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La temporada 2025 de Fórmula 1 ha sido, hasta ahora, una montaña rusa para Aston Martin. Después de un 2023 prometedor y un 2024 de estancamiento, el nuevo curso arrancó con expectativas renovadas, pero también con frustraciones.

El AMR25 no ha estado a la altura. Sin embargo, el Gran Premio de Emilia-Romagna, en Imola, se presenta como el punto de partida de una transformación profunda en la escudería británica.

El nuevo túnel de viento, instalado en el corazón del flamante Campus Tecnológico de Silverstone, es la base de este cambio. Se trata de una infraestructura desarrollada durante años bajo la dirección de Lawrence Stroll, con el objetivo de dotar al equipo de herramientas propias y de última generación.

Ya no dependerán del túnel de viento de Mercedes, ubicado en Brackley, que condicionaba parte del desarrollo aerodinámico del coche. Ahora, con sus propias instalaciones, los ingenieros de Aston Martin cuentan con la autonomía y precisión necesarias para ajustar el monoplaza a su filosofía técnica.

Este avance no solo simboliza la búsqueda de independencia, sino que subraya la ambición de pelear por algo más que la zona media de la parrilla.

Andy Cowell y Fernando Alonso, durante la pretemporada de Fórmula 1 2025 en Baréin Aston Martin

Dos zonas críticas

En este contexto, Aston Martin ha preparado un paquete de mejoras que debutará en Imola. Según fuentes cercanas a la escudería citadas por Dazn, el coche estrenará un nuevo suelo, un borde de suelo revisado y un difusor actualizado.

Estas tres piezas, claves en la generación de carga aerodinámica, han sido diseñadas íntegramente usando el nuevo túnel de viento.

El objetivo es optimizar el rendimiento del monoplaza en curvas lentas y medias, uno de los puntos débiles del AMR25 hasta la fecha. Además, se espera que un nuevo alerón delantero llegue en el Gran Premio de España, como respuesta a la reciente directiva técnica de la FIA.

La estrategia de Aston Martin pasa por introducir las mejoras de forma escalonada. En lugar de lanzar un gran paquete de golpe, prefieren medir cuidadosamente el impacto de cada componente. Así podrán ajustar sobre la marcha y maximizar el rendimiento en función de las características de cada circuito.

Un año de transición

El curso actual se perfila como una fase de ensayo y aprendizaje, más que de cosecha inmediata de resultados. La dirección técnica del equipo ha decidido convertir el AMR25 en un banco de pruebas para sacar el máximo partido a las nuevas instalaciones.

Fernando Alonso, con su vasta experiencia, es fundamental en esta etapa. Su capacidad para interpretar el comportamiento del coche y trasladar feedback técnico a los ingenieros será decisiva en la puesta a punto de un monoplaza que aún busca su identidad.

La gran revolución de Aston Martin llegará en 2026, con el nuevo reglamento técnico. Pero el proceso ya ha comenzado. Los avances actuales deben consolidar las bases de ese futuro ambicioso en el que Adrian Newey, recientemente incorporado, jugará un papel central.