Manacor

Rafael Nadal confirmó este jueves lo que ya avisó tras caer a la primera en el Masters 1000 de Shanghái contra Viktor Troicki: el mallorquín no jugará más esta temporada, se perderá los torneos de Basilea (entre el 24 y el 30 de octubre), París-Bercy (31 de octubre al 6 de noviembre) y la Copa de Maestros de Londres (13 al 20 de noviembre) y empezará a trabajar para llegar preparado a 2017, que debería arrancar en el torneo de Brisbane (desde el 1 de enero).

 

El frenazo tiene un lugar de nacimiento: el campeón de 14 grandes para porque tiene un edema óseo de sobrecarga en la muñeca izquierda, aunque en una zona diferente a la de la lesión que le apartó durante casi tres meses del circuito (entre junio y agosto) y cierra su temporada por el dolor que le impide competir al 100%, como ocurrió en Pekín y Shanghái.

 

“Creo que no es ningún secreto decir que llegué muy justo a los Juegos Olímpicos y el objetivo era ganar una medalla para España”, explicó Nadal a través de un comunicado. “Sin embargo esta recuperación acelerada me ha causado dolor en todos los torneos desde entonces y ahora me veo obligado a parar y pensar ya en 2017”, prosiguió. “Siento mucho no poder jugar en Basilea la semana que viene dado que tengo muy buen recuerdo del torneo y la final con Federer en 2015”, añadió. “Tampoco podré estar en el torneo de Paris-Bercy donde siempre me han acogido con tanto cariño. Ahora toca una vez más descansar y empezar a preparar de manera intensa la temporada de 2017”.

 

Como Nadal no quería perderse unos Juegos Olímpicos por segunda vez consecutiva (no estuvo en Londres por sus problemas en la rodilla), como renunciar nuevamente a llevar la bandera habría sido un golpe emocional durísimo, el español forzó para estar en Río de Janeiro y aceleró el proceso de rehabilitación funcional, consiguiendo que la lesión evolucionase bien, aunque provocándole un edema óseo en una articulación castigada desde hace tiempo.

 

A principios de mayo, el mallorquín sufrió problemas en la vaina cubital posterior de la muñeca en el Masters 1000 de Madrid (en el partido de cuartos de final que le enfrentó a Joao Sousa) y esa lesión le obligó a retirarse en Roland Garros (antes de jugar la tercera ronda) y a renunciar a Wimbledon, iniciando una carrera contrarreloj para ir a Río de Janeiro, donde finalmente desfiló como abanderado de la delegación española y se colgó la medalla de oro de dobles junto a Marc López.

 

Así, la decisión fue meditada a fuego lento. El martes por la tarde, antes de poner oficialmente en marcha su academia, Nadal se refugió en la pista cubierta que está a unos metros del centro y entrenó suavemente junto a Eduard Güell, uno de los jóvenes más prometedores del tenis español. Durante el tramo final, el mallorquín se dedicó a golpear únicamente reveses cortados, intentando derribar unos botes de pelotas colocados en el otro lado de la pista, jugueteando con su pareja de entreno. Posiblemente, en ese momento ya olfateaba la solución que tomaría días después.

 

Tras hablar con su equipo, Nadal ejecutó lo que ya deslizó en el último torneo de la gira asiática: poner fin a la temporada, recuperarse de los dolores que sufre en la muñeca (en una zona distinta a la de la lesión) sometiéndose a los tratamientos oportunos y prepararse para 2017, un año clave para saber a qué puede aspirar en el último tramo de su carrera.