París (enviado especial)

“Nunca había estado en una rueda de prensa tan grande ni con tantos periodistas”.

La confesión de Marco Trungelliti llegó como reacción a la respuesta de los periodistas, que el lunes por la tarde abarrotaron la sala principal de Roland Garros para ahondar en la historia del argentino. Lógicamente, no fue para menos: Trungelliti recorrió en coche los 1035 kilómetros que separan Barcelona de París para entrar al cuadro final del segundo grande de año como lucky loser, jugar ante Bernard Tomic y sellar su pase a la siguiente ronda (6-4, 5-7, 6-4 y 6-4), donde este miércoles le espera Marco Cecchinato (2-6, 6-7, 7-5, 6-2 y 10-8 a Marius Copil) y la opción de pelear por seguir avanzando.

“Esto no suele pasar, no todos los días se puede jugar una segunda ronda de un Grand Slam. Venía un poco cansado, así que intenté que todo fuera normal”, aseguró el argentino. “A veces, para correr las piernas no necesitan dormir”, protagonista de una inolvidable aventura de cinco etapas.

EL PRINCIPIO DE TODO

“Estábamos en casa, con la familia. Hace una semana mi mamá, mi abuelita y mi hermano viajaron a Barcelona para visitarnos a mi esposa y a mí. En teoría tenían que venir también a París y entonces perdí en la frase previa, el jueves y regresé a casa”.

UN PLAN FAMILIAR

“Nos estábamos preparando para ir a la playa. Es muy curioso porque mientras nos organizábamos para ir, mi abuela me contó que solían hacer viajes en el último minuto con mi abuelo. Que hacían las maletas y se iban a descubrir otra ciudad en Argentina. Alquilaron un coche para visitar Barcelona y otras ciudades en España, que es preciosa. Y entonces mi entrenador me llamó: ‘mira, Safwat está jugando ahora. Pregunta si podrías hacer tú lo mismo’. Así que pregunté y me dijeron que era el primero de la lista”.

CAMBIO DE IDEA: A PARÍS

“Mi abuelita estaba en la ducha justo cuando me avisaron y le dije: ‘nos vamos a París’. Había vuelos cancelados y huelga intermitente de trenes. No me fié y preferimos ir en coche. Tardamos cinco minutos en hacer las maletas. Yo no había deshecho la mía aún, así que fue rápido. Nos fuimos a la una de Barcelona y en 10 horas nos plantamos en París”.

10 HORAS EN COCHE CON CAFÉ

“El trayecto fue bien. Un buen café cada dos horas. Comer. Y después cenamos sobre las nueve. Llegamos a medianoche. Dormí cinco horas y vine por la mañana al club a las siete y media. Mi hermano André condujo la mayor parte del tiempo, prácticamente seis horas. Yo conduje unas cuatro y me ayudó a desconectar un poco,  a ir más relajado. Nos paramos cada dos horas para tomar café. Escuchamos todo tipo de música en el coche, pero todo tranquilo, no había razón para estresarse”. 

LA ABUELA MÁS FAMOSA DEL MUNDO

“Mi abuelita no tiene ni idea de lo que es el tenis. No sabe cómo se cuenta. De hecho hoy se enteró que el partido terminó porque todo el mundo aplaudía. Es maravillosa. Se llama Dafne y el mes que viene cumple 89 años. Ha estado muy nerviosa en el partido porque normalmente nunca mira partidos en directo. Es muy creyente y suele poner velas a todos los santos cuando estoy jugando”.