Aunque parezca sorprendente, Conchita Martínez no tiene garantizada la renovación como capitana de los equipos españoles de Copa Davis y Copa Federación, fundamentalmente al frente del grupo masculino. La exnúmero dos del mundo, que en 2016 ha conseguido el ascenso de ambas selecciones al Grupo Mundial, termina contrato el próximo mes de diciembre (con ambos equipos) y la Federación Española de Tenis afrontará en una reunión a finales de septiembre si continúan contando con ella o deciden buscar un capitán diferente.

Miguel Díaz, presidente de la federación, y Javier Soler, director deportivo, tienen que tomar una decisión, apoyándose en el resto de la junta y contando, por supuesto, con la opinión de los jugadores, pilar fundamental en un tema que les afecta directamente.

Así, la pregunta es clara: ¿merece Conchita renovar como seleccionadora nacional? En EL ESPAÑOL repasamos cuatro argumentos que inclinan la balanza a favor de la campeona de Wimbledon en 1994.

ASCENSO DE LOS DOS EQUIPOS

Tras ganar la eliminatoria ante India el pasado fin de semana en Nueva Delhi (5-0), Conchita se convirtió en la primera seleccionadora española que logra capitanear a los equipos de Copa Davis y Copa Federación hacia el Grupo Mundial en la misma temporada. Meses antes, en abril, Martínez ya logró subir al grupo femenino tras vencer a Italia en Lleida (4-0). En consecuencia, España volverá a pelear en 2017 por los prestigiosos títulos dejando atrás los días más oscuros en los que se paseó por las divisiones inferiores.

En un año marcado por los Juegos Olímpicos, con el calendario lógicamente comprimido, Conchita ha conseguido llevar de vuelta a la élite a los dos equipos españoles, gracias al compromiso que ha encontrado en los jugadores. Que la seleccionadora lograse formar un equipo de primer nivel (Rafael Nadal, David Ferrer, Feliciano López y Marc López) para afrontar una serie muy asequible ante India (sin ningún tenista individual entre los 100 mejores del mundo) habla perfectamente del trabajo que ha realizado desde el primer día.

CALMA TRAS LA TORMENTA

Martínez aceptó la capitanía de Copa Davis a principios de julio de 2015, en mitad del Caso Gala León. El momento no pudo ser más delicado. Con los jugadores en pie de guerra, después de un tira y afloja de meses con la federación como consecuencia del nombramiento de la anterior seleccionadora (y del discurso que empleó reiteradamente, acusando a los tenistas de machistas), Conchita se atrevió a sentarse en el banquillo sin tiempo para preparar la crucial eliminatoria contra Rusia, a disputar tan solo dos semanas después de su llegada al cargo.

“Nos han querido lanzar a los leones”, dijo entonces Nadal, emblema del tenis español y campeón de 14 torneos del Grand Slam. “Se ha querido desviar la atención y cuando se quiere desviar la atención hacia un tema tan delicado como es el machismo prefiero quedarme totalmente al margen”, añadió el mallorquín. “Lo último que soy es machista. Tengo mujeres en mi vida. Tengo a mi madre que la quiero mucho, tengo a mi hermana, tengo a mi novia… tengo a mucha gente en mi vida, muchas mujeres que son importantes. Con lo cual, os podéis dejar engañar vosotros, pero a mí no me van a engañar. Quieren que nosotros sigamos hablando para que ellos sigan con el mismo discurso, totalmente popular”.

Pese a todo, y tras la destitución de León durante Wimbledon, la nueva capitana consiguió formar un buen equipo (Tommy Robredo, Pablo Andújar, Marc López y David Marrero) para viajar a Vladivostok, que cayó dramáticamente en el quinto partido de la eliminatoria tras ganar los dos primeros puntos del viernes. El resultado, en cualquier caso, no ocultó lo evidente según fue llegando la hora de realizar nuevas convocatorias: con Martínez apareció la calma, poniendo fin a una de las épocas más convulsas del tenis español. España ganó las tres series siguientes (Dinamarca, Rumanía e India, todas como visitante) y volvió al Grupo Mundial.

El equipo español de Copa Davis tras lograr el ascenso al Grupo Mundial. Efe Agencia EFE

RECONSTRUCCIÓN DEL VESTUARIO

Tras el terremoto provocado por Gala León en el vestuario, Conchita llegó a la silla de capitana con el objetivo de abrir un período de tranquilidad que permitiese al equipo de Copa Davis atacar con garantías el desafío de volver al Grupo Mundial, de donde nunca debería haber salido por jugadores e historia. Además de conseguirlo, Martínez logró implicar a tenistas como David Ferrer (no jugaba desde la final de 2012) y apagó de golpe el problema del compromiso. Sirvan tres testimonios de aquella etapa para reflejar la tensión reinante entre los tenistas cuando León estuvo a los mandos, pese a no llegar a debutar en la competición.

“Gala nos ha faltado el respeto a nosotros con todas esas declaraciones que ha ido haciendo. Nos ha dejado como machistas cuando no lo somos. Es una falta de respeto bastante grande. Es un tema complicado cuando te acusan de ser machista. Es una palabra que no me gusta. Está muy pesada con ese tema. La solución es que la despidan. Es la única manera para que vayan los jugadores”.

“Cada dos por tres amenazando. Que si no vas a jugar los Juegos Olímpicos, que si va a usar la Ley del Deporte. ¡Amenazas! No te bajas del burro, no pides perdón y vas amenazando. Si no haces nada y encima vas amenazando a la gente, ¿qué esperas? El resumen es que están haciendo daño al tenis español. Esto no le conviene a nadie. Y es que Gala no conoce a los rivales, pero tampoco conoce al propio equipo español. No conoce a nuestros jugadores”.

“Lo que está haciendo la federación es absolutamente asombroso. Nadie del grupo de jugadores profesionales entiende nada. No se nos pregunta nada. Parece que lo que quieren es que nadie vaya a jugar la Copa Davis, que nadie represente a España. Es increíble la manera dictatorial de hacer las cosas que tiene esta gente. No lo entiendo. A la hora de elegir al capitán hay que contar con los jugadores. No puedes poner a una persona que no tiene ningún tipo de relación con los tenistas. Hay que buscar a alguien que nos transmita confianza”.

MERECIDA RECOMPENSA

No renovar a Martínez sería difícil de explicar, prácticamente imposible, desde el punto de vista de los resultados. Después de bregar con los equipos en situaciones hostiles, por los bajos fondos de la competición, Conchita debería tener la posibilidad de luchar por la Copa Davis. Su contratación buscó tres objetivos que ha cumplido ampliamente: rebajar la tensión, recuperar el compromiso del grupo y devolver al equipo al lugar que perdió en 2014, después de caer contra Brasil en Sao Paulo.

Intereses al margen, la recompensa al trabajo de Conchita debería llegar en forma de una renovación que le permitiese demostrar si puede pelear por una Ensaladera que pondría el broche perfecto a la mejor generación de jugadores en la historia del tenis español.

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