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Desde que Arabia Saudí entró en la órbita de Aston Martin, la Fórmula 1 comenzó a percibir un cambio profundo en el modelo de propiedad, patrocinio y control estratégico de los equipos.

Lo que empezó como una alianza comercial entre el equipo británico y la petrolera estatal Aramco ha evolucionado hasta convertirse en una operación con visos de adquisición total, en un contexto donde los saudíes ya han convertido el deporte motor en un eje clave de su Visión 2030.

Actualmente, Aramco es patrocinador principal del equipo -rebautizado oficialmente como Aston Martin Aramco Formula One Team-, el Fondo de Inversión Pública (PIF) ostenta más del 20% del accionariado de Aston Martin Lagonda.

Además, la reciente venta de participaciones por parte de Lawrence Stroll añade un elemento de presión sobre el futuro inmediato de la escudería.

Candidatos a dueños

El primer paso de Arabia Saudí en este proyecto fue económico: el PIF adquirió un 16,7% de Aston Martin Lagonda en 2022, inyectando 647 millones de euros.

Esta participación ha seguido creciendo, alcanzando el 20,5% en octubre de 2025. Aunque Lawrence Stroll conserva el 33%, su control se ve cada vez más condicionado por la presencia del capital saudí.

La propiedad del equipo de Fórmula 1 es diferente a la del fabricante. Lawrence Stroll se apoyó en otros socios para comprar el aquel entonces llamado Force India F1.

Aston Martin Lagonda poseía un paquete accionarial del equipo de Fórmula 1, unas acciones que vendió hace unos meses quedándose únicamente como un patrocinador de la escudería que da nombre a la misma.

Desde el punto de vista comercial, Aramco firmó un contrato de patrocinio principal hasta 2028 que no solo incluye presencia de marca, sino también colaboración tecnológica en combustibles sostenibles y lubricantes, claves en la nueva era de motores que comenzará en 2026.

En paralelo, otro gigante saudí entró en escena: Maaden, empresa minera estatal valorada en más de 53.000 millones de euros, pasó en febrero de 2025 a ser "socio principal" del equipo, un título que no existía antes y que confirma la creciente dependencia del capital saudí en la estructura.

Movimientos y rumores

Lo que antes eran interpretaciones veladas ahora se expresa casi sin filtros.

En abril de 2025, el príncipe Khalid bin Sultan Al-Faisal, presidente de la Federación Saudí de Automovilismo, no evitó la pregunta.

"¿Por qué no?", dijo ante la posibilidad de comprar un equipo de Fórmula 1, y añadió que "no me sorprendería ver un equipo saudí en la Fórmula 1. Podría ocurrir pronto".

Y todo apunta a que ese equipo podría ser Aston Martin. En los últimos días, el ingeniero Joan Villadelprat aseguraba en el podcast Dura la Vita que "hay rumores muy fuertes de que Aramco quiere comprar el equipo".

No sería una compra sin sentido: los saudíes ya están dentro, conocen la operación, aportan recursos clave y pueden ofrecer la estabilidad financiera que necesita la escudería.

Stroll suelta el control

Aunque Stroll siempre ha insistido en que no venderá la totalidad del equipo, los hechos recientes contradicen esa resistencia.

En marzo de 2025, vendió una participación minoritaria por 74 millones de libras. En julio, cerró la venta del 4,6% por 127 millones de euros, elevando la valoración total del equipo a una horquilla entre 2.400 y 3.200 millones de dólares.

La identidad del comprador de esta última operación no ha sido revelada, alimentando la hipótesis de una compra progresiva por parte del PIF o Aramco.

Además, el contexto financiero de Aston Martin Lagonda, con más de 1.000 millones de libras en deudas y pérdidas persistentes, refuerza la lógica de abrir la puerta a un accionista con músculo económico.

Lawrence Stroll y Adrian Newey sellan el acuerdo Aston Martin

Proyecto 2026

Pero la estrategia saudí no solo responde a motivos económicos. El ambicioso plan de Aston Martin para la temporada 2026 lo convierte en un activo especialmente atractivo.

Ese año marcará el comienzo de su alianza oficial con Honda, que regresará como proveedor exclusivo de motores.

El objetivo: aprovechar la nueva normativa técnica y de motores que además usarán combustibles 100% sostenibles y más eficientes energéticamente.

Además, Adrian Newey, el genio del diseño aerodinámico que lideró la era dorada de Red Bull, ha fichado por Aston Martin y ya trabaja en el monoplaza de 2026.

Según su entorno, Newey está en un "trance de diseño" para replicar su legado ganador. Con fábrica nueva, túnel de viento propio, motor exclusivo de Honda y el mejor diseñador de la historia, el equipo aspira a competir por todo.

Tsunoda, en la sombra

La posible adquisición también plantea una reconfiguración de los pilotos. Con la salida de Felipe Drugovich a la Fórmula E y la eventual fuga de Lance Stroll si su padre deja el control del equipo, surge un nombre con fuerza: Yuki Tsunoda.

El piloto japonés, impulsado desde hace años por Honda, busca asiento ante la transición de Red Bull a motores Ford, y Aston Martin podría ofrecerle esa oportunidad.

En cuanto a Fernando Alonso, su continuidad está condicionada al rendimiento del coche y a sus sensaciones en 2026. Tiene contrato hasta finales de la próxima temporada, y ha dejado claro que si el monoplaza es competitivo, seguirá corriendo.

"No tengo ninguna intención de dejarlo". Más allá de lo que ocurra en pista, su vinculación con el proyecto parece sólida, incluso en un rol fuera de la conducción.

Adrian Newey conversa con Fernando Alonso en el Gran Premio de Mónaco F1 2025 Aston Martin

¿Cuándo puede cerrarse?

Desde el cambio de nombre del equipo hasta el despliegue de socios saudíes, la estructura de Aston Martin cada vez parece menos británica y más orientada hacia Oriente Medio.

Los antecedentes refuerzan esta posibilidad: el PIF ya ha invertido en otros equipos deportivos, competiciones e impulsado otros aspectos de la Fórmula 1.

Arabia Saudí no solo compra activos: los transforma en centros estratégicos de su poder blando global.

Los analistas estiman que si Aston Martin no logra pelear por el título entre 2026 y 2027, Lawrence Stroll podría aceptar una oferta definitiva.

Las cifras que se barajan sitúan el valor de su participación restante entre 800 y 1.000 millones de euros. Un precio asumible para un país que gasta cientos de millones anuales en deporte como herramienta geopolítica.

Si se concreta, Aston Martin se convertiría en el primer equipo de Fórmula 1 oficialmente propiedad de Arabia Saudí, cerrando el círculo de una estrategia de inversión paciente, ambiciosa y perfectamente orquestada.

El paddock ya lo percibe: Aramco no solo patrocina, no solo invierte, no solo colabora. Aramco quiere mandar. Y en Silverstone, cada vez lo sienten más cerca.