El reciente nombramiento de Adrian Newey como nuevo jefe de equipo de Aston Martin a partir de 2026 ha agitado el paddock, pero lejos de cerrar puertas, ha abierto nuevas vías de especulación.
¿Podría Christian Horner unirse también al proyecto de Lawrence Stroll? Pese a que el anuncio parezca descartar esa posibilidad, cada vez son más en el paddock los que creen que es una opción viable.
El movimiento de Newey ha reconfigurado la estructura de poder del equipo de Silverstone, marcando una apuesta clara por el talento del gurú británico.
Sin embargo, la ambigüedad del cargo otorgado a Newey -limitado al liderazgo técnico y operativo en pista- deja espacio a otro tipo de liderazgo paralelo, más centrado en la gestión ejecutiva, los aspectos comerciales y la dirección estratégica global.
Mirando a otros equipos
La clave del movimiento de Aston Martin está en la diferenciación de roles. Newey no ejercerá como jefe de equipo al estilo tradicional.
El inglés no se ocupará de atender a los medios, negociar con patrocinadores ni participar activamente en los asuntos políticos de la F1.
Su papel será estrictamente técnico: diseñar el coche, dirigir su evolución y supervisar su rendimiento en los circuitos. De ahí que la puerta para un perfil como el de Horner siga abierta.
Adrian Newey y Lawrence Stroll, en la presentación del ingeniero como nuevo miembro de Aston Martin
De hecho, el propio Horner ha dejado claro que no está interesado en repetir el rol de team principal que ejercía en Red Bull. Su objetivo pasa por un cargo de mayor rango -tipo CEO o copropietario- donde pueda controlar la dirección global de la escudería.
Un modelo que ya funciona en estructuras como McLaren (con Zak Brown y Andrea Stella) o Audi (con Binotto y Wheatley), y que podría aplicarse en Aston Martin con Newey como jefe técnico y Horner como director ejecutivo.
Según fuentes del paddock citadas por The Race, Horner mantuvo conversaciones durante los últimos meses con Lawrence Stroll para explorar un posible aterrizaje en Silverstone.
El acuerdo incluía no solo un cargo de alta responsabilidad, sino también una participación accionarial en el proyecto. Un requisito imprescindible para el exdirector de Red Bull, que siempre ha apostado por estructuras donde su peso no sea simbólico, sino estructural.
Aunque la designación de Newey podría parecer un cierre de puerta, muchos en el paddock creen lo contrario: la llegada del ingeniero podría incluso aumentar las posibilidades de que Horner se una al equipo, creando una división de funciones clara y eficaz.
El propio comunicado de Aston Martin, al definir el rol de Newey como responsable técnico y de operaciones en pista, deja fuera toda alusión a áreas como recursos humanos, comunicación, estrategia corporativa o relaciones políticas dentro de la F1. Todas ellas, precisamente, donde Horner brilla.
Adrian Newey viaja con Aston Martin al Gran Premio de Mónaco
Red Bull 2.0
El paralelismo es inevitable: Newey y Horner fueron la dupla que lideró el dominio absoluto de Red Bull durante una década, con múltiples títulos y una fórmula organizativa que combinaba creatividad técnica con control político y comercial.
Stroll parece decidido a replicar ese modelo en Aston Martin. Tras muchos fichajes de la factoría de Milton Keynes, llegó Newey, después Andy Cowell fue relegado, y ahora el fichaje de Paul Field -exresponsable de producción y logística en Red Bull- como nuevo COO de Aston Martin sugiere que la reconstrucción sigue en marcha.
Field fue un engranaje fundamental del éxito de Milton Keynes, y su llegada, auspiciada directamente por Newey, refuerza la idea de una estructura a imagen y semejanza de la antigua Red Bull.
¿Falta Horner para completar el círculo? Muchos en el paddock creen que sí, aunque el calendario no juega a su favor.
Horner no podrá empezar a trabajar con otro equipo hasta al menos mediados de la próxima temporada por cláusulas contractuales en el acuerdo de salida de Red Bull.
Christian Horner, en el muro de Red Bull Racing
La llegada de Horner no implicaría necesariamente un desplazamiento de Newey, sino una redefinición interna del liderazgo.
El ingeniero británico se mantendría centrado en su mundo técnico -alejado de "reuniones grandes que no aportan nada", como ha declarado recientemente- mientras Horner asumiría el día a día del equipo fuera del paddock: patrocinadores, medios, estructura, visión estratégica.
Todo ello, bajo el paraguas y capital de Lawrence Stroll, decidido a construir su propio imperio en la F1, con el objetivo de ganar campeonatos y elevar el valor de la marca Aston Martin.
Si se oficializa el fichaje de Horner, no sería de extrañar que para ese entonces todas las miradas se pongan en otro miembro destacado de Red Bull: Max Verstappen. El neerlandés tendrá muchos viejos conocidos en Aston Martin y si el monoplaza es competitivo en 2026 sería una buena opción de futuro.
