Christian Horner ya no forma parte de Red Bull Racing. El arquitecto del imperio deportivo más exitoso de las últimas dos décadas en la Fórmula 1 fue despedido este miércoles 9 de julio.
En una decisión ejecutada con frialdad quirúrgica y escuetas palabras oficiales, pero que llevaba gestándose en las sombras durante más de un año.
Su marcha pone fin a una guerra interna, pero no cierra el capítulo de su carrera: tras cumplir su periodo de gardening, el británico podría regresar a la parrilla… incluso aliado con algún viejo rival.
La caída del todopoderoso
Horner llevaba al frente de Red Bull desde 2005, desde la compra simbólica de Jaguar Racing por parte del gigante austríaco de las bebidas energéticas a cambio de un dólar.
Este miércoles, Horner pudo despedirse de los empleados del equipo en Milton Keynes con un emotivo discurso en el que aseguró que "ser parte de este equipo ha sido el mayor privilegio de mi vida".
Bajo su mando llegaron 8 campeonatos de pilotos, 6 de constructores y 124 victorias. También diseñó una estructura organizativa que concentraba múltiples áreas bajo su control: equipo principal, desarrollo motriz, estrategia técnica y gestión comercial.
Pero en 2023 y especialmente en 2024, esa centralización comenzó a erosionar el modelo. La acusación de acoso por parte de una empleada, aunque legalmente exonerado, dañó su reputación.
La fuga de talentos como Adrian Newey, Jonathan Wheatley o Will Courtenay, evidenció que su liderazgo ya no era incuestionable.
Y, sobre todo, la caída del rendimiento deportivo, con Red Bull cuarto en constructores en 2025 y sin victorias desde mayo, dejó su figura al desnudo.
Christian Horner, exjefe de Red Bull Racing F1
El clan Verstappen
El golpe final no vino desde la pista, sino desde dentro del garaje. Jos Verstappen, padre de Max, fue el gran agitador de la rebelión interna.
Denunció públicamente que Horner estaba "destruyendo el equipo" y advirtió que "explotará si sigue en su puesto".
El entorno de Verstappen también presionó con rumores sobre negociaciones con Mercedes y cláusulas de salida activables si Max caía del top 3 del campeonato.
El conflicto entre el clan Verstappen y Horner se cruzó con la lucha por el poder que enfrentaba a las dos almas de Red Bull.
La rama austriaca liderada por Oliver Mintzlaff y Mark Mateschitz, y la tailandesa encabezada por Chalerm Yoovidhya, que durante mucho tiempo fue el principal sostén del británico.
La caída en la popularidad del equipo y los resultados mediocres terminaron por inclinar la balanza.
La sentencia fue implacable: "Red Bull ha relevado a Christian Horner de sus funciones operativas con efecto inmediato", comunicó el equipo sin dar razones formales.
Laurent Mekies, ex jefe de Racing Bulls, asumió como CEO y Alan Permane ocupará su puesto en el equipo filial.
Christian Horner dialoga con Max Verstappen en el GP de Arabia Saudí.
Cláusulas pendientes
Horner no recibió explicación oficial sobre su despido, según reveló Martin Brundle. A los 51 años, su salida deja un vacío monumental, pero también abre un periodo de espera obligado por cláusulas contractuales.
Se estima que tendrá que estar lejos del paddock entre 12 y 18 meses. Hasta entonces, no podrá vincularse a otra escudería de la F1 ni participar activamente en cualquier rol del Gran Circo.
Sin embargo, su perfil sigue siendo uno de los más cotizados del campeonato. La posibilidad de recalar en Ferrari, una opción que se barajó en 2022 y que Helmut Marko evitó in extremis, vuelve a sobrevolar Maranello.
Según medios italianos, el equipo valoraría reemplazar a Fred Vasseur si no logran una victoria antes del final de temporada. Ahora que Horner está libre, los rumores se han reactivado.
De enemigo a aliado
A lo largo de los años, Horner descartó siempre su marcha de Red Bull. "Mi compromiso ha sido y es 100% con Red Bull", decía aún en junio de 2025. Pero eso ya no es un impedimento.
Con el motor Ford debutando en 2026, una renovación reglamentaria a gran escala y un Red Bull en plena reestructuración, no sería descabellado que Horner reaparezca como arquitecto de otro proyecto.
Ferrari es el candidato más obvio. Horner ha manifestado en el pasado que el problema del equipo italiano es su estructura burocrática.
Christian Horner junto a Frédéric Vasseur, actual director de equipo de Ferrari
"Necesitan volver a ser un equipo de carreras, no una institución nacional", opinó en 2023. En una hipotética llegada a Maranello, podría implementar su filosofía directa y ejecutiva, justo lo que ha faltado en Ferrari durante décadas.
Aston Martin también aparece en las quinielas. Allí ha recalado Adrian Newey, el genio técnico que cimentó el dominio de Red Bull.
Una reunión Horner-Newey bajo el amparo económico de Lawrence Stroll y Arabia Saudí y con la ambición de desafiar al statu quo sería una bomba en el paddock.
Incluso Mercedes, si la salida de Toto Wolff se produce en 2026, podría interesarse por su perfil, especialmente si logra atraer a Max Verstappen como parte del paquete.
La F1 es un juego de lealtades cambiantes y pocos tienen tantos contactos, experiencia y poder de negociación como Horner.
La opción del retiro
Con un patrimonio estimado en más de 50 millones de dólares y una fortuna familiar conjunta junto a Geri Halliwell que supera los 500 millones de euros, Horner puede permitirse una pausa.
Sus propiedades de lujo en el campo británico y sus inversiones le permiten plantearse el retiro. Pero no hay señales de que lo contemple.
Lo más probable es que aproveche este gardening para redefinir su futuro profesional, lejos de los focos pero sin perder de vista el paddock.
Puede ofrecer asesoría privada, fundar un nuevo equipo en categorías menores, participar en medios especializados o preparar su regreso con un proyecto a gran escala.
Christian Horner, en su época como director de equipo de Red Bull
El efecto dominó
La caída de Horner puede ser solo el primer movimiento. La estructura de Red Bull está en plena implosión: se fue el ingeniero estrella (Newey), cayó el jefe (Horner) y Helmut Marko podría ser el siguiente en salir, según especulan medios austríacos.
Incluso Max Verstappen, pese al aparente apaciguamiento, sigue con un ojo puesto en Mercedes. Su contrato se mantiene, pero su confianza en el proyecto pende de un hilo.
Red Bull encara 2026 con cambio de motorista, nuevo reglamento técnico y crisis institucional. La incertidumbre sobre la continuidad de Verstappen, la elección de su nuevo compañero y el reparto de poder entre Mekies y Mintzlaff marcarán el futuro inmediato.
Christian Horner fue derribado por una tormenta de factores: presión interna, escándalos, mal rendimiento y una guerra de poder que no pudo ganar. Pero su salida no es un epílogo. Es un punto y aparte.
El paddock no ha escuchado la última palabra de uno de los hombres más influyentes de la historia moderna de la Fórmula 1. Y si el enemigo de ayer le tiende la mano, nadie debería sorprenderse si regresa… para ganar desde otro muro.