El Mundial lo ganó Francia, pero el torneo más importante del mundo de fútbol resaltó a una figura que en los últimos años ya estaba dominando este deporte. Luka Modric sale de Rusia reforzado y como lo que es: el mejor centrocampista, con diferencia, del mundo y, además, uno de los mejores de la historia.

El chico de Zadar, en pleno apogeo de su carrera, ganó el Balón de Oro del Mundial por liderar a una Croacia histórica, que llegó por primera vez en su historia a la final, algo que hubiera sido imposible sin Luka, el '10' del presente, ese futbolista que cierra con este Mundial 2018 unos últimos cuatro años en los que ha sido el guía del Real Madrid y de Croacia.

Modric, ya con 32 años, edad que le hará muy difícil llegar al Mundial de Qatar 2022, supo que Rusia 2018 era su oportunidad. Además, estaba rodeado de la mejor generación del fútbol croata en toda su historia, con un socio inmejorable como Rakitic o un delantero peleón como Mandzukic. Y la aprovechó. Se echó a las espaldas a su país y jugó como lo venía haciendo las últimas temporadas con su club. Modric lo ha hecho tan bien que con él las camisetas de los equipos se quitaron. Fue elogiado por unos y otros, fueran culés o madridistas.

Luka Modric, mejor jugador del Mundial, junto a Mbappé. REUTERS

Croacia bailó al ritmo de Luka. Cuando más sufrió era porque Modric estaba o apagado o rodeado por defensas que se centraban en él. Cuando Croacia jugó mejor, ahí estaba Modric para entender la explicación. Su lectura de juego, su esfuerzo en cada minuto, su representación de lucha y su liderazgo, demostrando que llevar el brazalete de capitán es mucho más que figurar como capitán, lograron una hazaña deportiva: Croacia, que partía en un segundo nivel entre los favoritos, que alcanzó el Mundial pasando por la repesca, llegó a la final.

En el último lustro, el tiempo que lleva en España, Luka Modric demostró día a día su relevancia en el Real Madrid. En una especie de sombra ante las estrellas que tiene el club blanco, solo su fútbol (y nada más que eso) le fue ganando importancia en un equipo que fue muy diferente cuando estaba él y cuando no estaba. Sus suplencias acabaron siendo un dolor para un Madrid que se fue dando cuenta que el jugador en el que pilotaba su ciclo ganador era el croata.

En la historia del fútbol existen numerosos casos de grandes jugadores que se quedaron sin ganar nada principalmente porque no supieron entender que en este deporte se puede ser el mejor, pero que para ganar el colectivo es el que está por delante. A diferencia de otras estrellas 'estrelladas' en este Mundial, Luka Modric puso su calidad al servicio de sus compañeros y no al contrario, con los jugadores al servicio de una estrella. El croata fue el primero que se lanzó a liderar a su selección.

Luka Modric saluda a Kolinda Grabar-Kitarović, presidenta de Croacia. Reuters

En el fútbol siempre se brilla cuando se marcan goles, como fue el caso de Modric ante Argentina, pero el Mundial ha demostrado también la trascendencia de los jugadores sin necesidad de que anoten o asisten, que también lo hizo varias veces Luka. Modric fue más allá, al dominio y lectura de los encuentros, al liderazgo interno y externo de una Croacia que siente orgullo por el mejor futbolista de su historia.

No había dudas antes del Mundial, pero si todavía quedaba alguien, este torneo ha despejado cualquier duda: Luka Modric es el mejor centrocampista del mundo. En España mucha gente no lo valorará por no ser español, una condición que le hizo ser ninguneado cuando llegó, porque algunos le consideraban peor que hasta jugadores de Málaga u Osasuna, pero el resto se rinde ante él. Es el mejor, con diferencia. Le disfrutó Croacia en este Mundial. 

Luka Modric, mejor jugador del Mundial. Con justicia. El primer Balón de Oro ya lo tiene. ¿El segundo? Habrá que esperar a enero. 

Modric, durante la final del Mundial. EFE

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