Una vez, hace ocho o nueve años, estaba hablando con Rafa y me hizo la siguiente reflexión.   

“Yo no sé por qué, pero cuando estoy en una situación extrema contra uno de los mejores jugadores del mundo siento que tengo más opciones de ganar. Y no me preguntes por qué”.

El partido que Nadal jugó el pasado martes en los cuartos de final de Wimbledon ante Juan Martín del Potro fue un encuentro de tenis fantástico rematado por un quinto set de película, uno de los mejores que he visto nunca. 

En una superficie como la hierba, tan distinta a las otras, todos los puntos eran buenos y a una velocidad espectacular. Rafa hacía un tiro fabuloso y le venía otro mejor, e igual pasaba con Juan Martín. Al final, le costó mucho mantener el saque tras hacer el break, salvando cinco puntos de rotura in extremis. Hubo calidad, hubo tensión y hubo emoción. 

¿Que por qué ganó Rafa? Ganó porque tiene un plus, lo dijo luego el propio del Potro tras el encuentro.

Cuando está bien, Nadal tiene un don especial, una capacidad espectacular para superar las situaciones adversas. A veces, y por su tipo de tenis, le cuesta más que a Roger Federer o Novak Djokovic llegar a la excelencia, pero cuando la alcanza se convierte en un tenista tremendo. 

Nadal, en su partido ante del Potro en los cuartos de Wimbledon. Andrew Couldridge Reuters

Rafa tiene un poder de intimidación brutal, le hace sentir al contrario que es muy difícil ganarle, que no va a perdonar ni una pelota. Eso debió padecer del Potro, un rival que estuvo a la altura en todo momento. 

Estoy seguro de que hoy estaríamos hablando del Big-Five, y no del Big-Four, si las lesiones no hubieran aparecido en la carrera del argentino. Tenía el potencial para poder ser el número uno del mundo y los problemas en las muñecas le han frenado demasiado, pero estamos ante un tenista que tiene algo diferente para estar muy arriba. 

Este viernes, en las semifinales con Djokovic, será un partido bastante diferente. Lógicamente, el serbio no tiene el saque de del Potro, pero a Rafa le ayudará haberse medido al argentino para restar. Nole se mueve mucho mejor que Juan Martín y tiene más control en sus dos golpes principales. Es decir, regalará menos.

¿Está Djokovic ya de vuelta a su mejor versión después de un año difícil?

Hay tres fases en Djokovic. El de antes de explotar, que podía tanto ganar a los mejores como perder con ellos. El inabordable, que lo consiguió prácticamente todo dominando con mano de hierro. Y el de estos últimos meses, que ha tenido muchas dudas. 

Creo que Nole está en la primera fase ahora mismo. Eso quiere decir que puede ganar o perder ante Nadal o Federer. La diferencia es que no tiene la confianza de haber encadenado muchas victorias, pero está jugando muy bien. Ha habido torneos a los que ha llegado bien y se ha marchado con derrotas que no esperaba. 

Eso tiene una explicación. En los momentos importantes, si no tienes victorias encima te puede seguir costando. Rafa está jugando muy bien y viene con una confianza enorme tras todos los triunfos que ha cosechado este año. Esto hace que sea un poquito más favorito ante Djokovic en un partido que es una final anticipada.

Eso no quiere decir que el ganador sea campeón de Wimbledon, pero todo lo que han demostrado en sus carreras hace que estemos frente a una final anticipada. Eso sí, el que gane va a tener que hacer un buen partido el domingo porque Kevin Anderson y John Isner, los otros dos semifinalistas, son rivales tan diferentes como incómodos.

Confío y espero que seamos nosotros los que tengamos que afrontar ese problema. 

*** Francis Roig fue tenista profesional y es entrenador de Rafael Nadal desde 2005.