“Si ganamos de aquí a septiembre, me quedo”, reconoció Fernando Alonso el pasado jueves. Pues bien, lo va a tener complicado. En el Gran Premio de Canadá, en la primera jornada de entrenamientos, volvió a su cruda realidad: tardó más de una hora en dar su primera vuelta y rompió el motor cuando faltaban apenas 15 minutos para que terminara la sesión. Es decir, el McLaren-Honda volvió a fallar. Una vez más. Indianápolis aparece ya tan lejos... 



Lejos quedan ya aquellos entrenamientos competitivos en Indianápolis y, por supuesto, la carrera, en la que se tuvo que retirar, eso sí, tras romper el motor. Aun así, llegó a ser primero y, de no ser por la mala suerte, habría podido tener opciones de entrar en el podio. Su motor dijo basta en la vuelta 21 y él tuvo que decir adiós. Sin embargo, lo hizo con una sonrisa. En sala de prensa, salió con un brick de leche -es lo que beben los campeones- y le echó un trago.



En Canadá, de nuevo, ha vuelto a la rutina de la decepción. ¿La muestra? Esta conversación cuando apenas había comenzado el entrenamiento:



-McLaren: “Tienes que parar el coche”.



-Alonso: “¿Estás seguro? Estoy en la curva 10 y desde aquí es muy difícil llevar el coche a boxes”.



-McLaren: Sí, sí, apaga el motor.



Esta es la cruz de Fernando Alonso, que estuvo más tiempo fuera del coche que en la pista. Tardó más de una hora en hacer su primera vuelta cronometrada y, después, cuando comenzó a rodar, rompió el motor a 15 minutos para el final de la primera sesión de entrenamientos. Su equipo, cuando acababa de completar su primera vuelta (1:16.521), le pidió por radio que parara el motor.

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