes destruyó 6-2, 6-2 y 6-2 a Joao Sousa y se metió en los cuartos de final, donde ahora se las verá con Sam Querrey o Tennys Sandgren. Como en los días anteriores, el resultado dejó las mismas sensaciones que el juego del tenista: mucho deberían torcerse las cosas para no ver a Nadal peleando por el título este año. [Narración y resultados]

“Honestamente”, se arrancó el número dos después de la victoria, “creo que tenía un cuadro difícil antes de empezar el torneo. De los cuadros más difíciles que me han tocado en Wimbledon nunca. Si los partidos no han sido ajustados de marcador es porque he hecho muchas cosas bien”, prosiguió el mallorquín. “Prefiero estar en esta situación que estar sufriendo cada día”, siguió. “Mi objetivo a principio de semana era llegar competitivo y eso lo conseguí. Cada día he dado pasos adelante. He jugado unos partidos muy buenos. Estoy preparado, pero no sé cómo me van a ir las cosas”.


Nadal puso el 4-0 en la primera manga cuando los aficionados todavía estaban ocupando sus asientos en la central. Con una convicción tremenda, el español atacó cada pelota de Sousa buscando hacer daño, sin que el número 69 pudiese hacer nada más que abrirse de brazos mirando a su equipo mientras su contrario devoraba la clasificación a toda mecha.

Sousa, que había aterrizado en los octavos después de inclinar a Daniel Evans en cinco mangas, convertido en el primer portugués en llegar tan lejos en Wimbledon, vivió el encuentro como una tortura. Sin ninguna oportunidad para meterle mano a Nadal, tan sólido estuvo el español, con tanta determinación, Sousa terminó aceptando la realidad que rodea ahora mismo a su oponente.

El número dos del mundo, que en 2018 estuvo cerca de jugar la final después de caer dramáticamente con Novak Djokovic en las semifinales (9-7 en el quinto set para el serbio), está ahora mismo por encima de ese nivel que le permitió volver a ser competitivo en Wimbledon. Quizás, Nadal nunca había jugando tan bien en hierba como estos días en Londres.