La prueba de triatlón femenina de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 estuvo marcada por muchos factores. Los más visibles y los más llamativos fueron los climatológicos, ya que cayó una intensa lluvia que dejó todo el recorrido completamente pasado por agua, con importantes charcos que además hicieron muy complicado transitar con la bicicleta y hasta cubrir los 10 kilómetros a pie de la prueba. 

Los aficionados españoles no pudieron vibrar con una actuación de las suyas peleando por las medallas o los diplomas, ya que ni Miriam Casillas ni Anna Godoy consiguieron estar entre las primeras después de salir del agua muy rezagadas. De hecho, Anna Godoy ni siquiera pudo acabar la prueba al ser doblada por el grupo de las mejores donde estaba la gran ganadora de la prueba. 

Esa triunfadora que levantó los brazos tras cruzar la meta en solitario después de hacer una exhibición portentosa era Flora Duffy, atleta de Bermudas se coló entre las mejores en el agua, que rodó al máximo en la bicicleta y que rompió la pelea por el oro olímpico en la prueba a pie. Con un portentoso ataque se marchó por delante de la británica Georgia Taylor-Brown y de la estadounidense Katie Zaferes para terminar venciendo con una diferencia abismal. Una victoria, la más importante de su carrera y la más importante en la historia del deporte de un país que nunca había ganado un oro olímpico. 

Flora Duffy, Taylor-Brown y Zaferes en el podio de la prueba de triatlón de los JJOO de Tokio 2020 EFE

Una vida de triatlón

Flora Duffy se ha definido siempre como un amante del deporte y del triatlón. Por eso se inició en este mundo desde muy joven y todo por una decisión de su propia madre. Flora corría y practicaba natación cuando era solo una niña y su madre le inscribió en un importante club de triatlón de su zona, el Tri Heads. Allí se empapó de los valores y de la pasión que produce este deporte que se convirtió en su nueva vida. 

De hecho, decidió llevar su pasión tan lejos que consiguió contagiar a todas sus amigas de su amor por el triatlón. De esta forma, cuando su madre le apuntó al Tri Heads, todo su grupo de amigas siguieron sus pasos para seguir fortaleciendo su relación y su amistad, pero siempre con el deporte como testigo. 

Dentro de este club deportivo fue creciendo y fue dando sus primeros pasos y participando en sus primeras competiciones donde comprobó, no solo su amor y su devoción por el triatlón, sino también su talento y sus capacidades para practicar una de las disciplinas más duras del deporte. 

Flora Duffy en la prueba de bici del triatlón de los JJOO de Tokio 2020 EFE

Sus graves problemas

Una vez culminado su crecimiento físico y personal y después de haber completado su progresión, Flora Duffy dio los primeros pasos en el profesionalismo. Desde muy pronto demostró tener un talento y una resistencia especial para instalarse en la élite más absoluta. Sin embargo, para este tipo de retos no solo se requiere de una fortaleza física sobre humana, sino que también hace falta una resistencia mental a prueba de bombas. 

En el año 2006, ese escudo defensor que tenía Duffy para resistir la dureza de su deporta saltó por los aires, haciendo añicos su tranquilidad. Comenzó a padecer problemas muy importantes que afectaban a su rendimiento, a su salud y a su estabilidad mental. Esto primeros contratiempos estuvieron marcados por un grave trastorno alimenticio que le derivó en un estado de fatiga crónico que le impedía competir a buen nivel y sin lesiones. 

Esta sensación de sentirse fuera de sitio, perdida y sin capacidad para rendir en sus pruebas terminaron sumiendo a Flora en una profunda depresión. La triatleta de Bermudas consiguió mantener sus problemas fuera de las competiciones y siguió compitiendo hasta que en el año 2008 tocó fondo. 

Fue en los Juegos Olímpicos de Pekín, en la prueba de triatlón femenino, cuando no consiguió ni tan siquiera llegar a la meta para poder completar la carrera. Era su peor momento deportivo con mucha diferencia y terminó convirtiéndose en su punto de inflexión, en la marca de su caída más absoluta desde la cual debía volver a despegar. 

A partir de aquel fracaso decidió retirarse de forma oficial de la competición poniendo punto y final a su carera como triatleta. Pasó a trabajar como dependienta en una tienda y hasta se matriculó en una universidad estadounidense para licenciarse en Sociología. Todo hacía indicar que sus graves problemas habían terminado con su carrera. 

Flora Duffy saliendo del agua durante una prueba de triatlón EFE

Cielo e infierno

Contra todo pronóstico, la carrera de Flora Duffy no se había terminado a pesar de su retirada y de su cambio de vida con nuevo trabajo y estudios cursados incluidos. Decidió regresar al triatlón, pero no solo para entrenar y mantenerse en forma, sino también para competir. De hecho, su decisión fue tan drástica que dio la vuelta a lo sucedido en los años anteriores. La atleta de Bermudas estaba de vuelta. 

Quiso hacer un regreso a lo grande y lo cierto es que no fue fácil, ya que el inmenso periodo de inactividad en la élite le terminó pasando una gran factura a nivel físico y, sobre todo, a nivel de lesiones, ya que acumuló, uno detrás de otro, muchísimos problemas en su cuerpo. Acumuló lesiones graves como el síndrome de la banda iliotibilial de la rodilla, una molesta fascitis plantar, una anemia que mermó sus capacidades y hasta una fractura por estrés en el pie izquierdo.

No obstante, a pesar de que parecía el fin de nuevo, consiguió rehacerse para volver a lo grande. El año 2016 fue el comienzo de su leyenda más absoluta, ya que consiguió sumar la primera de sus victorias en las Series Mundiales, algo que repitió también un año más tarde, en 2017. Durante este tiempo se proclamó también campeona hasta en cinco ocasiones del Mundial de Triatlón XTerra. Participó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro cumpliendo el objetivo de acabar la prueba, entrar en el Top10 y llevarse un diploma olímpico gracias a su octavo puesto. 

En el año 2018 sumó otro título importante como fue la medalla de oro en los Juegos de la Commonwealth y se propuso revalidar su título de campeona del mundo de triatlón ganado en los dos años anteriores. Sin embargo, una nueva lesión en el pie le obligó a abandonar en la prueba de Hamburgo y le dejó más de un año fuera de la circulación, lo que parecía su adiós definitivo, la consumación de su retirada. 

La triatleta Flora Duffy junto a los aros olímpicos EFE

Historia de Bermudas

Cuando todo parecía perdido tras aquella lesión, Flora Duffy decidió volver a darse una nueva oportunidad en la élite del triatlón y un año después regresó para cumplir un sueño y proponerse un gran reto. Su enésimo retorno tenía fijado el objetivo de vencer en la prueba test que se celebraba en el año 2019 en Tokio para ensayar la futura lucha por la medalla oro olímpica. 

Duffy hizo sus deberes y se proclamó vencedora de aquella prueba. Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 impidió que un año después, en 2020, se pudieran celebrar los Juegos Olímpicos. Hubo que esperar otros 12 meses más, hasta julio del 2021 para que Duffy consumara su venganza con la mala suerte y se proclamara campeona olímpica. Una medalla que además es historia de su país ya que se trata del primer oro de Bermudas en unos Juegos, de su segunda medalla después de una conseguida en boxeo en el año 1976 en Montreal y del oro conseguido por el país con menor número de habitantes, unos 64.000. 

Este histórico triunfo de Duffy no solo pone el broche de oro a una lucha incansable y una carrera llena de obstáculos y problemas, sino que también supone una victoria simbólica de su país sobre Reino Unido al terminar por delante de las tres corredoras de Gran Bretaña que consiguieron colarse en el Top15. Flora Duffy, historia de Bermudas, historia de los Juegos Olímpicos y antigua dependienta de una tienda mientras se licenciaba en sociología. 

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