Durante un experimento realizado en el circuito de Silverstone, el piloto Nico Hulkenberg ha usado unas gafas que registran el movimiento de los ojos, triangulan su punto de visión y calculan la velocidad de los cambios de la mirada y capacidad de enfoque del piloto.

Eye Tracking on an F1 car



Increíble reacción al semáforo

Cuando un piloto se enfrenta al semáforo de salida, su reacción al cambio de rojo a verde está por debajo de los 100 milisegundos, es decir, es inferior a una décima de segundo (Cabe recordar que los atletas consideran este tiempo de reacción como superhumana).

Un sensor humano en las curvas



Durante cada vuelta la mirada del piloto se fija obsesivamente en el vértice de cada curva, que no en la pista en sí, mientras su cerebro procesa la información que su cuerpo a modo de giroscopio le hace llegar traduciendo las sensaciones en velocidad terminal máxima que contrasta con su referencia fija visual. El resultado de este complejo mecanismo de sensibilidad natural es que su monoplaza se convierta en el objeto de mayor paso por curva que existe sobre la tierra.



Curiosidades



El estudio ha revelado cómo el piloto apenas mira al volante, que termina por convertirse en una extensión de sus manos pulsando los comandos de forma instintiva.



Cuando Hulkenberg llega al pitlane la mirada no se fija en la pista ni en el carril de boxes, sino que se mantiene atenta al guante del mecánico que sirve de marca del punto de parada exacto vital para realizar un cambio de gomas en tan sólo dos segundos.