Antonio Peñalver, subcampeón olímpico de decatlón en Barcelona 1992, ha relatado que cuando ha visto al que fuera su entrenador Miguel Ángel Millán sentado en el banquillo, acusado de dos delitos de abuso sexual a menores, ha sentido "rabia" y "ganas de que acabe todo para que no haya posibilidad de que toque a nadie más".

Antonio Peñalver

La declaración de Peñalver como testigo, como casi todo este juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, ha sido a puerta cerrada para preservar la intimidad de los denunciantes, dos jóvenes deportistas de Tenerife que entre los años 2011 y 2015, cuando formaban parte del club de atletismo CajaCanarias, sufrieron abusos sexuales por parte de su entrenador, Miguel Ángel Millán, según la acusación.

Millán, antiguo responsable nacional de pruebas combinadas en el Comité Técnico de la Federación Española de Atletismo, se enfrenta a penas de entre 12 y 21 años, según las respectivas peticiones de la fiscalía y la acusación particular, y entre los testigos hay otros once antiguos discípulos que, como Peñalver, supuestamente también sufrieron abusos en su adolescencia, aunque esos delitos ya habrían prescrito.

"La suerte es que ha habido dos personas que, aun siendo jóvenes, han sido capaces de alzar la voz y decir que esto no está bien, han sido valientes", ha dicho Peñalver a los medios tras prestar declaración.

"Se me cayó el alma a los pies"

A raíz de la denuncia de los dos jóvenes tinerfeños en 2016, a Antonio Peñalver se le cayó "el alma a los pies", al darse cuenta de que Millán "había seguido" con sus prácticas a pesar "de los esfuerzos que hicimos para advertir a todo el mundo". No obstante, Peñalver no ha querido responder a los medios si cree que la Federación Española de Atletismo pudo haber hecho algo para evitar los abusos. "Es el tribunal el que tiene que determinar las responsabilidades".

El expresidente de la Federación José María Odriozola es otro de los testigos, aunque declara por videoconferencia y también a puerta cerrada. El campeón olímpico relató a los medios que cuando vio a Millán en el banquillo sintió "rabia" y "ganas de que acabe todo para que no haya posibilidad de que toque a nadie más", ya que "en estos últimos años ha vuelto a engañar a todo el mundo y ha hecho lo que le ha dado la gana".

En su caso, los abusos sufridos en su adolescencia le han dejado huella: "Llevo toda mi vida acudiendo a terapia. A partir de un momento de mi vida a los ventitantos años, me di cuenta de que algo no funcionaba bien, tenía que gestionar sentimientos de aislamiento, soledad o indefensión que no sabía de dónde venían".

"Cuando te ocurre no te lo crees"

Millán "es alguien que ha desarrollado presuntamente una capacidad absolutamente estratosférica para manipular a niños, padres, autoridades y entornos. Cuando te ocurre no te lo crees, luego piensas que eres el culpable y luego no eres capaz de abrir la boca en treinta años por la vergüenza, por la sensación de que eres tú el que ha causado eso; es así de duro y así de brutal", ha relatado Peñalver.

El exatleta ha recuperado la relación con otras víctimas de su generación que también comparecen como testigos: "Esto ha servido para que personas que llevábamos veintisiete años aislados por el secreto, la culpa y la vergüenza retomemos la relación para ayudarnos unos a otros a superar lo que ocurrió en aquellos años de infancia y las secuelas que ha tenido en cada uno de nosotros".

"Este esfuerzo tiene que tener su recompensa"

"Espero que se haga justicia, este esfuerzo tiene que tener su recompensa, de la forma que sea, pero que jamas tenga la oportunidad de hacer nada a ningún niño más, ese es el objetivo", ha subrayado Peñalver, quien también confía en que estos testimonios sirvan a otros niños que actualmente puedan estar sufriendo situaciones similares. "Desgraciadamente son muchos los personajes de esta calaña", ha dicho. 

[Más información en: Miguel Ángel Millán niega la acusación de abusos sexuales a menores]

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