Red Bull ha llegado para ponerle la pimienta a la temporada de la Fórmula 1. Siempre se había dicho que la temporada 2022 iba a ser la fecha clave para reenganchar al aficionado del motor a la competición más exclusiva del mundo. Sin embargo, muchos empiezan a cuestionarse si de verdad son necesarios todos los cambios que se van a introducir ahora que se ha conseguido una igualdad máxima entre la mayoría de coches de la parrilla y, sobre todo, en la lucha por el campeonato. 

Max Verstappen ha pasado de ser el eterno aspirante que se quedaba con las migajas de los Mercedes a entrar de lleno en la pelea con Lewis Hamilton. De momento, domina el británico, pero por talento, no por máquina, porque ahora el RB16B permite al neerlandés medirse de tú a tú con el inglés sea cual sea la circunstancia. Por ello, si a partir de 2022, con la nueva reglamentación, va a llegar un equipo que le pille el aire al sistema antes que ninguno para crear su propia era, mejor que se quede todo como está. 

Dos títulos en juego

Sin pensar en futuros que no se conocen y analizando un presente maravilloso, lo más sensato ahora es disfrutar de la guerra que se está creando entre las dos grandes escuderías de la Fórmula 1. Por primera vez, Mercedes ha encontrado un rival de entidad capaz de plantarles cara y por ello, la tensión se palpa en el ambiente, se siente, se vive.

Los monoplazas de Hamilton, Verstappen y Bottas en Montmeló Reuters

 

La parrilla de la Fórmula 1, al completo, sabe que se está creando una profunda brecha entre dos equipos que hasta ahora habían tenido una relación cordial. Sin embargo, ha tenido que ponerse el campeonato de verdad en juego para que ya no haya amigos ni conocidos, sino solo feroces rivales que no se dan ni un milímetro de margen. 

Hamilton domina la contienda con tres victorias y un inicio de temporada sencillamente espectacular. 94 puntos de 104 posibles. Algunos se han quedado sin la excusa de que cualquiera con un Mercedes gana el título porque ya no solo está el ejemplo de Bottas, sino que ahora todos se ponen de acuerdo en que su talento y su experiencia está marcando la diferencia respecto a Max. Aún así, el neerlandés está demostrando su regularidad con una victoria, el único día que ha fallado Hamilton, y tres segundos puestos en los tres triunfos del británico.

Lewis es líder, pero 'Mad Max' le sigue de cerca. Ambos saben que se están jugando mucho y por ello han cambiado su forma de proceder. Cada punto vale oro y por eso, un segundo puesto ya no es un fracaso, si no es la mejor forma de minimizar pérdidas. En este campeonato, que amenaza con ser una carrera de fondo, cada ganancia puede marcar la diferencia. Hamilton le pone cada vez más talento a su conducción y Verstappen cada vez más cordura, ya que ahora no solo persigue victorias parciales, sino acumular puntos suficientes para salir campeón.

Verstappen, cabreado tras no ganar en el Gran Premio de Portugal Reuters

Por si esto fuera poco, los dos corredores están enfrascados también en una lucha a gran escala, la del Mundial de Constructores. Igualmente, por primera vez Mercedes tiene un rival que le pone las cosas difíciles gracias al crecimiento de los austriacos y a las altas expectativas que ha generado 'Checo' Pérez, el compañero de Verstappen que más talento ha tenido desde que se marchara Ricciardo. De momento, Mercedes domina con 141 puntos por los 112 de Red Bull, pero la batalla está abierta. 

Vuelan los puñales

Lo que está haciendo todavía más espectacular esta rivalidad titánica es que no solo se está produciendo en la pista, coche a coche, que también, sino que se ha trasladado al paddock, a los boxes, a los despachos y hasta a la FIA. Las dos escuderías viven con tensión cada carrera porque saben que cada décima, cada posición o cada punto puede marcar la diferencia. Así lo demostró en Barcelona Toto Wolff cuando rompió el protocolo y el orden establecido para irrumpir por radio y pedir que un doblado se quitara cuanto antes del camino de Hamilton. 

Es una realidad que entre Mercedes y Red Bull están volando puñales desde el inicio de la temporada, o incluso desde antes. En Red Bull no sentó nada bien la sanción impuesta a Verstappen en el Gran Premio de Bahrein y que les hizo perder una victoria que tenían en la mano en favor de Hamilton. Las críticas contra la FIA, a quien acusaron de favorecer a los de Brackley para que no perdieran su puesto de honor, hicieron estallar la primera gran bomba. 

Toto Wolff, jefe del equipo Mercedes Mercedes AMG F1

Después, cada carrera y cada resultado han ido poniendo todavía más tensión en el ambiente. Verstappen respondió con su victoria en Monza demostrando que iba en serio a por el título y Hamilton replicó en Portimao luciendo su condición de rey a batir. Por si eso fuera poco, Barcelona volvió a darle la razón al británico. 

No obstante, por el camino se han quedado dos jaleos importantes. Mercedes ha tenido que ver con cara de sorpresa como hasta 15 especialistas en sus propios motores creados en la fábrica de Brixworth han sido fichados por la competencia, los cuales se irán incorporando a la escudería austriaca próximamente para paliar así la salida del trabajo de Honda, que abandona la Fórmula 1 este año. Esta operación a gran escala va a provocar un continuo movimiento de piezas desde Mercedes hacia Red Bull que podría prolongarse durante los próximos tres años. 

Como respuesta, o no, Mercedes y Toto Wolff han liderado la protesta hacia la FIA contra el nuevo alerón flexible de Red Bull que se ha convertido en la gran sensación en lo que va de temporada y en una de las grandes razones de su nuevo crecimiento. De momento, la Federación Internacional del Automovilismo se encuentra estudiando las denuncias y, aunque ha prometido mano dura contra las irregularidades, ese objeto de partes móviles podría seguir dando rédito a Red Bull durante varias carreras antes de tener la obligación de quitarlo. Puñales y más puñales. 

Max Verstappen EFE

Guerra interna en Mercedes

No sería una guerra como Dios manda y a gran escala si cada bando no tuviera divisiones y grietas internas por las que el enemigo busca colarse. En Mercedes hay dos claramente localizadas, una que ya se está solucionando y otra que amenaza con convertirse en un elemento desestabilizador. 

El primero de esos asuntos son sus famosas renovaciones. Mercedes ya ha visto como este invierno ha pasado más tiempo pendiente del contrato de Lewis Hamilton que de seguir mejorando un coche campeón y, por ello, Red Bull ha podido recortar la distancia con sus competidores. De cara al 2022, el año del cambio, no quieren que les pase eso y por eso el británico y Toto Wolff ya trabajan a conciencia para que la nueva renovación del heptacampeón del mundo, que solo había ampliado un año su contrato, quede cerrada este mismo verano. 

La otra deriva que tiene Mercedes en su fuero interno es finlandesa y se llama Valtteri Bottas. El compañero de Hamilton, a pesar de ir tercero en el campeonato, de haber firmado tres podios en las tres carreras que ha terminado y de aventajar en 15 puntos a su 'competidor' Pérez, está dejando peores sensaciones que nunca. Ya ha firmado varias poles que no ha conseguido traducir en victorias y ha demostrado sobradamente que el día que Hamilton tenga un problema, él no podrá hacer frente a Verstappen e, incluso, podría llegar a estar fuera del podio si se le complica el día.

Valtteri Bottas en el Gran Premio de España de Fórmula 1 Reuters

Además, ya ha declarado por activa y por pasiva que no aceptará órdenes de equipo en favor de Hamilton ni aunque el título dependa de ello. Su choque contra Russell y las críticas y amenazas recibidas con una posible destitución de su puesto en favor del piloto de Williams le han hecho mucho, pero que mucho daño. Bottas ahora mismo es un elemento inestable, herido y explosivo dentro de Mercedes que puede dinamitar el Mundial de Constructores. 

Red Bull y Pérez

Hasta el momento, las cosas han ido bien en Red Bull, al menos en el bando de Max Verstappen. El neerlandés está más cerca que nunca de Hamilton y por fin tiene un coche para pelear el título. Sin embargo, en la escudería de Milton Keynes son ambiciosos y no solo sueñan con la corona de pilotos, sino que también lo hacen con la de constructores y para eso necesitan a su gran fichaje, 'Checo' Pérez. 

El mexicano fue presentado a principios de la temporada como una de las grandes bazas de Red Bull para su salto definitivo. Un piloto de talla mundial para evolucionar el coche y para hacer frente a Bottas e, incluso, para poder meter a dos pilotos en el podio, algo que de momento no se ha producido. Por ello, algunos empiezan a dudar de si las expectativas con Pérez han sido demasiado altas. 

'Checo' Pérez en los test oficiales de Bahrein Reuters

Cierto es que 'Checo' solo lleva cuatro carreras en el RB16B y que necesita tiempo para hacerse, como todos los pilotos que han llegado nuevos a sus equipos este año y que están demostrando desventajas con sus compañeros, pero su rendimiento ha sido bajo. Además, la amenaza de venir desde un motor Mercedes en Force India tampoco ha sido tan importante como parecía, y por ello empieza a haber alguna duda que Sergio quiere disipar en Mónaco, donde ve al equipo ganando.

Si Red Bull quiere aspirar también al título en el último año de Honda necesita una mejor versión de un Pérez que ahora mismo es superado por Norris o Leclerc, necesaria también para poder jugar estrategias en parejas que pongan en apuros el dominio de la dupla germana en las carreras. Tras prescindir de Albon y de Gasly, pilotos de la casa, si el fichaje de Pérez no da resultado tampoco, tendrán un serio problema. 

[Más información: Bottas desata la guerra en Mercedes: "No estoy aquí para dejar pasar a Hamilton ni a nadie"]

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