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El Gran Premio de Emilia-Romaña en Imola supuso para Aston Martin un soplo de aire fresco en una temporada hasta ahora plagada de frustraciones.

Pese a que el equipo británico se marchó sin puntos, el rendimiento mostrado a lo largo del fin de semana confirmó una recuperación técnica esperada desde hace meses.

Por primera vez desde comienzos de 2023, las mejoras introducidas funcionaron y permitieron a Fernando Alonso y Lance Stroll pelear, al menos por un día, en la zona noble de la parrilla.

Una nueva era

Lo más importante del fin de semana no estuvo en la tabla de resultados, sino en el origen y funcionamiento de las piezas nuevas que Aston Martin llevó a Imola.

Fue el primer paquete aerodinámico diseñado, desarrollado y validado íntegramente en las instalaciones del nuevo Campus Tecnológico de Silverstone: el túnel de viento, el simulador y los procesos de desarrollo han sido ejecutados por completo en la estructura renovada que Lawrence Stroll puso en marcha para revolucionar el proyecto.

Andy Cowell, director del equipo, lo resumió con claridad: "Hemos traído mejoras que nos han hecho más rápidos en todas las curvas de un circuito tan exigente como este".

Aunque no se logró convertir esa mejora en puntos, para la escudería este paso es el inicio real del proyecto ambicioso que desde hace dos años prometía dar el salto definitivo al grupo de cabeza.