En un momento en el que el empoderamiento se abre paso entre las distintas esferas, aún hay diferencias significativas en lo que al mundo del deporte se refiere. No es lo mismo hablar de tenistas que de jugadoras de hockey. Todo el mundo conoce a figuras como Serena Williams o incluso una adolescente como Coco Gauff ya gana miles de dólares y acapara portadas a sus todavía 15 años -cumple 16 en marzo.

Incluso en un mismo deporte no es lo mismo ser Alex Morgan o Megan Rapinoe, que una futbolista de un equipo humilde en España. Las diferencias existen, pero hay que fijarse en los ejemplos que van abriendo el camino para el resto y tomar a estos como un modelo a seguir para conseguir la profesionalización.

En el rugby femenino las diferencias son aún más abismales que en el fútbol o en el baloncesto. En un deporte como este, con una especial tradición en los países anglosajones y que cada año tiene en el Seis Naciones su mejor escaparate, aún existe una gran brecha entre hombres y mujeres.

Siya Kolisi levanta la Copa del Mundo de rugby con Sudáfrica Reuters

Sudáfrica ganó la pasada Copa del Mundo y no hay nadie que no hablase de los Springboks y la gesta que había supuesto ganar a Inglaterra en la final. Su imagen dio la vuelta al planeta. Más conocidos aún son los All Blacks (Nueva Zelanda) o La Rosa (Inglaterra). Pero, ¿qué pasa con ellas?

El rugby femenino no tiene la misma dimensión que el masculino. De hecho, hay un dato de lo más llamativo sobre el que cabe incidir. Y es que tan solo hay una selección en todo el mundo que cuenta con todas sus internacionales como jugadoras profesionales. Este es el combinado inglés.

Inglaterra, un caso único

La selección de Inglaterra de rugby femenino, conocido como las rosas rojas, es la única que cuenta con todas sus internacionales como profesionales. Entre sus estrellas se encuentran Ciara Griffin, Emily Scarratt, Enya Bream, Katy Daley McLean o Jessica Breach. Ellas junto al resto de jugadoras del combinado nacional se dedican en exclusiva a este deporte.

Por acudir a todos los entrenamientos y partidos de la selección, las internacionales perciben un sueldo de cerca de 30.000 euros al año. También cuentan con algunas jugadoras amateur que a la vez que se dedican al rugby completan sus estudios. El hándicap de esto es que Inglaterra es la gran dominadora de este deporte, con lo que la competitividad en los grandes torneos se ve perjudicada.

La selección de Inglaterra de rugby femenino englandrugby.com

Las rosas rojas son siempre aspirantes a ganarlo todo. En su palmarés relucen dos Mundiales, cinco campeonatos de Europa, tres Nations Cup y, en especial, quince títulos en el Seis Naciones. Un balance que corrobora que el de Inglaterra es un caso único en el rugby femenino y también el ejemplo a seguir por el resto para que sus jugadores gocen de todas las garantías de un deportista de élite.

De Escocia a Nueva Zelanda

No es fácil para el resto de países hacer frente a una Inglaterra profesionalizada cuando las internacionales del resto alternan los entrenamientos con sus trabajos, con tener que viajar los fines de semana o con estar ausentes de sus puestos cuando toca jugar un gran campeonato. Entre las selecciones amauteurs se encuentran naciones como Escocia, Gales e Irlanda.

En un camino intermedio entre las rosas rojas y el trío anteriormente mencionado se encuentran Francia o Nueva Zelanda. Selecciones semi profesionales que son las grandes rivales de la potente Inglaterra en los últimos años. Con un suelo muy inferior al de las inglesas, el resto debe hacer verdaderos juegos de equilibristas para encajar la pasión por el rugby con sus otros trabajos o labores.

El último caso cabe ponerle de relieve porque ha conseguido todo un hito. Es la selección de rugby a siete de Australia la que ha logrado que su sueldo y el de los internacionales masculinos sea el mismo. Algo que no ocurre con la selección a trece. Un paso adelante que demuestra que aunque se van consiguiendo cosas, todavía queda mucho camino por recorrer.

El caso español

En España el rugby ha dado ido abriéndose paso entre otros deportes más mayoritarios. Aunque también destaca el semiprofesionalismo, la organización de giras internacionales ha hecho subir el nivel al combinado nacional, al que ya se le puede posicionar en el Top 10 del mundo.

[Más información: Historia del rugby nacional: los 'All Blacks' jugarán frente a España en el Metropolitano]

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