Tras la final de los 400 estilos, Mireia Belmonte estaba feliz (“no puedo pedir más, primera medalla el primer día”) y exhausta. Su entrenador pugnaba por llevársela cuanto antes a la Villa Olímpica para relajar cuanto antes mente y musculatura. Llegó incluso un par de minutos tarde a la rueda de prensa, mientras la estadounidense Maya Dirado (plata) cenaba en un ‘tupper’ de plástico frente a la prensa con la espontaneidad propia del deporte olímpico. Entre ambas presidía la mesa la húngara Hosszu, exultante con su récord mundial y su medalla olímpica tras quedar cuarta (sorprendentemente) en Londres 2012.



Mireia lleva ya 3 de las 7 medallas olímpicas obtenidas por la natación española a lo largo de su historia. "El año pasado no podía nadar por los hombros y ahora estoy aquí. Fue muy difícil. Doy las gracias a mi entrenador, mi familia, mi novio...", dijo nada más terminar la prueba. Ahora quiere más. Este mismo domingo nadará los 400 libres: de ahí la urgencia de su preparador por acostarla.

"Día a día"

¿Hay algún truco para recuperar más rápido y estar al 100% mañana?, le preguntaron. “Este es un campeonato largo”, respondió Belmonte con mucha calma; “hay que ir día a día”. “Lo primero es que apaguen cuanto antes este aire”, bromeó en referencia a la temperatura glacial que caracteriza las salas de prensa en Brasil. “Después, descansar y relajarme lo máximo posible. Cada día es una nueva oportunidad, yo siempre soy partidaria de olvidar el día anterior, lo hayas hecho bien o mal, porque mañana tienes una oportunidad nueva de hacer algo grande”.

El desarrollo de la carrera, angustioso para el espectador español (Mireia terminó la mariposa en quinta posición y fue cuarta hasta los últimos 20 metros), fue explicado por la nadadora catalana en los siguientes términos: “La clave fue el último 100” (el más rápido, dijo, que haya nadado en esta prueba). “Sé que acabo bien y me la jugué, estaba lejos de la inglesa, pero al final pude conseguirlo… Un muy buen comienzo de campenato”. Quince centésimas separaron a Belmonte de Hannah Miley, la británica que la precedió durante 380 metros. El próximo sábado (último día de carreras de natación) sabremos si esa mínima diferencia, gigantesca en cuanto a sensaciones, fue el comienzo de una semana gloriosa para la mejor nadadora española de la historia. El comienzo fue difícilmente mejorable: Mireia se llevó una medalla a la primera y el equipo español estrena su casillero sin la ansiedad de otras ocasiones.







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