Los descansos de los partidos de baloncesto son escenario de mascotas y actuaciones de lo más variopintas en Estados Unidos. Y eso por no hablar de la famosa KissCam que a tantas parejas atormenta desde hace años. Y luego están los concursos: las canastas desde el centro del campo, las carreras de tiros libres... ¡y los concursos de putt!

Sí, embocar una bolita de golf de un lado a otro del campo, con la grada jadeando como si fuera el triple sobre la bocina en el séptimo partido de la final de la NBA. Una nueva moda que casi nunca sale bien, pero cuando lo hace desata aún más euforia que los 45 puntos de Stephen Curry ante los Clippers en sólo tres cuartos.

Eso es lo que le pasó a un aficionado de la Universidad de Clemson. En el descanso descanso de su encuentro contra los Louisville Cardinals de la NCAA, Christopher Carns, que así se llama el afortunado, saltó al parqué no para tirar un triple, sino para agarrar el putter y enfrentarse al green más complicado de su vida: 30 metros de resbaladizo parqué con un hoyo al otro lado del campo. ¡Y la enchufó!

Tal fue la algarabía en la grada que ni la mascota de Clemson sabía cómo celebrarlo, aunque el más incrédulo de todos era el autor del putt, pues el showtime le granjeó nada más y nada menos que 10.000 dólares, algo más de 8.000 euros que seguro le vienen de maravilla para terminar de pagarse los estudios y quizás alguna clase de golf.