Munuera Montero saca el tarjetero, se dirige a Diego Costa y le enseña la segunda amarilla. El brasileño, entre la celebración y el éxtasis por marcar en su debut en el Metropolitano, se echa las manos a la cabeza. No da crédito. “¿Por qué me enseña esa tarjeta?”, piensa el delantero. Pues bien, el colegiado decide expulsarlo por doble amonestación por irse a celebrar su gol con la grada, por abrazarse a los aficionados y hacer algo prohibido. Diego, sin embargo, parecía no saberlo, de ahí su sorpresa.



Minutos antes, Diego Costa había visto la primera amarilla por dar un codazo. Esa tarjeta, por tanto, estuvo bien enseñada por el colegiado. ¿Y la segunda? También. Un jugador no puede celebrar en España el gol abrazándose a los aficionados en la grada. En definitiva, el brasileño amargó su debut con una expulsión y una celebración innecesaria.



Mucho antes, el Atlético se adelantó en el marcador en la primera mitad. Correa recibió dentro del área, le pegó con el exterior y la colocó en el palo largo; y en la segunda aumentó la ventaja Diego Costa con ese tanto a pase de Vrsaljko que le costó la segunda tarjeta amarilla y la expulsión. Cara y cruz de un delantero único. Diego Costa en estado puro.

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