Guardiola, y esto no es un secreto, puede estar hablando de fútbol durante horas o días. Estrategias, posiciones o modelos de juego. De lo que sea. El problema, últimamente, es que no lo hace tanto como querría. En Manchester, por lo que sea, durante estas Navidades, entre el Boxing Day y el comienzo de enero, la actualidad del City ha versado sobre la presidencia del Barcelona, sobre su jubilación, sobre Messi… en fin, sobre muchas cosas. ¿Y de fútbol? Bastante poco. Aunque, a juzgar por su último resultado, una derrota abultada contra el Everton (4-0), urge que por el Etihad vuelva a mandar el balón y no la anécdota. No queda otra si Pep quiere colocar a su equipo en Champions League, pues a día de hoy es quinto con una imagen de su equipo que, bueno, deja que desear.



El problema, a día de hoy, es que Guardiola no encuentra respuesta a los problemas de su equipo. Ante el Everton, colocando a Zabaleta en el doble pivote junto a Yayá Touré. Un ‘invento’ que, a juzgar por el resultado, no funcionó. Y bien que lo celebró el equipo de su compañero Ronald Koeman, que le dio un baño al City de principio a fin. El melón lo abrieron los Toffees en el minuto 34, con un tanto de Lukaku, que aprovechó un centro al área para inaugurar el marcador; después llegó Mirallas, con un disparo cruzado, para hacer el segundo; el joven Davies, de 18 años, hizo el tercero picándola delante de Claudio Bravo; y finalmente cerró el marcador Lookman.



La derrota, no obstante, es más grave por lo que implica que por el resultado (4-0), a pesar de ser la peor de Guardiola en una liga. El Manchester City, tras perder contra el Everton, se despide prácticamente de luchar por la Premier League (está a 10 puntos del Chelsea de Antonio Conte) y se coloca quinto, en puestos de Europa League. Una situación anómala para un equipo que se gastó más de 200 millones de euros el pasado verano, que era favorito en un primer momento para ganar la competición y que ahora está desahuciado cuando el ecuador de la competición ha capitulado.



Esa es la cruz de un Manchester City que rinde contra los pequeños, pero se achica contra los grandes. Sólo así se pueden explicar sus derrotas (la mayoría contundentes) contra Liverpool (1-0), Chelsea (1-3), Tottenham (2-0), y el vigente campeón de la competición, el Leicester (4-2). De entre estos gigantes de la liga inglesa, sólo ha conseguido ganar al Manchester United en su etapa primigenia este curso (1-2) y al Arsenal (2-1). Siempre, obviamente, hablando de la Premier League.



Ante esta situación, extraña para un entrenador que en la última década se ha acostumbrado a luchar por las competiciones nacionales, Guardiola no ha parado de pedir “tiempo”. “No tenemos la camiseta ni la historia del Barcelona, la Juventus, el Bayern de Múnich o el Manchester United. Y tampoco sus títulos”, reconoció en una entrevista con el canal NBC. El problema, obviamente, es cuánto “tiempo” necesitará, sobre todo, teniendo en cuenta que sus rivales directos, también con nuevos entrenadores, van mejor: Chelsea y United sí están funcionando con Conte y Mourinho respectivamente.



De una u otra forma, el Manchester City de Guardiola encadena por primera vez en una temporada dos 4-0 (ante el Barcelona en la Champions League y contra el Everton este domingo). A esto, hay que sumarle el 0-4 del Madrid en las semifinales de la máxima competición europea, en su primera temporada como inquilino del banquillo del Bayern de Múnich. Muy malas noticias para un club que, por el dinero gastado y por lo que pretende, urge de resultados inmediatos a sus técnicos. Ya se verá si es así con Pep. En cualquier caso, el español ya sabe a lo que se atiene: "Sé que no tengo tiempo pero lo intentaré. Si no ganas, te echan y otro ocupa tu lugar". Y con eso queda todo dicho. 

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