Cuenta la leyenda que marzo es la fecha idónea para que, en cualquier año y época, un miembro de la familia Alonso sea recompensado con su primera internacionalidad absoluta en fútbol. Ocurrió un 17 de marzo de 1955, cuando Marcos Alonso Imaz, Marquitos para los anales, debutó con España (derrota por 1-2 ante Francia). También un 25 de marzo de 1981 en el caso de Marcos Alonso Peña (triunfo a domicilio por 1-2 contra Inglaterra). Por tanto, era de esperar que Marcos Alonso Mendoza continuase con la tradición familiar de jugar en la selección por primera vez durante el tercer mes del calendario. Algo que puede lograr o bien este viernes 23 (Alemania enfrente a las 20:45, Telecinco) o bien el martes 27 (Argentina como rival en el Wanda Metropolitano).

“Retrasada o no (la convocatoria), lo importante es que estoy aquí”, reconocía el defensa (como su abuelo; el padre fue delantero) en su primera rueda de prensa con la camiseta nacional. Entonces, definió su presencia en Las Rozas como “sorpresa” y “premio” a la vez. Pedía a gritos la llamada de Julen Lopetegui no desde esta temporada, sino desde la anterior. Y, sin embargo, no se veía convocado tampoco en esta ocasión: incluso había previsto marcharse de vacaciones a Dubái, ya que el Chelsea suspende sus entrenamientos durante este parón de selecciones.

Abuelo, padre y nieto: la saga de los Alonso continúa. EFE

Aunque, por otro lado, el asalto a La Roja ya tardaba en llegar. Debía hacerlo cuanto antes, porque Alonso es el defensa más goleador de las grandes ligas gracias a su buen hacer en Londres: siete goles (seis en Premier League y uno en FA Cup), bien aderezados con tres asistencias. Su gran desempeño ofensivo por la banda izquierda (actúa de carrilero) le ha dado rol de imprescindible en los esquemas de Antonio Conte. Sólo hay que ver su historial de este curso, en el que abundan los partidos disputados de forma íntegra. De hecho, sólo se ha perdido nueve encuentros de los 49 que ha afrontado su equipo.

Hace tiempo que el millennial de la saga es toda una realidad. Ya en su primera temporada como blue, la pasada, marcó seis goles. Datos sorprendentes para un jugador defensivo como él, que brilló en el fútbol italiano precisamente por ser un rara avis en su demarcación. Gracias a su concurso con la Fiorentina, Marcos Alonso pudo llegar a uno de los grandes clubes del fútbol mundial. Donde estaba llamado a triunfar para demostrar que las pinceladas de talento que ya dejó en su primera etapa inglesa (Bolton) no eran ningún farol.

También apuntó maneras como canterano del Real Madrid, el club en el que su abuelo es toda una leyenda (cinco Copas de Europa y cinco Ligas en ocho temporadas). Fue en el Castilla, donde ya estuvo a las órdenes del seleccionador nacional, cuando empezó a quedar claro que el chaval tenía olfato goleador. Incluso debutó con el primer equipo, con Pellegrini dándole la alternativa. Quién sabe: a sus 27 años, todavía está a tiempo de volver a la capital española para ser importante.

La temporada de ensueño de Marcos Alonso

Una condición adquirida por fin en el Chelsea, donde se ha hecho un nombre más futbolístico que extradeportivo. Hasta no hace mucho, quizá se le conocía más por ser amigo de Froilán o por aquel accidente fatal de tráfico que protagonizó. Ahora, su prestigio deportivo está fuera de toda duda y va mucho más allá de España. Que se lo pregunten a sus compañeros de posición alemanes y argentinos: sólo Ginter por un bando y Otamendi por el otro se acercan a las cifras goleadoras de Alonso esta temporada (cinco goles cada uno).

Con el Mundial cada vez más cerca, el futbolista madrileño se juega buena parte de su presencia en Rusia ahora. Hasta el momento, Lopetegui había optado por llamar a defensas más clásicos como Monreal, Sergio Escudero o Alberto Moreno. Quizá porque las virtudes más atacantes de Alonso ya están bien cubiertas con Jordi Alba. La duda está clara: ¿Marcos también puede ser un defensa de los de toda la vida? Si responde de forma positiva, se ganará medio billete para la gran cita.

Aunque él no ve los dos partidos que tiene por delante como un examen, sino como una oportunidad. Presión la justa, porque tiene recorrido de sobra como para brillar con España antes o después. De momento, en esta ocasión ya podría igualar los dos partidos como internacional de su abuelo. E incluso el registro goleador de su padre (un tanto). Sus 22 encuentros con España aún quedan lejos, pero todo se puede andar. Porque a Marcos Alonso, sin duda, todavía le queda un rato de futuro. E historia (por su parte y por la de todo el equipo, ya que a Alemania sólo se le ganó a domicilio en tiempos inmemoriales, 1935) por hacer.

Desde que llegó al Chelsea, Marcos Alonso no ha parado de triunfar. Enric Fontcuberta EFE

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