Capituló aquel comienzo irregular, aquellas dudas, ese problema con el gol, el pesimismo y el bajón. Todo eso terminó, quedó enterrado en el pasado. Tras la eliminación tempranera en la Champions League y la distancia de 10 puntos con el Barcelona, salió el sol. El Atlético encadenó una buena racha de resultados, asumió que le tocaría luchar por la Europa League y creyó en la Liga. Se subió a lomos del caballo ganador y recortó distancias, recuperó la efectividad (con sendas victorias por la mínima ante el Betis y el Alavés) y se ha quedado a 6 puntos del conjunto culé. En la entidad, por tanto, son todo sonrisas. Pero, justo en este momento de euforia…



… Aparece Griezmann. El delantero, después de coquetear con el Manchester United (“es una posibilidad”, reconoció en verano) y de una mala racha goleadora (la peor desde que llegó a Madrid), recuperó la puntería y puso en mute los silbidos del Metropolitano. Pero, entonces, su nombre ha vuelto a sonar y, precisamente, no para alegría de los colchoneros. Guillermo Amor, director de relaciones institucionales y deportivas del Barcelona, tras la victoria de su equipo ante el Deportivo (4-0), ha reavivado los rumores sobre su marcha: “Puede ser que haya pasado alguna cosa”, contestó, al ser preguntado sobre una posible negociación. “Si lo dice el periódico es posible, puede ser, no lo sé, puede haber buena sintonía, una relación, conversaciones… Eso es inevitable y podemos estar hablando con muchos otros. Es el trabajo del club”, añadió.



El Barcelona, por tanto, ha hecho público su interés. ¿Y Griezmann, quiere ir al Barcelona? De primeras, el francés no se ha pronunciado, pero, según los correveidiles, Josep María Bartomeu, presidente culé, y la familia del delantero se habrían reunido para cerrar su fichaje en junio por 100 millones de euros, cláusula que tiene el jugador. Es decir, las negociaciones estarían muy avanzadas para que el ‘Principito’ acabara vestido de azulgrana el próximo verano. Abandonaría su idea de recalar en el Manchester United para jugar en el Camp Nou.

Griezmann, durante un partido en el Metropolitano. Reuters



La pelota, ahora mismo, está en el tejado del Atlético. Si los colchoneros no están en conversaciones con el Barcelona y los culés sí lo están haciendo con Griezmann, la entidad rojiblanca los podría denunciar por negociar con un jugador suyo con contrato en vigor. En cualquiera de los casos, no parece que el francés vaya a tener demasiados problemas a la hora de marcharse: “Me encanta ver crecer a mis jugadores y si uno de ellos viene y me dice que tiene la oportunidad única de jugar en un equipo determinado. Si hizo todo lo que pudo por mí, como ha hecho Griezmann, diré que no es problema. Sé que necesita crecer”, explicó Simeone al ser preguntado por el tema.



Lo anómalo de la situación es que todo este runrún se está alimentando en diciembre. Y, claro, al seguidor rojiblanco no le hace ninguna gracia. En primera instancia, porque da la sensación de que Griezmann está siendo irrespetuoso (como lo fue en verano) con su actual club. Y, en segundo lugar, porque todavía queda la segunda vuelta al completo del campeonato y el Atlético está en disposición de ganar todavía tres competiciones: Europa League, donde es el principal favorito; Liga, donde se encuentra a seis puntos del Barcelona (con un Clásico por disputarse el próximo sábado); y la Copa del Rey.



Esa es la situación del club y del jugador cuando restan días para que lleguen las vacaciones. El Atlético, que celebrará su tradicional comida con la prensa el miércoles, jugará contra el Espanyol el próximo viernes (21:30 horas) y después descansará en el particular parón invernal de la Liga. Después, regresará el día 3 de enero para jugar el partido de ida de la Copa del Rey contra el Lleida y ante el Getafe el día de Reyes a las 13:00 horas. Eso es lo único seguro. El resto (el futuro de Griezmann o las negociaciones o lo que sea) no depende de los aficionados.

Griezmann, tras fallar un gol. Reuters

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