Confesó en una ocasión Gonzalo Higuaín, recordando sus inicios en el Real Madrid, una etapa en la que era incapaz de marcar un gol, que Ruud Van Nistelrooy le animó con una frase tan rara como efectiva. "Los goles son como el kétchup", le dijo el holandés, "a veces no salen por mucho que lo intentes y luego vienen todos de golpe".

El bueno de Ruud, uno de los delanteros más efectivos de los últimos años en el fútbol europeo, sabe bien lo que es el gol. Marcó más de 400 tantos en su carrera, fue Pichichi en tres ligas diferentes (Holanda, Inglaterra y España) y máximo goleador de la Champions en tres ediciones (2002, 2003 y 2005). El holandés jugó en el Real Madrid tres años, especialmente dos a muy buen nivel, y acabó retirándose en el Málaga.

Van Nistelrooy es otro enlace más entre dos equipos tradicionalmente amigos, unidos desde los años de Juanito y ahora enlazados por Míchel, una leyenda del Real Madrid en el banquillo blanquiazul. Málaga es una de las ciudades (y provincias) con más madridistas de España. Este sábado (16:15 horas), el equipo local y el Madrid se enfrentan en el Santiago Bernabéu.

Y no será como el año pasado, donde el Real Madrid fue a La Rosaleda a ganar una Liga que, previamente, les había puesto en bandeja el cuadro andaluz al ganar al Barcelona en la jornada más clave de todo el campeonato. En esta ocasión, los blancos están contra las cuerdas, a 10 puntos del Barcelona, y el Málaga en descenso, curándose las heridas de un inicio horrible.

Cristiano y Benzema celebran con Lucas y Asensio uno de los goles del Madrid al APOEL. REUTERS

Para ponerse a siete del Barça y a tres del Valencia, que se enfrentan en Mestalla el domingo, necesita Zidane la mejor versión de Cristiano Ronaldo, que, hasta ahora en Liga, está siendo muy tibia. Un solo gol en ocho partidos (el de la victoria en Getafe) y varios fallos incomprensibles que hubieran dado puntos al Madrid.

Si en Liga Cristiano está atravesando uno de sus peores inicios (se perdió los primeros cuatro partidos por sanción), otra cosa es en Champions, donde lleva ocho goles en cinco partidos. A estas alturas del año pasado, por ejemplo, en la competición europea solo llevaba uno, aunque bien es verdad que acabó en 11 por un espectacular final que le llevó a marcar 10 tantos en las rondas más decisivas: cinco en cuartos, tres en semifinales y dos en la final.

Como explicaba Van Nistelrooy, los goles "a veces no salen por mucho que lo intentes". Esa es la frase que mejor representa el actual estado de Cristiano en la competición doméstica. Al portugués no se le puede achacar ni interés ni esfuerzo. Pelea, asiste, remata... pero el gol no entra. Ya sea por fallos incomprensibles de él o por paradas del portero rival, Cristiano no marca.

Cristiano, lanzando una falta en Champions. REUTERS

Pero en cambio, en Europa sí entran los goles que en España no y este martes, en Nicosia, marcó dos goles con mucha facilidad, sin ni mucho menos hacer el mejor partido de la temporada. Si exceptuamos el gol ante el Tottenham en Wembley (fue el del honor en los últimos minutos), Cristiano no marcaba desde hace un mes, precisamente en el duelo ante el equipo inglés en el Bernabéu. Fue de penalti. 

Siguiendo con la teoría de Van Nistelrooy, que de goles sabía mucho, después del martirio llegaba la borrachera. Y ante ese escenario puede estar Cristiano. Después de una larga racha de ausencia de gol en Liga, una vez abierto la puerta, todo lo demás llega más fácil. "Luego vienen todos (los goles) de golpe", explicaba Ruud. 

Con un intrascendente partido de Copa el martes (el Madrid recibirá al Fuenlabrada con un 0-2 en la ida), sería raro que Zidane hiciera rotaciones en un partido que si bien, a priori, es más fácil que otros es tan o más importante que el del pasado sábado en el Metropolitano. Los blancos tienen al fin la oportunidad de restar puntos al Barcelona, aunque la distancia es tan grande que a día de hoy sabría a poco.

La novedad es Mateo Kovacic, que regresa tras su larga lesión, aunque no se espera que sea titular. También vuelve Keylor Navas, pero Casilla se perfila para salir de inicio. No estará Asensio, lesionado en el obturador externo de la pierna derecha.

Zidane y Míchel se saludan en el Málaga - Real Madrid de la pasada temporada. EFE

No sería extraño, al contrario, sería lo más normal tras los 'favores' de la pasada Liga, que Míchel sea recibido con cariño y aplausos en el que fuera su campo durante 13 años. El Málaga llega con el 'subidón' que dio la épica remontada de la última jornada ante el Deportivo y saliendo poco a poco del pozo en el que estuvo desde el inicio de torneo. Eso sí, todavía no ha puntuado fuera de La Rosaleda.

Míchel se tambaleó tras los malos resultados, pero sigue y ahora con más fuerza después de que Francesc Arnau fuera finiquitado como director deportivo. Con el catalán, exportero del club, no tenía afinidad, hubo varios encontronazos y se formó una guerrilla que dejó un verano caliente en los despachos malacitanos. Con el regreso de Mario Husillos, unido a las dos victorias ante Celta y Deportivo, el ambiente se ha calmado y Míchel está más cómodo. No obstante, la salvación todavía está a cuatro puntos. 

Este sábado, Cristiano buscará de una vez por todas abrir el bote de kétchup y el Madrid, después de tantos titubeos, regularizar su camino en Liga. Es una obligación. Ya no valen excusas.

Cristiano Ronaldo en el entrenamiento previo al Real Madrid - Málaga. EFE

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