París (enviado especial)

—¿Qué opinas de lo que ha pasado con Margaret Court?

—No sé lo que ha pasado con Margaret Court.

—Criticó a una compañía aérea por apoyar a los matrimonios entre personas del mismo sexo.

—¡¿Qué?!

—Sí.

—¡¿Esto es en serio o no?!

—Además ha dicho que el tenis está lleno de lesbianas

—Es que me da igual totalmente… Me da igual esto, sinceramente.

La conversación entre un periodista y Garbiñe Muguruza reflejó la incredulidad de la española cuando se enteró de un enredo con mil nudos. Hace una semana, Margaret Court, ganadora de 24 grandes, intentó boicotear a la aerolínea Qantas (“no me queda más opción que usar otras compañías para mis viajes”, dijo) después de que su director ejecutivo volviera a posicionarse a favor del matrimonio homosexual. La australiana, que es pastora evangélica, no se quedó ahí: días atrás arrasó en una cadena de radio (Vision Christian Radio) con todo lo que se le puso por delante, disparando con bala y sin contenerse en ningún momento.

“El tenis está lleno de lesbianas”, aseguró Court. “Cuando yo jugaba solo había un par de ellas, pero ese par llevó a las más jóvenes a las fiestas”, añadió. “Estamos aquí para ayudar y que puedan superarlo”, continuó la australiana, que puso el foco en el movimiento LGBT (Lesbian, Gay, Bisexual and Trasgender) y cargó también contra los niños transgénero. “Son un producto del trabajo del diablo. Es lo que Hitler y el comunismo hicieron, meterse en la mente de los niños. Hay un complot en nuestro país y en el resto del mundo para comerle la cabeza a los niños”.

Navratilova, durante una rueda de prensa. Efe

En mitad de la tormenta, Martina Navratilova decidió este jueves contestar a Court a través de una carta abierta, dando forma al pensamiento del vestuario. “Ahora está claro quién es exactamente Court: una tenista asombrosa, pero también una racista y una homófoba”, escribió la estadounidense, campeona de 18 grandes y una de las primeras en defender los derechos de los homosexuales en el deporte. “Su crítica no es solo una opinión, ella está tratando de evitar que las personas del LGBT obtengan igualdad de derechos. Está intentando demonizar a los niños y adultos transexuales”, insistió. “Y ahora, ¿vincular a la comunidad LGBT con los nazis, comunistas y el diablo? Esto no está bien. De hecho, es enfermizo y peligroso. Los niños sufrirán más debido a este continuo golpeo y estigmatización de nuestra comunidad LGBT”.

Las astillas en la relación entre Court y Navratilova no son nuevas. En la década de los 90, la australiana dijo que la estadounidense era un mal ejemplo "por ser lesbiana”, palabras por las que fue perdonada tiempo después. Ahora, sin embargo, la guerra entre las dos ex números uno del mundo se ha reabierto después del intercambio de golpes entre ambas.

“Está haciendo el ridículo con sus comentarios sobre tenistas mayores que atraen a las jóvenes hacia fiestas para convertirlas en lesbianas. Qué bueno que no nombró a nadie, porque estoy segura de que la demandarían por difamación”, aseguró Navratilova, antes de preguntarse si la organización del Abierto de Australia debería plantearse quitarle el nombre a la segunda pista del torneo, bautizada como Margaret Court Arena en honor a la leyenda australiana.

Tsonga y Herbet, durante un partido en la pista Margaret Court en 2016. Jason O'Brien Reuters

“La gente del tenis como Margaret Court necesita ser más pequeña, no más grande”, reconoció Navratilova. “Es tiempo de cambiar ese nombre, y creo que Evonne Goolagong Arena es un nombre atractivo para ello”, opinó la estadounidense, pensando en otra de las grandes jugadoras de la historia de Australia. “Ahí hay una persona a la que todos podemos celebrar”, cerró Navratilova, que no tardó en encontrar apoyos para su idea.

“El año que viene habrá que ver quién quiere jugar en la Margaret Court y quién no”, avisó Samantha Stosur, la número 22 mundial. “No estoy de acuerdo con Margaret. Y creo que el matrimonio gay debería permitirse en Australia”, declaró. “Ella es una leyenda, pero no estoy de acuerdo con lo que dice”, coincidió Thanasi Kokkinakis. “Todo el mundo tiene derecho a elegir”, remarcó el australiano. “No he leído nada de lo que ella ha dicho, pero no tengo ningún problema con el matrimonio gay, en absoluto”, apoyó Nick Kyrgios, en la línea de todos los demás. 

“Hay que ver un poco hasta dónde ha llegado la situación para hacer algún tipo de boicot”, razonó Feliciano López, siempre dispuesto a debatir de todo. “Los comentarios son muy desafortunados y sinceramente no lo entiendo. ¿Por qué juzgar de esa manera a otras personas por el hecho de pensar diferente?”, cuestionó el español. “Cada uno que haga con su vida lo que considere. No somos nadie para valorar”, zanjó.

“No entiendo cuál es el problema si dos personas del mismo sexo quieren casarse, sean dos hombres o dos mujeres”, argumentó Andy Murray, número uno del mundo. “No entiendo por qué le importa a la gente. No es un asunto en el que deban meterse. Todo el mundo debería tener los mismos derechos”, prosiguió el británico. “El hecho de que los jugadores puedan boicotear a un Grand Slam puede causar muchos problemas. Creo que si hay que tomar alguna medida y los jugadores llegan a un acuerdo, como cambiar el nombre la pista, debería decidirse antes del torneo”.

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