Lo primero que hizo nada más bajarse de su Yamaha YZR-M1 fue quitarse los guantes a toda velocidad. A Fabio Quartararo le ardían las manos y los pies en el circuito de Jerez-Ángel Nieto, donde las temperaturas alcanzaron los 38 grados en el ambiente y los 59 sobre el asfalto a la hora de la carrera de MotoGP. En el infierno de Jerez, El Diablo Quartararo no tuvo oposición y a las primeras de cambio emprendió la huida en solitario para firmar su segunda victoria consecutiva en el triplete de Yamaha, que fue completado por Maverick Viñales y Valentino Rossi que, a sus 41 años, regresa al podio algo más de un año después de la segunda posición lograda en Austin la pasada temporada.

El talentoso piloto francés aprovechó la ausencia de Marc Márquez por lesión para cobrar impulso en la clasificación general, que comanda con 10 puntos de ventaja sobre el que será su compañero la próxima temporada en el equipo oficial de Yamaha y 24 sobre Andrea Dovizioso, que finalizó sexto.

Quartararo, que partía de nuevo desde la pole, no dio opciones a sus rivales y tras una buena salida se situó en cabeza antes de afrontar la primera curva. Con un ritmo superior al resto, emprendió la huida en solitario mientras Rossi se asentaba en la segunda posición y Viñales peleaba por no perder plazas con Pecco Bagnaia.

El joven piloto de Ducati consiguió superar al español y al italiano de Yamaha y se situó segundo hasta que el motor de su Desmosedici dijo basta cuando restaban seis vueltas para el final.

Con Bagnaia fuera de combate, Viñales inició el ataque sobre su compañero de equipo y lo consiguió superar a falta de dos vueltas para el final tras un error del italiano. De esta forma, el español se aseguró la segunda posición del podio y Rossi regresó de nuevo al cajón en una celebración marca de la casa.

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