El Atlético lo tiene todo en contra ante el Barcelona (miércoles, 22:00 horas). Esto es una realidad que se puede combatir con sentimientos, con esperanzas o con creencias, pero, desde un punto de vista racional, incluso numérico, el conjunto rojiblanco lo tiene muy complicado. ¿La prueba? Ha visitado ocho veces el Camp Nou en los últimos cinco años y nunca ha conseguido la victoria (cinco derrotas y tres empates). Sí que ha sacado buenos resultados, pero jamás se ha ido con un marcador a favor. En total, y siguiendo con los datos, el Cholo ha dispuesto sobre el campo a 36 futbolistas, siete equipos titulares diferentes y ha manejado planteamientos distintos, desde irse al ataque a esconderse en su campo. Pero ni así. El feudo blaugrana es uno de los tres estadios de Primera que se le resisten -los otros son el Molinón y Butarque-, y a la espera de que debute en Mendizorroza.



Este primer párrafo, así explicado, puede destruir la esperanza de cualquier aficionado rojiblanco. O no. Precisamente, si por algo se caracteriza el Atlético es por ir a contracorriente. Y, esta vez, le toca pensar así. Echarse la manta a la cabeza y creer. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, también hay razones para pensar lo contrario, para pensar que sí, que se puede. Es decir, para pensar como ese chico que un día, en cualquier discoteca, ve a la chica de sus sueños -o eso cree- y se pasa una eternidad hasta intentar abordarla. Pueden concluir fines de semana, meses o años sin que ella le haga caso. Pero hay una noche en la que puede ocurrir cualquier cosa. ¡Ay, esa noche! El guión cambia de acera y lo consigue. Motivos, en cualquier caso, hay para ser positivos. Juzguen ustedes si son suficientes o, simplemente, adecuados.



EL ESPEJO DEL DERBI



Fueron 14 años de frío, de derrotas contra el eterno rival, de lamentos y de noches lúgubres en el derbi de la capital. Pero en 2013, el Atlético encerró en el purgatorio a todos aquellos fantasmas. Primero, ganando la Copa del Rey ante el Real Madrid y cinco meses después con su primera victoria en Liga. Así, acabó con la maldición -una de muchas-, y volvió a plantarle cara al eterno rival. Y sí, luego sucumbió dos veces en la final de la Champions, pero para caer es necesario llegar, y eso, hasta los últimos años, no ocurría. Por tanto, ¿por qué no creer que esa mala racha puede acabar este miércoles? Al fin y al cabo, en el último partido en el Calderón, el equipo del Cholo se llevó la victoria (2-0 en los cuartos de final de la Champions).



RESULTADOS FAVORABLES



Es cierto que el Atlético no sabe lo que es ganar en el Camp Nou, pero sí que ha sacado buenos resultados en muchas de sus visitas. La evidente, el empate (1-1) que le sirvió para llevarse la Liga en 2014 con un gol de Godín de cabeza. Pero, sobre todo, en la Champions League. En 2014, empatando en Barcelona (1-1) y dando la campanada en la vuelta en el Calderón (1-0), y la temporada pasada, haciendo lo propio, aunque de otra manera: derrota en la Ciudad Condal (2-1) y machada en casa (2-0). Es decir, quizás al Atlético le ha faltado calibrar sus partidos en Liga. O, simplemente, como dice Simeone, el equipo de Luis Enrique “ha sido mejor en otras ocasiones”, pero la realidad es que algún día tiene que llegar la victoria.

Fernando Torres, tras marcar de penalti contra el Sporting. Reuters



TENDENCIA POSITIVA



El conjunto de Simeone, tras sendos empates en el comienzo de temporada ante Alavés (1-1) y Leganés (0-0), ha cogido carrerilla. Se paseó en Vigo (0-4), volvió a demostrar solvencia en Eindhoven (0-1) y se dio un baño ante el Sporting de Gijón en casa (5-0). Es igual de cierto que su rival llega tan enchufado como el propio Atlético (sólo ha caído ante el Alavés, 1-2), pero, precisamente, su única derrota la ha sufrido en el Camp Nou. Ahora, el Atlético de Madrid tendrá que corroborar que su racha también es válida contra un equipo como el Barcelona.



DELANTEROS EN RACHA



“¿Quién va a jugar junto a Antoine? Cualquiera de los cuatro que tenemos a disposición”. Así de confiado se mostraba Simeone en la previa. Y no tiene motivos para pensar otra cosa. El Atlético llega con todos sus delanteros enchufados, con Griezmann como máximo goleador (cuatro tantos, todos ellos en Liga) y el resto siguiéndole de cerca: Torres (2), Gameiro (2) y Correa (1). Con ellos en buen estado de forma y tanto Carrasco como Gaitán demostrando que cada día se encuentran mejor, el conjunto colchonero llega en un buen momento para asaltar el Camp Nou.

Gameiro celebra su gol ante el Alavés. Reuters



CONSCIENTES DE LOS ERRORES PASADOS



El Atlético tiene cuatro jugadores que han disputado todos los encuentros contra el Barcelona en su feudo (Juanfran, Koke, Godín y Gabi). Todos ellos, posiblemente, titulares esta vez. Y, por tanto, con la mente puesta en no cometer los mismos errores que la temporada pasada. ¿De qué fallos se habla? En los dos últimos partidos disputados (el de la ida de Champions League y el de Liga), el conjunto de Simeone acabó en inferioridad tras la primera parte. Torres, en Europa, y Filipe Luis, en la competición doméstica, echaron al traste lo hecho por su equipo tras unos primeros minutos esperanzadores. Con la lección bien aprendida, el Cholo sabe que no pueden caer de nuevo en la misma trampa.



SIMEONE



Sí, el entrenador. Él, por sí solo, es una razón para creer. Si algo ha demostrado el Cholo es que ha sabido cambiar la tendencia desde que llegó. Ha extirpado todo lo malo, ha acabado, en cierta manera, con la leyenda del ‘Pupas’ y ha conseguido convencer a afición y jugadores de que se puede. Y, una vez más, así lo hará. “En los peores momentos, cuando todo es complicado, es cuando más se aprende”, dice en su biografía. Y también, como explica en otro capítulo, se evoluciona. Y el Atlético ha sabido evolucionar con el transcurso de los años. Y esta temporada, la penúltima de Simeone en el banquillo, tiene variantes que en otras ocasiones no tuvo. Y a eso es a lo que se agarra la afición. Y sí, quizás no sea racional, pero sí es posible. Ganar, soñar y creer. Eso es patrimonio rojiblanco.

Griezmann celebra su gol ante el Sporting. EFE

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