Era su primer partido como titular, su prueba de fuego inaugural, el día en que su nombre podía (o necesitaba) sonar. Y lo hizo. Zidane le dio galones, lo puso en el once y Ceballos respondió a las expectativas. Hizo dos goles. El primero, yéndose al centro y buscando colocarla junto al palo; y el segundo, llegando desde atrás y pegándole fuerte, directa a las mallas. Se exhibió en Mendizorroza y, de paso, le dio la victoria al Real Madrid (1-2), que no podía caer después de perder contra el Betis el miércoles en el último minuto (0-1) e irse a siete puntos del Barcelona.



La bajas en el Madrid (Marcelo, Theo, Kroos, Vallejo, Kovacic y Benzema) obligaron a Zidane a hacer cambios. Necesitaba jugadores en el centro del campo y optó por Ceballos, fichado en verano por 15 millones de euros. El andaluz pudo elegir el Barcelona, donde tenía menos competencia para ser titular, pero optó por el Madrid. ¿Por qué? Porque ahí jugaba Modric, su ídolo, el jugador en el que se había fijado cuando estaba en el Betis. Dani quería ser él y, este sábado, lo hizo en su lugar, a pesar de que su juego se parezca más al de Iniesta.



Ceballos saltó al campo y comenzó a mandar. Toque por aquí, toque por allá… Y el Madrid jugó bien. Por momentos, mantuvo la posesión de la pelota y el control del partido. Y, en parte, gracias a él, que hizo de Modric en su primer día y demostró que puede ejercer de él, que es, posiblemente, su sustituto natural en el Real Madrid. Y, además, exhibió otra de sus virtudes: la pegada. Porque Dani no sólo es un jugón o un futbolista de toque. No, él también tiene alma de delantero, como gusta de decir Sergio Ramos; él posee la capacidad de llegar desde atrás y marcar.



Todas esas virtudes las aprendió Ceballos en el Betis, pero las ha ido mejorando desde que está en el Real Madrid. Él quiso fichar por el conjunto blanco, lo tenía claro. Y, desde que llegó, se pegó a Modric y se ha fijado en todo: sus movimientos, su forma de hacer las cosas, su capacidad para levantar la cabeza y dar el pase… en todo. Dani quería aprender y lo está haciendo. Y, además, cuando se trata de poner esos conocimientos en práctica, lo hace a la perfección, como demostró en Mendizorroza.



Eso no quiere decir que vaya a ser Modric. No, Ceballos se parece más a Iniesta, tiene esa magia que tantos éxitos ha dado a la selección española. Con la sub-21, este verano, jugó en la posición del manchego e hizo de él. Fue el jugador sobre el que giró todo el juego de la ‘Rojita’ –con permiso de Saúl–. El andaluz le quitó el puesto a Denis Suárez y consiguió llevar al equipo hasta la final, donde cayó contra Alemania.



Pero, más allá de esas virtudes, hay otras dos cosas en las que Ceballos destaca sobremanera: su paciencia y su ambición. En este primer tramo en el Real Madrid, Dani ha aceptado su rol de suplente. Él no tiene prisa. Va a ir poco a poco. Confía en Zidane y en los tiempos que él maneje. Tiene el ejemplo en lo que ha ocurrido con Isco, al que le ha costado años ser titular indiscutible. Ahora lo es y Ceballos sabe que si sigue su camino también lo será. Y, por último, su decisión de llegar al Real Madrid denota ambición, esa que sólo tienen los grandes jugadores. Los ingredientes de cualquier gran jugador y, por supuesto, de él.

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