Primero fue Sampaoli. Después Caballero. Y ahora Javier Mascherano. El Jefecito la lío seriamente en el encuentro ante Nigeria, el partido clave del grupo D para Argentina, el choque que había que ganar como fuera para acceder a los octavos de final de cualquier manera. Y no iba mal la cosa desde que Leo Messi marcase en una jugada espectacular a los 14 minutos. Eso sí, recién comenzada la segunda parte Mascherano la lío de la forma más ridícula y Argentina no se lo perdonará jamás.

Ese 1-0 tras el control con el muslo de Messi valía su peso en oro. Había sido la única jugada decente de Argentina en todo el Mundial, la conexión en largo entre Ever Banega y Leo Messi, el control del 10 y un remate brutal con la derecha al palo largo. No se podía pedir más en el día D y a la hora H.

Camiaba Argentina en éxtasis, como lo estaba Diego Maradona en el palco del estadio de San Petersburgo y ahí Mascherano agarró a Troost-Ekong dentro del área en un saque de esquina y el árbitro turco Cüneyt Çakir no tuvo la más mínima duda. Ni siquiera necesitó consultar el VAR. Penalti. Uno más de los muchos que pasan desapercibidos en los partidos y uno de tantos de los que hizo el argentino cuando jugaba de azulgrana con el Barça y nunca la pitaron.

Victor Moses no dudo desde la 11 metros, fusiló a Franco Armani y puso un empate que desató los siete infiernos en redes sociales contra El Jefecito.